07 / 1993
El Perú fue, en los años 70, uno de los precursores de lo que la OPS lanzaría luego como política internacional de Atención Primaria de la Salud (APS). En 1985, un ex-funcionario de la OMS se convirtió en Ministro de Salud en el Perú; sus discursos e intenciones manifiestas provocaron, durante algunos meses, una cierta efervescencia: debates de todo tipo congregaban a los actores de los sectores público y privado, de la medicina y de otros servicios, del centro y de las periferias, intentando lanzar una gran movilización en torno al eje de la salud.
Muy pronto, una vez recaído el entusiasmo y restaurada la política partidaria en la conducción del Ministerio, el balance de discusiones demostró que el país había perdido la memoria y las enseñanzas de múltiples experiencias anteriores. Estas habían contribuido al mejoramiento de políticas internacionales, pero nos regresaban luego en forma de « lemas » mágicos, de modelos prefabricados y de fórmulas simplistas.
Actores complementarios y cómplices en muchas actividades y reuniones, con Oscar Martínez, médico, quisimos retomar el desafío de capitalizar la historia de la salud pública en Perú , a fin de poder compartir con otros y con las nuevas generaciones las riquezas del proceso vivido en el país.
La Escuela de Salud Pública, donde entonces trabajaba Oscar, ya había comenzado a recoger los testimonios de algunos médicos entre aquellos que tenían las trayectorias más largas y diversas. El esfuerzo había abortado con los cambios políticos del Ministerio. Nosotros buscamos continuarlo a nuestra manera.
En 1988, fue con el doctor Manuel Alencastre con quien ensayamos el testimonio: una vieja amistad, un recorrido completo desde la periferia más remota hasta los más altos cargos técnicos del Ministerio y su aureola personal y profesional, todo eso nos debía servir para aprender juntos, motivar a otros y producir la avalancha.
De hecho aprendimos mucho, pero extender la dinámica fue mucho más lenta. Queríamos que otros médicos y colegas jubilados se asocien para una obra colectiva, ¿pero cuál?
Entre gente conocida, el contacto era fácil: las reuniones se multiplicaron, pues. Pero existen también hábitos arraigados: ¿cómo conseguir hacer juntos algo diferente de lo que siempre se hacía juntos, en el Ministerio, en la Universidad: es decir, estudios científicos?
El testimonio parece poco serio y lesiona los pudores aprendidos: hicieron falta dos años para emprender con éxito el segundo; un año más para el tercero…
La documentación acumulada en el curso de varios decenios es voluminosa: ¿cómo recuperarla cuando no se tienen recursos para dedicarse a ello?
Además, habíamos hablado de la « historia de la salud pública en el Perú »: ¡había pues que comenzar por definir la estructura y el método y distribuirse la tarea! Una tarea inmensa por la obsesión con las normas académicas del estudio científico…
En tres años, la crisis económica con sus restricciones y las angustias metodológicas con su tendencia perpetua a dejarlo para más tarde, para cuando esté más claro, no nos dejaron avanzar. En realidad contamos con cientos de páginas de testimonios, con cientos de documentos, con un buen grupo de actores-testigos de los últimos decenios de la salud pública en el Perú. Pero no basta con tener a mano la información ni con las ganas de hacer: ¿cuáles son las condiciones necesarias para una capitalización de la experiencia?
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, Peru
En un contexto como el del Perú actual (que es, sin duda, más un ejemplo que una excepción), los recursos financieros son indispensables para liberar tiempo y consolidar compromisos. Con ellos, muchos obstáculos hubieran podido superarse poco a poco, en proceso. Sin ellos, las reuniones devienen pronto en reencuentros entre viejos amigos. Pero el dinero no lo es todo.
¿Qué es la capitalización de la experiencia? No es algo muy fácil de aprehender por gente formada durante años a « llenar » (en forma por cierto creativa e inspirada en su experiencia) proyectos, presupuestos, evaluaciones, inspecciones, estudios. La capitalización carece aún de referencias y de legitimidad.
¿Reconstruir la historia para compartir sus enseñanzas? El esquema de una historia lineal y oficial recobra pronto la prioridad.
¿Testimoniar su propio recorrido? Sí, pero ¿cómo superar la simple anécdota y las opiniones finales de dicho recorrido? ¿Cómo reconstruir más bien el cómo y el por qué se forjaron esas opiniones?
¿Compartir las lecciones de la experiencia? Sí, pero ¿cómo escapar de los documentos profesorales que pretenden enseñar y cómo ofrecer más bien a otros aquellas informaciones y vivencias que estimulen su propio aprendizaje, sin arriesgar el prestigio académico y profesional?
En otras partes logramos lanzarnos a la aventura y poco a poco hallar respuestas. Aquí, si nos hemos enredado, es probable que sea porque estábamos demasiado poco claros sobre estas preguntas, indispensables en ciertos sectores. De lo contrario, incluso sin recursos, ¡algo tendríamos ya para compartir!
Los miembros de este equipo se organizaron en el CEPRODESA=Centro de Promoción y Desarrollo de la Salud, cuya dirección es: MARTINEZ HORNA, OscarHorna, Tarapacá 149 -A, Lima 4 (Barranco), Perú, tel. (51)14 - 67 10 23.
Traducción de la ficha « Santé Publique au Pérou 1988-1993 : balbutiements des témoignages et écueils académiques »