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Honduras 1979 : capitalizar para compartir y renovarse

Pierre DE ZUTTER

06 / 1993

Fue ante todo por una necesidad muy personal que emprendí mi primer intento serio de capitalizar la experiencia de campo. Luego de 18 meses muy intensos y muy ricos de trabajo dentro de dos proyectos (comunicación rural / educación extraescolar)de la UNESCO en Honduras, me sentía incapaz de interesarme de verdad a lo que hacían y querían los demás. Estaba cargado, demasiado cargado por una vivencia rica en cuestionamientos y en pistas diversas.

Estos 18 meses eran la continuación de cinco años en un diario del Perú luego de los cuales había querido tomar distancia con respecto a ese papel de periodista-intermediario y comprender mejor la comunicación. En Honduras habíamos podido poner en práctica enfoque y método para « hacer juntos » periódicos, libros y otros con los campesinos, y profundizar las relaciones entre comunicación, educación y desarrollo.

Algunas semanas de vacaciones me demostraron el peligro de querer, ahora que navegaba nuevamente entre Perú y Bolivia, compararlo todo con mi experiencia hondureña y de volverme como algunos colegas incapaces, luego de diez o veinte años, de superar tal o cual época provechosa. Además el terreno me había enseñado que después de una práctica apasionante era útil expresarla y compartirla, por tanto saberla reconocida, a fin de poder emprender nuevamente.

Esa necesidad personal y consciente me llevó a redactar, entre octubre y diciembre de 1979, un librito sobre « ¿cómo comunicarse con los campesinos?". Pero, una vez tomada la decisión, trabajé en función de un público y de un modelo de difusión.

¿Con quién compartir? Es lo que intenté precisar desde el inicio ya que contenidos, estilo y tono dependían de eso. Tenía una prioridad clara: el personal (de dirección y de campo)de proyectos e instituciones de de sarrollo, así como dirigentes populares.

Sin embargo, aún cuando no era ningún neófito en la escritura ya que había publicado tres libros y cientos de artículos en diarios peruanos, ¡creía que había que « demostrar seriedad » y respetar ciertas reglas! A pesar de defenderme de ello en la introducción (« El lector no debe esperar aquí los conceptos académicos, el rigor universitario ni las tradicionales referencias a autores y publicaciones…", me sentía obligado a sacrificar a ciertos ritos. Por ejemplo a comenzar por una presentación teórica, para luego contar los hechos y finalmente terminar con conclusiones. Lo hice buscando partir de lo adquirido-aprendido en la práctica, pero si lo ubiqué ahí y en esta forma, es bajo la presión de un modelo más o menos consciente de « libro serio ».

En cuanto a compartir la experiencia misma (las tres que ahí se describían), allí me sentía ya más a gusto e intentaba en la medida de lo posible contar reflexionando. Cierto bloqueo provenía sin embargo del tono impersonal.

Lo había tenido que adoptar por causa de la situación en Honduras donde el gobierno militar apenas si toleraba esta clase de actividades. Nombrar a los colegas con quienes había trabajado significaba probablemente exponerlos demasiado. Hablar en primera persona mientras los ignoraba a ellos era acaparar para mí una experiencia colectiva. ¡Pero al firmar yo solo el libro igualito estaba acaparando!

A esta restricción puntual se agregaba una mezcla entre el pudor aprendido (está mal visto contarse a sí mismo)y las abstracciones impersonales de los « libros serios », así como la « obligación de reserva » con respecto a la UNESCO que había financiado ese trabajo.

Ahí me tocaba vivir por primera vez aquel dilema que tan a menudo enfrenté luego: ¿cómo cuidar la « reserva » exigida por las instituciones (reserva que corresponde a veces a un « derecho de autor » y a veces al temor de verse con los trapos al aire en público)y cumplir también la « obligación de compartir » que se siente ante la riqueza de los aprendizajes del terreno?

Palavras-chave

comunicação, propriedade intelectual


, Peru, Honduras

Comentários

Esta capitalización me fue muy útil para mí mismo. Me permitió deshacerme de estas vivencias y sus lecciones. Es decir que me ayudó a no buscar repetir la experiencia sino más bien a tratar de aprovechar sus enseñanzas: hacer cada vez menos « comunicación pura » y, al contrario, buscar insertar un enfoque de comunicación dentro de actividades no especializadas.

El autor-actor de una capitalización es verdaderamente el primer beneficiario de ésta.

En cuanto al libro publicado en 1980, tuvo su destino propio . Encuentro algunos ecos positivos en el terreno. Descubro también el rigor universitario: adoptado a veces como texto a estudiar, se momificó y no siguió mi propia evolución; aparece en trabajos estudiantiles dentro de citas « teóricas » que ahora, después de otras vivencias, quisiera matizar, enriquecer o equilibrar mejor…

Notas

El libro que difunde esta capitalización fue editado en Lima - Perú (1980 y 1986)por Editorial Horizonte, con el título « ¿Cómo comunicarse con los campesinos? Educación, capacitación y desarrollo rural », 194 páginas. MFN de la ficha original en francés: 2703

Traducción de la ficha « Honduras 1979: capitaliser pour partager et pour se renouveler »

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