(Parte I)
03 / 2011
Esse documento traça um histórico dos processos de organização que estiveram na origem da formação da CLOC. Além de seu histórico, podemos encontrar aqui as pricipais definições de seus congressos, suas formas e estruturas de organização, seus temas centrais, os desafios e estratégias organizativas, as campanhas, as articulações com outras organizações sociais, as proposições de modelos de produção e agricultura, etc. Temos aqui uma visão de conjunto da evolução dos elementos que se articulam no programa da organização.
La Coordinadora Latinoamericana del Campo (CLOC) se constituye formalmente en su primer congreso realizado en Lima, Perú, del 21 al 25 de febrero de 1994, con la participación de 84 organizaciones procedentes de 18 países de América Latina y el Caribe, tras un proceso de convergencia que tuvo lugar en el marco de la « Campaña Continental 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular » (1989-1992), convocada por organizaciones campesino-indígenas de la Región Andina y el MST de Brasil.
El sentido matriz que para la CLOC tiene esta Campaña no solo se debe a que ella posibilitó un espacio de encuentro y de intercambio entre organizaciones afines y con otros sectores sociales, sino – y sobre todo - a que su realización estuvo pautada por una serie de replanteamientos conceptuales y organizativos con miras a contrarrestar la tendencia hacia la fragmentación y la dispersión del campo popular.
Cabe tener presente que para entonces en nuestra América los estragos del neoliberalismo imperante ya se hacían sentir con fuerza en el desgarramiento del tejido social organizativo (con sus programas de privatización, desregulación y liberalización, para que sean los mercados y la libre competencia – y no el Estado - los pilares del ordenamiento económico), además de las secuelas resultantes de la implosión de la URSS y el Bloque del Este, y las repercusiones de los cambios tecnológicos (que de manera particular descolocó al sector laboral). Eran, por tanto, momentos marcados por el reflujo, dispersión y desconcierto de las organizaciones populares.
En este contexto, la Campaña cumple un rol histórico al convertirse en una respuesta pionera desde el campo popular al fenómeno de la globalización neoliberal. Entre otras cosas, porque logró aglutinar como promotores a los sectores sociales tradicionalmente excluidos, bajo la premisa de “unidad en la diversidad”; permitió entrelazar las acciones locales con las globales, contrarrestando el localismo que el neoliberalismo pretendía imponer a las demandas sociales; se constituyó en un espacio aglutinador de diversos sectores sociales; generó un significativo movimiento de solidaridad internacional, etc. De ahí que la Campaña no se agotó en sí misma, sino que abrió brechas hacia el futuro pues terminó constituyéndose en un crisol para el surgimiento de coordinaciones y articulaciones sectoriales. La CLOC es una de ellas.
Con la premisa de “unidad en la diversidad” se abrió paso el sentido de articulación, donde cada uno de los actores preservaba su autonomía pero con el compromiso de actuar en función de ejes comunes para que la Campaña adquiera una contundencia progresiva, con una modalidad organizativa descentralizada que partía de las convergencias nacionales a instancias regionales y de éstas a la coordinación continental, teniendo como instancia de enlace a una secretaria operativa (no de dirección) para garantizar el seguimiento, sin que ello signifique otorgarle vocería o representatividad política de los demás. A esto se añade la búsqueda de consensos como norma para la toma de decisiones.
En su fundación la CLOC adopta los criterios y modalidad organizativa de tal Campaña con cinco articulaciones regionales (Norteamérica, Centroamérica, Caribe, Región Andina y Cono Sur), incluyendo el propio logo cuya imagen grafica la “unidad en la diversidad”: el reencuentro de dos aves emblemáticas de los pueblos originarios, el águila del norte con el cóndor del sur, con un círculo interno bañado por los colores del arco iris (la whipala) y en su interior el mapa de las Américas.
La razón para que la CLOC haya optado por este camino no solo se debe al hecho que en el impulso de la Campaña fueron gravitantes organizaciones que hoy hacen parte de ella sino a una compresión del momento para cuajar la ansiada unidad de las organizaciones del campo como espacio propio y autónomo. Y esto tiene un antecedente directo: la realización del « Taller Andino de Intercambio de Experiencias en Educación y Comunicación de Organizaciones Campesino-Indígenas » que se llevó a cabo en Quito del 7 al 11 de octubre 1987, donde –entre otras resoluciones- se acordó impulsar un mecanismo de coordinación regional y convocar a un segundo encuentro en Colombia, pero a nivel latinoamericano, el cual en las circunstancias pasó a convertirse en el en el encuentro de lanzamiento de Campaña 500 años de Resistencia. Sin embargo, cuando tiene lugar la primera reunión de planificación de la Campaña, en mayo de 1990 en Brasil, en el marco del II Congreso del MST, se retoma el compromiso de avanzar en la definición de mecanismos para concretar la articulación de las organizaciones del campo, y es desde ahí que se comenzó a perfilar lo que es hoy la CLOC.
En este proceso constitutivo, la CLOC se asume como el “inicio de una nueva fase en el proceso de unidad y lucha de los hombres y mujeres del campo del continente”, reconociendo que una de las aspiraciones de las organizaciones del campo “ha sido la articulación de un espacio propio y autónomo, que contribuya a reforzar las luchas e impulsar la unidad y solidaridad de los trabajadores del campo”. Y es así que se concreta una convergencia que no pasó por la aprobación de estatutos y reglamentos, sino por una identidad de organizaciones representativas y comprometidas con un sentido unitario, combativo, de luchas de masas y solidario con la Revolución Cubana.
Como se ha dicho, el congreso fundacional de la CLOC tiene lugar en febrero de 1994, un año emblemático para los movimientos populares de la región, por los signos de reactivación de las luchas sociales, particularmente en el campo, contra las políticas neoliberales, que se inicia con el levantamiento zapatista en Chiapas, México, para luego registrar el segundo levantamiento indígena en Ecuador, las marchas de los cocaleros en Bolivia, las movilizaciones por la reforma agraria en Paraguay, Guatemala y Brasil, entre otras manifestaciones.
Luego del Congreso de Lima, los días 30 y 31 de marzo de 1995, se realiza en Sao Paulo la primera reunión plenaria de la CLOC, que fue precedida por el I Curso Latinoamericano de Formación (19- 29), en el cual se abordaron tanto cuestiones cruciales que la actual fase del capitalismo plantea al campo popular, y específicamente al sector agrario de Latinoamérica, como también aspectos de orden organizativo, pasando por la formulación de estrategias y alternativas. Esta cita, organizada por el MST de Brasil, y que contó con la participación de 40 delegados y delegadas de 15 países, permitió que -por primera vez- no sea un encuentro « al paso », de dos o tres días, en los que habitualmente se aborda los temas urgentes en detrimento de los importantes; y por otra, precisamente por lo anterior, que se formulen propuestas debidamente procesadas.
Luego de hacer un balance de las luchas y esfuerzos unitarios impulsados en los diversos países en el año de existencia de la CLOC, en esta primera plenaria “se hizo referencia a los problemas organizativos y a la necesidad de reeducar las organizaciones a las nuevas realidades, tomando sobre todo que el desafío principal es organizar a quienes no están organizados, los cuales constituyen la gran mayoría”.
“Respecto a la CLOC, se ratificó que se trata de una instancia de convergencia para construir la unidad de acción entre organizaciones representativas, que luchan por un proyecto alternativo al neoliberalismo. Como no se trata de una estructura fija, alienta una coordinación flexible acorde a las realidades de los diferentes países y regiones. En este plano se coincidió en señalar que, hasta el momento, la deficiencia mayor ha radicado en la falta de una comunicación permanente; reconociendo en todo caso que se han dado pasos importantes en la articulación regional del Cono Sur y Centroamérica”.
Bajo estos criterios organizativos, la plenaria acordó crear comisiones de trabajo sobre temas específicos, con la tarea de recopilar información, ampliar la comunicación y monitorear las acciones conjuntas, y en estrecha coordinación con la Secretaría Operativa. Las comisiones definidas fueron: Derechos Humanos, Comunicación, Asalariados Rurales, Seguridad Alimentaria, Plaguicidas, Formación, Mujer.
Un énfasis particular se puso respecto al desafío de desbloquear canales internos de comunicación en la medida que se había asumido avanzar sobre la base de consensos para tejer nuevos lazos de solidaridad, no solo en cuanto a un mayor respaldo y acompañamiento activo a sus respectivas luchas, sino también como partícipes de una lucha común. Cabe tener presente que hasta hace poco prácticamente no existía relación directa entre organizaciones. Las cuales, por lo demás, no solo que estaban referidas a realidades específicas y por tanto diversas, sino que también cada cual era portadora de sus particulares tradiciones de lucha, formas organizativas, metodologías y estilos de trabajo, plataformas reivindicativas, enfoques, etc. En tal sentido se orientó a la apropiación de las nuevas tecnologías de comunicación (correo electrónico, sobre todo) para que las organizaciones respondan al compromiso de establecer un flujo regular de información hacia la Secretaria Operativa y el Boletín de la CLOC, y se acordó también la realización de un primer taller sobre el tema, como paso inicial de una programación sostenida.
El otro punto que mereció una atención particular fue el referido a la “reeducación de nuestras organizaciones”. Al respecto se estableció ir hacia la creación de la Escuela de la CLOC, entendida ésta como una dinámica y no como una estructura física localizada, centrada en la formación-capacitación de cuadros.
De modo que es en este evento que se consolidaron las definiciones estratégicas y los criterios organizativos fundacionales de la CLOC. Respecto a las estrategias, como punto central cabe subrayar la importancia que se dio a que ellas sean viables y flexibles (acordes a las realidades específicas), para que en ellas confluyan la pluralidad de actores que luchan contra el neoliberalismo. En el plano organizativo, como un desmarque y crítica a la tradición corporativa y vertical, se remarcó en que la CLOC no se basa en estatutos sino en fundamentos ético-políticos sustentados en la lucha de masas, el respeto a la autonomía y la pluralidad; pero también en la responsabilidad de sus integrantes. Pero ahí no se cierra el círculo, sino que asume una activa política de alianzas. De ahí que ha sido un factor activo en el impulso a las articulaciones continentales, como el Grito de los Excluidos, la Campaña Continental contra el ALCA, la Minga Informativa de Movimientos Sociales … y en el plano internacional, el Foro Social Mundial y de las Américas, entre otros.
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