El proyecto del Gran Ecosistema Marítimo de la Bahía de Bengala aspira a promover enfoques cooperativos de gestión pesquera en la región
03 / 2010
El proyecto del Gran Ecosistema Marítimo de la Bahía de Bengala (BOBLME en sus siglas en inglés) ha dado ya su pistoletazo de salida. El BOBLME abarca cuatro millones de kilómetros cuadrados de aguas marinas. Los países participantes, Bangladesh, India, Indonesia, Malasia, Maldivas, Myanmar, Sri Lanka y Tailandia, se encuentran entre los más poblados del mundo. La zona de la bahía de Bengala alberga a una población de aproximadamente 400 millones de habitantes que aumenta sin cesar. En su gran mayoría son pobres y dependen en gran medida de los recursos marinos de la zona, aquejados de sobrepesca, destrucción o degradación de los ecosistemas marinos y contaminación.
Los ocho países se han comprometido a colaborar en el proyecto BOBLME a fin de elevar la calidad de vida de las poblaciones costeras mediante la mejora de la gestión regional del medio ambiente de la Bahía y de las pesquerías.
Más de dos millones de habitantes de la zona faenan en las aguas costeras y de bajura de la bahía. Entre ellos se encuentra una población creciente de pescadores artesanales cuya subsistencia depende de la pesca, y una flotilla de pesqueros industriales. Ambos sectores compiten por un rango de especies cada vez más amplio, que incluye sardina, anchoa, jurel, sábalo, pargo, pez emperador, mero, congrio, congrio picudo, atunes, tiburones, peces ornamentales de arrecife, camarón, cangrejo, langosta, pulpo, gasterópodos y moluscos bivalvos, pepino de mar y algas. Uno de los principales problemas de las comunidades de la región radica en la presión pesquera, que ha aumentado hasta niveles insostenibles. Existen síntomas de sobrepesca en numerosas poblaciones. Si por una parte la información disponible es fragmentaria y poco fiable, por otra ciertos indicios sugieren que la presión pesquera en la bahía de Bengala se ha multiplicado por diez en los últimos sesenta años. La situación se ve asimismo exacerbada a causa de las incursiones ilegales de buques extranjeros, el recrudecimiento de la competencia y de los conflictos entre pescadores artesanales e industriales, las incursiones de los pescadores en las aguas territoriales de países vecinos y la prevalencia de las prácticas pesqueras destructivas.
El objetivo que persigue el componente de gestión del proyecto BOBLME consiste en introducir y promover enfoques cooperativos de gestión para ciertas especies transfronterizas (las especies altamente migratorias o las poblaciones compartidas por varios países limítrofes) gracias al desarrollo de planes de ordenación regionales y subregionales y de la armonización de la recogida de datos, así como de la normalización.
Planes de gestión
En un primer momento el proyecto va a centrarse en el sábalo hilsa, la caballa y los tiburones, a fin de establecer planes de gestión, reforzar la recogida de datos y de información y evaluar el estado de las poblaciones.
A continuación se estudiará la continua degradación de los ecosistemas costeros y de bajura altamente productivos, como los arrecifes coralinos, los manglares y estuarios, y las praderas marinas, que sirven para el desove y la cría de numerosas especies. El BOBLME establecerá un inventario de ecosistemas fundamentales y permitirá el desarrollo de un marco regional de control del estado de salud del ecosistema que responda a los problemas de contaminación costera de la región y a criterios de calidad de las aguas. El proyecto brindará igualmente apoyo a la gestión de ecosistemas fundamentales en dos áreas seleccionadas a guisa de proyectos piloto en cuya protección trabajarán dos países en tándem de cooperación: el archipiélago de Mergui entre Myanmar y Tailandia y el Golfo de Mannar entre India y Sri Lanka.
Al mismo tiempo fomentará la protección de los hábitats costeros, sobre todo del uso de “refugios” destinados a conservar y recuperar las poblaciones de peces. A escala más amplia el proyecto permitirá estudiar a fondo los procesos oceanográficos de gran alcance y los fenómenos climatológicos que inciden en la bahía.
Los próximos cinco años, en los que se espera ejecutar la primera fase del proyecto, van a centrar el trabajo en el refuerzo y la armonización de la capacidad de gestión en todos los países participantes y en profundizar conocimientos sobre los principales recursos marinos y el medio ambiente, de manera que se puedan identificar los principales problemas y las causas subyacentes del deterioro de los ecosistemas de la bahía de Bengala.
El proyecto realizará un diagnóstico a fin de identificar y establecer prioridades entre los principales problemas medioambientales y sus causas y preparar un programa de acción estratégica con miras a subsanarlos. Establecerá asimismo un acuerdo institucional para que los países implicados continúen colaborando en el futuro.
La participación de un amplio abanico de socios constituye un elemento fundamental para el éxito de esta iniciativa. Algunas actividades pretenden encontrar maneras de capacitar a las comunidades para que participen en la gestión de recursos. Se espera asimismo una dilatada participación de los órganos gubernamentales, ya que la iniciativa abarca competencias de varios ministerios, no sólo los de pesca y medio ambiente. De esta manera se espera que el proyecto refuerce las relaciones operativas entre los diversos órganos gubernamentales y los acuerdos de gestión entre los gobiernos locales y las comunidades. El proyecto aspira a aprovechar la vasta experiencia que existe en los numerosos órganos de escala regional y en las organizaciones no gubernamentales que trabajan en la región. Su equipo gestor desea atraer a todos los posibles interesados.
Ejecutado por la FAO
La Oficina Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Asia y el Pacífico, con sede en Bangkok, está a cargo de la ejecución. La FAO trabaja en la Bahía de Bengala desde hace más de cincuenta años en sectores como la agricultura, la silvicutura y la pesca, con proyectos relativos a la mejora de la seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza rural y el refuerzo de capacidades institucionales y humanas. Teniendo en cuenta la enorme experiencia acumulada por la FAO en torno a la pesca y la gestión de recursos, el proyecto se encargará igualmente de aplicar el enfoque pesquero ecosistémico (EPE) que la organización lleva defendiendo desde hace unos diez años. El EPE se distancia de los regímenes de gestión pesquera centrados exclusivamente en la cosecha sostenible de especies objetivo para orientarse hacia sistemas y procesos de toma de decisiones que aspiran a poner en equilibrio la salud medioambiental con el bienestar humano y social dentro de marcos de gobernanza mejorados. El EPE suscribe asimismo el Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO.
Se trata de una iniciativa ambiciosa y compleja. Sin embargo, existe una voluntad firme por parte de los gobiernos y de las comunidades de recoger el guante. Si bien muchos de los problemas que afectan a los países de la región se han enquistado después de muchas décadas, existen señales alentadoras que indican que en el mundo de la ordenación pesquera las mentalidades empiezan a cambiar. Cada vez hay más noticias de zonas donde se ha procedido a la identificación y la protección de áreas vulnerables, la prohibición de prácticas de pesca no sostenibles y la mejora de los medios de vida de las poblaciones. Merece la pena destacar que los países implicados han realizado un notable esfuerzo en la dotación de recursos humanos y financieros al proyecto y muestran una firme determinación por colaborar en la resolución de los problemas que comparten.
Los socios del proyecto, gobiernos, donantes y órganos de las Naciones Unidas han necesitado más de diez años en prepararlo y darle luz verde. En gran medida, se trata de una ampliación del Programa de la Bahía de Bengala (PBB), un programa de pesca regional a largo plazo aplicado durante más de 20 años por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la FAO con la participación de Bangladesh, India, Indonesia, Malasia, Maldivas, Myanmar, Sri Lanka y Tailandia. A lo largo de sus dos primeras fases el PBB consiguió mejorar las condiciones socioeconómicas de los pescadores artesanales mediante el desarrollo y la promoción de técnicas y tecnologías nuevas e innovadoras. En su tercera fase abordó de forma más directa los graves problemas de la gestión de la pesca en la bahía de Bengala. Se ayudó a las instituciones nacionales con competencia en la ordenación pesquera a establecer directrices y acelerar el desarrollo de políticas y prácticas sensatas para la gestión pesquera. En esta última etapa los países participantes se dieron cuenta de la necesidad de gestionar los recursos marinos y costeros, incluidas las amenazas medioambientales a los recursos, de forma coordinada, global e integrada, sembrando así la semilla del proyecto BOBLME.
El Proyecto BOBLME está financiado principalmente por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), Noruega, la Agencia Sueca de Cooperación Internacional al Desarrollo, la FAO y la Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera de los Estados Unidos, con un presupuesto total calculado en 31 millones de dólares. La agencia ejecutora es la FAO.
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