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Tenza: un municipio colombiano heco a base de chin y maiz

Una muestra de la artesanía y la seguridad alimentaria en Latinoamérica

Tania PATIÑO

07 / 2005

Entre montañas y muy cerca al límite de los departamentos de Boyacá y Cundinamarca, dos regiones del centro de Colombia, se localiza un pequeño municipio minifundista que cuenta con una apreciada arquitectura colonial: Tenza, el cual se caracteriza principalmente por dos aspectos acerca de los cuales es importante hacer referencia. Por un lado, la economía del municipio está basada en la producción artesanal de canastos por parte de las familias y, por otro, el maíz es el producto fundamental de su alimentación.

El chin y el maíz son cultivos propios del municipio. El primero es la materia prima que se transforma con un proceso artesanal y se convierte en canastos.

Lilia Gómez es una campesina de la zona. Nació a mediados del siglo XX en Tenza y ha vivido allí toda su vida. Sentada en el solar de su casa y mientras iniciaba lo que pronto sería un canasto, narra su experiencia de vida con relación al chin y el maíz.

En este municipio las mujeres aprenden desde temprana edad el arte de hacer canastos y prácticamente todas las familias se dedican a este oficio.

Por ejemplo Lilia los fabrica desde que era muy pequeña; a los seis años ya dominaba la técnica y podía hacerlos en miniatura. Su mamá no tuvo la oportunidad de enseñarle, pero ella recuerda que el modelo que su madre fabricaba era muy apreciado, por lo que se interesó en replicarlo y lo fabricó durante 30 años aproximadamente. Así, Lilia ha ido perfeccionado su técnica a lo largo del transcurso de su vida.

En Tenza, el material para producir los canastos (el chin) es un cultivo silvestre que no requiere prácticamente de ningún cuidado especial, se debe saber cortar y generalmente ellos lo hacen en menguante para que el cultivo sea “agradecido”. Así, el suelo de Tenza produce en abundancia el apreciado y a veces despreciado Chin, puesto que algunos campesinos lo han erradicado de sus terrenos, con cierta dificultad, para darle un uso distinto al suelo.

El proceso de fabricación de los canastos no se realiza mediante técnicas muy avanzadas, es un proceso puramente artesanal. Sin embargo los detalles del mismo son fundamentales para el éxito del producto final. Los hombres cortan el chin el cual debe ser sometido a un proceso no muy complejo pero que requiere de conocimiento y experiencia en el asunto. Luego, las varas largas del material, parecido al bambú, se dejan en remojo y al día siguiente se puede iniciar el proceso de rajar el chin, por medio del cual se obtiene el insumo perfecto para “amarrar” los canastos, lo que constituye el pasatiempo de las mujeres, en tanto esta actividad les sirve para descansar y para distraerse. Por su parte, los hombres no le “jalan” (significa que no se involucran en la realización de la actividad y es la expresión usada en la zona) al arte de hacer los canastos.

El producto final de esta labor semanal son generalmente juegos de canastos, es decir un conjunto de canastos que van disminuyendo de tamaño y que se introducen uno dentro del otro. La importancia que ha tenido para los habitantes del municipio la producción de los canastos, ha permitido el intercambio de técnicas con norteamericanos y chinos, lo que ha ocasionado que algunas artesanas hayan modificado sus modelos.

Tradicionalmente los canastos se realizaban para el uso interno en cada vivienda, inclusive las mujeres los usaron de bolso personal. En una época “el lujo” era tener tres o cuatro canastos de bolso, pero a Lilia personalmente nunca le gustó esa moda. Actualmente la fabricación de los canastos con destino al uso doméstico propio no es muy común, debido a que se pierde tiempo que podría ser destinado a la producción de los que se pueden vender. Tal vez por esto se han implementado campañas para que se usen canastos en vez de bolsas o recipientes y a decir verdad, Lilia considera que estos son mejores en la medida en que duran más y tienen múltiples usos.

La fabricación de los canastos hace parte de la tradición de las culturas latinoamericanas, las cuales a lo largo de su historia han utilizado la técnica de entrecruzar fibras naturales que se convertirán en utensilios para el almacenamiento de alimentos y otros elementos de uso doméstico. Fibras tales como el fique, la paja, alpaca, lana, hoja de choclo, el mimbre entre otras.

Desde que se inició la época de la producción de los canastos en el municipio con fines de comercialización, los intermediarios compran el producido semanal de cada una de las casas y lo llevan a Bogotá de donde es distribuido a diferentes partes del país. Ocasionalmente hay pedidos grandes y muy rara vez los artesanos los venden directamente a quienes los van a usar.

Los artesanos han intentado en varias oportunidades la conformación de cooperativas, pero desafortunadamente estas no han funcionado al parecer por desconfianza entre sus miembros. Al final estas han quedado en manos de unos pocos y no han salido a flote.

Los canastos no tienen ningún tipo de marquilla, a pesar de lo cual hay algo importante para mencionar: cualquier persona familiarizada con el tema puede reconocer quien hizo un canasto. Los comerciantes también son expertos en establecer la “clase de oficio” de cada familia. Esto en ocasiones trae problemas entre ellos cuando una familia se compromete con un comerciante a entregarle el producido y no le cumple y este puede encontrar que otro comerciante tiene el producido de dicha familia.

Dentro de los principales inconvenientes que Lilia menciona acerca de esta actividad en Tenza es que los comerciantes de canastos se perjudican por la falta de organización de los productores, y en ocasiones han sido víctimas de negocios fraudulentos debido a que cuando hay pedidos grandes ellos han dado anticipos a las familias para asegurar la producción y sin embargo muchas veces no les han respondido a tiempo con la producción acordada.

Con todo, Lilia quisiera que sus nietas aprendieran el arte de hacer canastos porque ella considera que esta es una fuente de ingresos importante para el sustento de una familia y porque aprecia mucho su arte.

En este mismo contexto Lilia continúa con su narración y describe cómo, acompañada de la producción de chin y canastos, se encuentra la producción de maíz. En la finca de Lilia se produce maíz blanco. Los hombres lo cultivan y una vez al año se cosecha. Esto les sirve para el consumo de todo un año y para sacar la semilla del año siguiente. Por esto el maíz que se siembra no se destina a la comercialización, sino que su uso principal es el autoabastecimiento de las necesidades alimenticias de cada familia, aunque es común que entre los habitantes de Tenza se intercambien semillas para mejorarlas y obtener mejores resultados en su cultivo.

La siembra del maíz también se usa para complementar otros cultivos como el fríjol, el pimentón, el tomate y por esto es común encontrar plantas de maíz como guardianas de las demás.

Cuando el maíz se ha cosechado se guarda con todos los cuidados del caso; se almacena en hoja cuando se seca y no se desgrana. De esta forma se asegura su conservación durante todo un año y adicionalmente se garantiza la disponibilidad de semillas que servirán para la siembra siguiente.

Con el maíz se preparan distintos tipos de alimentos. Cuando está en verde o lo que más comúnmente se conoce como mazorca se preparan sopas, envueltos, arepas y quisbones. Adicionalmente, las familias llevan el maíz seco al pueblo a medida que lo van necesitando, en donde se muele en los molinos que alquilan para esto. De allí se obtiene el harina para hacer el pan diario, las arepas, envueltos de pelao, mute y muchos más alimentos cotidianos. Tanto así, que prácticamente en todas las comidas diarias se consume algo hecho a base de maíz. El desayuno generalmente tiene como complemento principal las arepas o el pan de maíz, en las medias nueves se consume pan y en la comida ese mismo pan de maíz es irremplazable. En el almuerzo la mazorca y las sopas de maíz no pueden faltar. En tiempos de fiestas y de recibir invitados especiales las garullas y galletas dulces a base de maíz hacen parte de las deleites principales. Es por esto que en todas las casas de Tenza se encuentra construido un horno de barro destinado a la cocción de las delicias del maíz.

Los usos del maíz no se limitan a esto. Por ejemplo, la tuza del maíz es alimento para los marranos y la rama del cultivo y la hoja seca se destina como alimento para las vacas.

Con las bondades de estos dos cultivos Lilia hace posible muchas otras cosas en su vida. La alimentación suya y la de su familia la garantiza preservando el cultivo del maíz y la posibilidad de obtener ingresos a través de un oficio que le gusta mucho y que es su principal distracción, la hace realidad mediante el arte de hacer canastos.

Mots-clés

intégration régionale, résistance culturelle, tradition, culture populaire, maïs, autosuffisance alimentaire, sécurité alimentaire


, Colombie, Amérique Latine, Municipio de Tenza, departamento de Boyacá

dossier

Intégration régionale au Chili, Colombie et Mexique

Commentaire

La experiencia da cuenta de la importancia de una economía autosostenible en el desarrollo de las comunidades. Si bien Tenza no es un municipio rico, su población tiene un nivel de vida que sobrepasa las condiciones de pobreza. Allí no hay miseria y en general las familias tienen la posibilidad de trabajar para su sostenimiento. Esto parte de la apropiación del conocimiento en torno a la producción del chin, los canastos y el maíz, y de su transmisión de generación en generación.

Las mujeres son un soporte fundamental en la economía familiar en la medida en que con su producción artesanal aseguran los ingresos de las familias campesinas que con frecuencia se pueden ver truncados por la pérdida (en términos monetarios) de las cosechas de los demás cultivos.

El maíz como base de su alimentación debe ser protegido con rigor para que semillas manipuladas en laboratorios no causen efectos nocivos, por ejemplo en cuanto a infertilidad de la misma, porque como se puede extractar de la experiencia, la producción del mismo es cíclica y no depende de insumos externos para hacerse realidad. Más aún, siendo que el maíz ha sido el elemento fundamental de la alimentación desde las culturas indígenas de América Latina, lo que involucra múltiples factores culturales que pueden ser comunes en todo este continente.

En la experiencia se hace evidente la debilidad de las organizaciones del municipio y sería muy importante que se fortalecieran redes internas de economía solidaria para estar preparados para enfrentarse a nuevas competencias y otros factores que pueden debilitar la producción interna.

La integración regional en América Latina puede tener como punto de partida la necesidad de las comunidades de fortalecer sus saberes, preservarlos, protegerlos, desarrollarlos y transmitirlos. Así, se establecería una imperiosa necesidad de que las culturas intercambien y se complementen entre si de manera tal que se constituyan en comunidades que se identifican en la posibilidad de la integración y que a su vez esta sirva como medio para proteger sus especificidades.

Notes

Esta ficha fue realizada en el marco del desarrollo de la alianza metodológica ESPIRAL, Escritores Públicos para la Integración Regional en América Latina.

Source

Entretien

Entrevista a: GÓMEZ, Lilia, Finca San Isidro, Vereda de Rucha, Municipio de Tenza, Colombia (57-1) 3114843917. Habitante de la zona rural del Municipio.

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