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diálogos, propuestas, historias para una Ciudadanía Mundial

Capitalización: La anécdota para bailar entre los hechos y la reflexión

Pierre DE ZUTTER

12 / 1993

En la capitalización de la experiencia, son los hechos de la práctica los que ocupan el centro de la reflexión. Pero ¿cómo presentarlos y sobre todo cómo integrarlos en esta reflexión?

Durante muchos intentos habíamos chocado sea con el simplismo caricat ural de un resumen que no servía sino como ejemplo y pretexto para el discurso que le seguía, sea con explicaciones inacabables sobre los detalles y el contexto de la acción.

Sólo logramos superar el escollo cuando hubimos asumido que la capitalización f uera personalizada: no necesariamente empleando la primera persona pero siempre afirmando la subjetividad del autor o de los autores.

Más que « los hechos » se trataba pues de contar la anécdota que ilustraría el camino del pensamiento del autor confrontad o a la acción. Sólo era una anécdota: no había necesidad de decirlo todo, ni alargándose ni sintetizando. Era una anécdota: su narrador podía escoger decir aquello que en ella lo había marcado y bailar entre los hechos y la reflexión.

Más aún: era una an écdota; era más fácil que su actor-autor sintiera ahí el diálogo con un público-lector de terreno. ¿Cuántos especialistas, en nuestros proyectos de desarrollo, descubrieron así el placer de ser por primera vez verdaderamente leídos por sus colegas de otras disciplinas del mismo proyecto mientras sus diversos documentos anteriores se hongueaban en gavetas?

Sin embargo existe un tránsito relativamente difícil entre la anécdota en sí y las reflexiones que extraemos de ella. Luego de haber logrado estimular nuestros autores de capitalización a emprender por fin la narración, a menudo tuve que intervenir al surgir un nuevo bloqueo: ¿cómo sacarle partido? Porque, una vez lanzada la anécdota, ya no se sabía cómo regresar al modelo aprendido: al discurso.

¿De q ué se trata ahí? De pasar de un diálogo a otro.

Por lo general la anécdota retoma algún diálogo que se dio en la acción, ya sea con la gente, sea con las realidades y sus reacciones a nuestras iniciativas: retoma las conversaciones que se produjeron ento nces entre los interlocutores y/o en nuestras cabezas.

En vez de regresar al toque al estilo del discurso teórico, más vale intentar seguir el diálogo, con el lector esta vez. De esta manera las reflexiones de aquel momento, que se pueden insertar dentro de la misma anécdota, se completan con otras, nacidas de la distancia que ofrece la capitalización, estimuladas por las preguntas que el lector se dejará de hacerse, etc.

Así es cómo la anécdota nos ha permitido bailar entre los hechos y la reflexión. Ya no era un hecho para analizar (el cual habría pues de exponerse de forma adecuada) sino un punto de partida (y de llegada) para el pensamiento en acción. Más que un hecho como tal, la anécdota pintaba algún momento de peculiar intensidad y alrededor del cual era posible darse una vuelta para reflexionar, para cosechar conocimientos.

Palabras claves

comunicación, metodología


, América Latina

Comentarios

Cuando la anécdota manifiesta el sentimiento vivido (la frustración, el asombro, la rabia, el entusiasmo…) a menudo es cuando se presta mejor a este baile entre los hechos y la reflexión. Pero este sentimiento no siempre tiene necesidad de expresarse directamente, de explayarse. El pudor tiene sus ventajas también. Desgraciadamente muchas veces tiende sobre todo a disimular y es ahí cuando caemos en una versión aséptica en apariencia, sesgada en realidad.

Notas

menciones legales