Desde hace más de un año él había dedicado casi todo su tiempo libre a preparar una publicación que capitalice la experiencia del proyecto al que acababa de dedicar cinco años de su vida. No avanzaba y estaba frustradísimo: « ¡A ver si me lees esto y me dices si sirve para algo! »
El manuscrito estaba muy estructurado: cuatro fases para un proyecto de doce años, o sea cuatro partes, cada una con el contexto, los hechos y su reflexión. Los apuntes rápidos para los capítulos de « reflexiones » guardaban tesor os, pero no estaban desarrollados, apenas si estaban allí para no olvidarlos. Al contrario los capítulos de « contexto » tenían mayor abundancia: muchas páginas estaban redactadas, otras contenían cifras y datos esperando su puesta en forma; un poco por todas partes habían paréntesis o signos de exclamación: « ¡buscar tal o cual información! »
« ¡Tu capitalización está enferma de contexto! Has querido comenzar ofreciendo un contexto completo y sintético antes de entrar a lo que te apasionaba. No llegas a hac erlo y ahora has perdido todo el placer. Olvídate de los capítulos de contexto, escribe lo que verdaderamente te interesa. ¡Después ya verás si necesitas dar mayor información al lector! »
Al igual que en este ejemplo, me ha sucedido a menudo tener que re animar entusiasmos decaídos a la hora de presentar el contexto de experiencias a capitalizar. ¡Siempre se dice demasiado o demasiado poco! ¡Nunca se sabe si poner este tipo de información en el relato, o antes, o después!
Ahora bien, una de las especific idades de la capitalización de experiencias podría ser que tiene gran necesidad de contexto en el momento de la reflexión, de la interpretación, mientras es muy poco exigente a la hora de la difusión. ¿Por qué?
Mientras mejor sea la visión del contexto, más rica será la interpretación de la experiencia. Lo hemos comprobado cuando hicimos la capitalización del PRIV de Cochabamba en 1991: la reflexión sobre el contexto de cada evento nos ayudó a escapar a muchos sectarismos, a no caer demasiado en la búsqueda de « culpables de errores pasados », a percibir mejor las evoluciones, las rupturas, los procesos.
Tuvimos por tanto que retomar el contexto social, político y económico del país (tal golpe de Estado, tal reforma administrativa, tal aceleración de la inflación, etc.) para interpretar mejor las decisiones del momento. Igualmente tuvimos que retomar las corrientes de pensamiento de moda en cada una de las épocas (¿qué se decía entonces en cuanto al rol de los campesinos en la gestión de los sistemas deriego? ¿qué recomendaban los organismos internacionales? etc.).
De esta forma nos alejamos poco a poco de aquel simplismo en el que hubieran habido los malos del inicio y los buenos de ahora. Así fue cómo por ejemplo comenzamos a percibir mejor, dentro d e las evoluciones que se produjeron, la importancia de las reacciones campesinas.
¡Sí, el contexto ocupa un sitio privilegiado dentro del proceso de capitalización de la experiencia! Sin embargo, a la hora de la difusión el asunto se plantea de manera di ferente.
Si se tratara de convencer a un público de las conclusiones a las que llegamos, sin duda tendríamos que multiplicar las referencias con la finalidad de situar mejor, con el fin de permitir comparaciones serias o aún de facilitar un estudio de ca so.
Pero no tratamos de convencer a nadie, sino de estimular a todos y cada uno y de enriquecer su propia reflexión sobre su propia experiencia, de ofrecer pistas para nuevos conocimientos y prácticas. Por lo tanto necesitamos elementos de contexto que a yuden a « comprender » y éstos no son necesariamente los mismos que cuando se trata de brindar un « estudio ».
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, Bolivia, América Latina, Cochabamba
¿Qué presentar del contexto a la hora de la difusión y cómo hacerlo? Pienso que la pregunta tiene que plantearse al final, según la experiencia, según el público, etc.
¿Cómo trabajar el contexto en el momento de transformar la experiencia propia en conoc imiento? He probado muchos instrumentos. Cada uno tiene sus ventajas y sus limitaciones.
Hay uno que bien merece una reflexión especial. El uso de una matriz grande, de doble entrada (por un lado los años, por el otro los sujetos-temas, ejes o acciones), que pegábamos en la pared y que llenábamos a medida de los debates, me ha sido a menudo muy útil para animar procesos de autoevaluación. Lo he rápidamente abandonado en las dinámicas de capitalización porque frustraba tanto la recuperación histórica de la experiencia como su interpretación: las casillas del cuadro se convertían en una amenaza para la creatividad y la multiplicidad de los aportes; ¡queríamos « cuadricular » todo y perdíamos aquello que no era « cuadrado »!
El PRIV=Proyecto de Riego Inter-Valleses realizado en Cochabamba, Bolivia, entre el Estado Boliviano y la Cooperación Alemana, desde 1977. La capitalización se hizo con apoyo presupuestal de la Sociedad Alemana de Cooperación Técnica, la GTZ. La capitalización de 1991 dio lugar al primer libro: « Dios da el agua, ¿qué hacen los proyectos? - manejo de agua y organización campesina ». Hisbol-PRIV, La Paz 1992, 250 páginas.
Traducción de la ficha « Capitalisation : l’expérience et son contexte »