¡Tantos ejemplos hermosos podrían contarse sobre el salto cualitativo que significa para los actores de la experiencia el hecho de ser reconocidos como autores de los conocimientos adquiridos de esa manera! Pero tendríamos que pedirle permiso a cada uno ya que esto toca procesos al mismo tiempo profesionales e íntimamente personales y estoy actualmente muy lejos de toda esta gente.
Cuando comenzamos la capitalización de la experiencia en el PRIV de Cochabamba en 1991, expusimos claramente que, más allá de los objetivos oficiales, existían algunos subjetivos de base. Uno de ellos era « el desafío de valorizar la experiencia vivida en el Proyecto con el fin de favorecer el porvenir profesional de su personal actual (que se vio obligado a salir del molde profesional clásico)". Y esto pasaba, individualmente, por « la importancia de poder incorporar una publicación en el curriculum personal ».
No era tan obvio. Todos estaban interesados pero pocos creían realmente. « El trabajo del técnico de terreno es demas iado menospreciado. Se le considera como un simple colector de datos: unos recogen los datos y los otros elaboran y firman. Por ejemplo, ¿qué se hace en los seminarios-taller? Cuando el especialista necesita información organiza un seminario-taller, recoge toda clase de informaciones y opiniones y luego hace lo suyo. »
Igualito con los campesinos. Loyda Sánchez había grabado a Don Valico, había trascrito lo dicho y se lo había devuelto en una forma que, por ser borrador, constituía un lindo folletito bie n impreso. ¿Quería él corregirlo y mejorarlo? « Me contestó que todavía faltan muchas cosas pero que ya no quiere seguir. ¿Por qué? ¡Ellos saben muy bien que todo eso no será en beneficio de los campesinos sino de los ingenieros! Le enseño que es él quienfigura como autor y no yo. Insiste en que nosotros, con las computadoras, podemos en cualquier momento cambiar el título y el autor, ¡o que me puedo atribuir el mérito diciendo que esto es lo yo les he sonsacado! »
Así, valorizar a los actores-autores ya no podía ser un simple « subjetivo » que nos inspirara, ya se volvía un objetivo bien concreto, que exigía reglas de juego muy precisas, que exigía garantías. Se volvía una cuestión previa indispensable a la calidad de la capitalización.
Por eso, no convie ne partir solamente de la experiencia a capitalizar, sino también de las necesidades, frustraciones y aspiraciones de sus actores.
Conquistar la palabra y el derecho de ser escuchado y reconocido es un paso indispensable para todos quienes se sintieron s istemáticamente utilizados.
Ser reconocido como autor de conocimientos es una necesidad para el porvenir de quienes, por su compromiso en la acción, se han alejado de las normas y las prácticas usuales, desperdiciando oportunidades de hacer carrera o adq uiriendo una imagen diferente que molesta.
A menudo tenemos la tendencia a creer o a decir que dar la palabra a los campesinos o a la gente de terreno es ayudarles a cambiar de actitud frente a ellos mismos y a tomar conciencia de sus habilidades. Dentro de mi experiencia latinoamericana más bien he sentido siempre que el cambio no estaba frente a ellos mismos sino frente a los demás. De hecho, en sus decisiones concretas los campesinos y la gente de terreno prefieren lo que conocen y manejan y rara vez se dejan embaucar con el discurso del experto o del investigador. Lo que cambia, entonces, es la relación de poder: por ejemplo, si el investigador reconoce el saber del campesino y lo respeta, el campesino acepta entrar al diálogo, habla de lo que conoce.
Ser reconocido, valorizado, permite entrar por fin al diálogo, a la negociación, a la concertación, a la elaboración colectiva. Ahora bien, son generalmente nuestros sistemas de saber y sus jerarquías, nuestras estructuras e imperativos los que bloque an la expresión de muchos tesoros escondidos.
¿Tesoros no expresados por lo tanto a menudo insuficientemente elaborados? Sí, pero he ahí otro de los objetivos de la capitalización: la autoformación.
investigación, experiencia profesional
, América Latina
Existe otra cara de la moneda, se le podría llamar « la capitalización imposible ». Hay casos en que, por múltiples razones y a pesar de toda clase de ayudas, un actor de experiencia no logra (todavía) volverse autor de conocimientos. Esto es un dilema en el momento de la difusión. Incluir aportes que no aportan estrictamente nada desvaloriza la revalorización de los demás actores-autores. Suprimirlos puede crear nuevas jerarquías y nuevos bloqueos.
A lo mejor se trata de poder contar con diferentes circu itos y formas de difusión de la experiencia a fin de estimular mediante reacciones (y el silencio es a menudo una de las más severas) en vez de frustrar censurando todo.
El PRIV=Proyecto de Riego Inter-Valleses realizado en Cochabamba-Bolivia por el Estado boliviano y la Cooperación Alemana, desde 1977. La capitalización fue financiada por la Sociedad Alemana de Cooperación Técnica, la GTZ. Los textos citados provienen de informes y de testimonios.
Traducción de la ficha « Capitalisation : l’objectif de valoriser les acteurs auteurs »