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La despenalización del cultivo de coca

Serafín Andrés Luján, agricultor cocalero, empezó como dirigente de base haciendo promoción cultural sobre los beneficios para la salud del consumo de hoja de coca y en la actualidad lucha a nivel nacional enfrentándose con el gobierno peruano para que se despenalice el cultivo de coca.

Laia PONS

01 / 2009

Presentación del entrevistado: Serafín Andrés Luján es productor y dirigente cocalero de Tingo María. Es Secretario Nacional de desarrollo Agropecuario, Ecológico y Medio Ambiente de la CONPACCP (Confederación Nacional de productores Agropecuarios de las Cuencas Cocaleras del Perú), en el departamento de Huánuco, Perú.

Es un agricultor cocalero de un caserío ubicado en la provincia de Tingo María en la región Huánuco. Empezó siendo dirigente de su caserío, después de liderar durante dos años esa comunidad, pasó a ser dirigente de los productores cocaleros a nivel de distrito. Casi cumpliendo la dirigencia por un año lo comisionaron para un cargo en el congreso de la CONPACCP, para representar el distrito del Alto Ayaga. En ese congreso formado por cerca de 2000 asistentes delegados a nivel nacional, sale elegido para ser miembro de la Confederación (CONPACCP). A partir de ahí, pasa a tener una visión diferente como dirigente nacional, conociendo las diferentes realidades de las diferentes cuencas cocaleras de Perú.

Texto: ¿Qué supone llegar a ser dirigente a nivel nacional, y conocer la realidad de los agricultores cocaleros de otras cuencas?

Luján remarca que para ser dirigente hay que sacrificar tres cosas: el trabajo como agricultor, el poco dinero que uno tenga y la familia. Cuenta que tuvo que elegir entre su mujer o seguir siendo dirigente, estando apunto de renunciar a dicha responsabilidad pero, “viendo todos esos agricultores que habían depositado en mí una gran confianza no pude, no quería defraudarlos”. Su maestra ha sido la experiencia. Ya como dirigente a nivel nacional, durante su primer período hasta el 2007, empezó a recorrer todas las cuencas cocaleras y comprendió que sus hermanos agricultores de otras cuencas tenían otro tipo de realidad, otro tipo de vida u otra forma de trabajo pero que todos tenían coca, constatando que había mucho que aprender para poder afinar la dirección de los reclamos de los cocaleros y evitar que estos reivindicaciones sean limitadas por el gobierno.

Estos cocaleros están pidiendo ser legales, están peleando por la hoja, por su estado natural, enfrentándose con el gobierno para que su trabajo como cocaleros no tenga impedimentos. El conflicto con el gobierno es debido a la ley nacional que limita el cultivo (como consecuencia de la declaración de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, que no distingue entre los cultivos para cocaína de los de uso tradicional de la hoja de coca, y que posteriormente la ley peruana contempla), ya que para tener un control de áreas cultivables es necesario estar empadronado. Lo que pasó fue que solamente hubo un período de uno o dos meses para empadronarse cerrándose herméticamente esta opción para legalizar los cocales y sus cocaleros. Al mismo tiempo se creó la empresa ENACO S.A. (empresa nacional para la compra de la coca), y que según esta ley nacional todos los agricultores empadronados y por lo tanto, que legalmente pueden cultivar coca deben venderla a ENACO S.A.

Las contradicciones

Solamente los empadronados pueden plantar coca de manera legal y además está prohibido vender en otros mercados o a otros que no sean ENACO S.A. aunque el artículo 61º de la Constitución de 1993 establece que ninguna ley puede autorizar ni establecer monopolios, sin embargo ENACO S.A. es un monopolio preconstitucional que ha cumplido una labor administrativa en la cadena de la lucha contra el narcotráfico. Y además, la ley tampoco permite la reposición del terreno o plantas que se pierdan o que se mueran. “Todo esto hizo que por todos lados estuviéramos apuntados a morir”. El objetivo de dicha ley nacional era que en 25 años la hoja de coca se acabaría en Perú. Pero se equivocaron, aumentó el consumo de coca.

Además, hoy ya no queda nadie o casi nadie de los empadronados que estaban en la selva, debido a la erradicación biológica de los cultivos de coca que se aplicó en el año 91 y 92 a través del sembrío de hongos por medio de la fumigación, y que secó los cultivos e hizo que la tierra perdiera la capacidad productiva. Muchos se vieron obligados a desplazarse y se dispersaron. Hoy, sólo un 1% de los que están en la CONPACCP siguen empadronados, teniendo en cuenta la baja productividad de sus cultivos de coca, básicamente podrán sobrevivir o mejor dicho malvivir.

El dignificar y recuperar costumbres ha hecho aumentar el consumo tradicional de la hoja sagrada

Desde hace siglos el uso tradicional (chaccheo, mágico religioso, ceremonial y medicinal) de la hoja de la planta de coca, forma parte de la identidad cultural de los pueblos originarios del Perú. Por ello, desde la Confederación (CONPACCP) se pide dicho reconocimiento ya que la legislación nacional no ha reconocido expresamente el uso tradicional de la planta como patrimonio cultural inmaterial de la nación.

La generación de Serafín Luján se crió con el mito o creencia de que el consumo de la hoja de coca era perjudicial para el desarrollo intelectual de los niños, cuenta que cuando era niño, mientras sus padres trabajaban la chacra cultivando maíz, papa u otros alimentos, iban chacchando (masticando) la hoja de coca pero a él no se le dejaban chacchar, le decían que “si el niño comía eso se iba a volver más burro, que iba a ser torpe, se me decía que eso era malo para mí”. Pero en su juventud cuando empezó a estudiar e igual que muchos de su misma generación, recuperaron el consumo de la hoja, sin saber las propiedades naturales de la coca. Más adelante, cuando Serafín llega a ser dirigente descubre todas las propiedades que tenía. A partir de ahí es cuando, desde la CONPACCP, empiezan a divulgar que ésta es un alimento nutricional, que no solamente se debía chacchar la hoja sino que también se debía comer y que existían diferentes maneras de consumirla.

Relacionado con la recuperación del consumo como parte de la alimentación, se ha ido produciendo un aumento del consumo. Por ejemplo, en el caso de este cocalero que tiene una hija de 6 años, explica que a los 4 años le empezó a dar una cucharada diaria de hoja de coca en forma de harina, “entonces ella ya está acostumbrada e incluso busca su harina y le echa a veces a su sopa, y si quiere consumir la hoja entera también se lo permito, no hago lo que me hacían a mí mis padres o mis tíos, que lo hacían por ignorancia”. Ahora recomiendan que a los hijos se les de la hoja de coca ya que en la sierra no hay mucha leche ni huevos y la coca, al ser muy rica en calcio, puede a portarles el calcio que necesitan. Con esta campaña que tiene por lema: “prevengan su futuro, denle de comer coca”, consiguieron demostrarle al primer ministro que hoy en día el aumento del consumo en las cuencas cocaleras de Perú no es debido al narcotráfico, “aumentó porque nuestros hijos son consumidores y sus padres también, cuando antes sólo los adultos (los abuelos) eran consumidores”, sostiene Serafín.

Su lucha para conseguir la legalidad del cultivo de la hoja de coca empieza desde un trabajo de divulgación cultural para conseguir un cambio de mentalidad a nivel nacional, enfrentándose, ahora, directamente con el gobierno

“Con el trabajo cultural para demostrar que lo que producimos y consumimos no es perjudicial sino todo lo contrario, culturalmente hemos avanzado, eso hace que hoy en día tengamos fuerzas y ganas para seguir luchando contra la ley. Una ley que nos prohíbe la producción y la comercialización o venta en otros mercados que no sea el Estado, es decir ENACO, que como monopolio ofrece precios muy bajos”.

En este punto surge otra gran incongruencia, aunque sus producciones sean ilegales y por lo tanto vender dicha producción también, lo que hacen es venderle a ENACO S.A. con la identidad de un ex-cocalero que ya no existe o que murió. Serafín argumenta que con esto quieren decirle al Estado “queremos ser legales” ya que venden parte de su producción a una empresa estatal y por lo tanto, “legal”.

La parte restante de la producción se vende en el mercado de oferta y demanda (o mercado tradicional para el consumo de la hoja) ya que ENACO S.A. les paga a mitad de precio o menos que lo que paga dicho mercado, e incluso en el mercado negro los precios son casi el doble. A partir de haberse organizado en torno a ese mercado de oferta y demanda y/o el mercado tradicional para el consumo de la hoja, surge uno de los aspectos en conflicto con el Estado, pasando a ser considerados narcotraficantes o terroristas sin poder decir abiertamente que era agricultor cocalero en la ciudad de Lima.

En el 2003 los dirigentes de la CONPACCP organizaron una marcha de sacrificio hacia Lima que duró 28 días caminando, formada por miles de agricultores que durante todo ese caminar iban chacchando la hoja sagrada; así, fueron difundiendo en los pueblos de la costa, que la coca no es droga sino que es alimento, es nutrición, es medicina y es cultura. Al llegar a Lima hicieron una campaña dando charlas en las universidades para promover los beneficios de la coca, con la finalidad de revertir la imagen que el gobierno había promulgado diciendo que los cocaleros de la CONPACCP eran narcotraficantes o terroristas.

Serafín cuenta que en una universidad privada un estudiante le preguntó ¿porqué defendía la hoja de coca si estaba drogado? ya que llevaba un bolo de hojas de coca en la boca mientras chacchaba, entonces él le preguntó si comía fruta y si se emborrachaba al comer mucha cantidad. Con este ejemplo, utiliza la similitud que con el azúcar, más el almidón que contiene la fruta y a través de un proceso se obtiene alcohol que puede ser perjudicial para la salud, y que por lo tanto sucede lo mismo con la hoja de coca.

La experiencia de Serafín Andrés Luján con las autoridades del gobierno peruano

“Empecé haciendo la promoción de difusión cultural como dirigente base, y al llegar a ser dirigente a nivel nacional las cosas cambiaron. Me enfrento con el gobierno en el VI Congreso en Trujillo en la tierra de Lapas. En Trujillo, que también es una zona productora de coca, se da una situación especial y es que los campesinos productores (que cacchan coca) al llegar a la ciudad deben esconder cualquier indicios que delate que son cocaleros. En esta ciudad desprecian la coca, pero son grandes consumidores de la droga, la cocaína. Ahí empieza mi experiencia de enfrentamiento con el gobierno”.

“Estando en la comisión que organizaba el congreso cocalero en Trujillo, tres meses antes, mientras iba tomando más cuerpo el proyecto del congreso, los obstáculos cada vez eran más serios; el gobierno me comenzó a perseguir y querían que yo neutralizara el congreso. El gobierno de Perú que es trujillano, no querían saber nada de esto, comenzaron un bloqueo con una campaña en contra. Los asesores de la CONPACCP me recomendaron que no saliera mucho en los medios. Sólo daba entrevistas por teléfono. Hasta que en el 2007 después de un congreso se decide hacer una huelga nacional donde teníamos que asistir los dirigentes, debíamos juntarnos en el departamento de Puna en una fecha concreta. Salimos el 29 de octubre del 2007 a manifestarnos a nivel nacional mientras, el gobierno buscaba los cabecillas. En noviembre llegamos a la transoceánica, una carretera que debe unir a Perú con Brasil y que la están construyendo entre los dos gobiernos, la paralizamos durante 4 días. Recuerdo que el 8 de noviembre salimos a tomar un puente e iba sin guardaespaldas lo que facilitó que me detuvieran. Sin trato y sin nada me condenaron a diez años de cárcel y a que pagara dos millones de dólares por reparación civil al Estado, pero como el gobierno es corrupto y gracias a las compañeros de diferentes bases de la CONPACCP, con la recolección de una cantidad de dinero suficiente para sobornar al jefe de la policía, éste me dejó libre. Ahora, con más razón doy la cara y me enfrento con el gobierno directamente”.

Propuestas y peticiones para que se reconozca la legalidad de los cocaleros de la CONPACCP

Estos cocaleros reclaman al parlamento nacional de Perú que se haga una distinción entre narcotraficante y cocalero, ya que el gobierno ha dicho que son 350.000 agricultores cocaleros poniéndolos con los narcotraficantes en el mismo saco. Le han propuesto una herramienta al gobierno, ser empadronados, ya que aquellos que se empadronan quieren ser legales, pagar sus impuestos y contribuir al Estado. Afirman, que de esta forma se verá que son menos de 350.000, que están organizados y que por lo tanto, se les podrá distinguir de los narcotraficantes.

Palabras claves

agricultura ilícita


, Bolivia, HUÁNUCO

dosier

Foro Mundial de Productores de Cultivos Declarados Ilícitos

Notas

Esta entrevista fue realizada durante el I Foro Mundial de Productores de Cultivos Declarados Ilícitos realizado el 29, 30 y 31 de enero 2009 en Barcelona.

Fuente

Entrevista

Serafín Andrés Luján. CONPACCP. conpaccp@hotmail.com

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