Cultivos intensivos de soja ponen en riesgo a la industria lechera uruguaya

La producción de leche es una forma de ganadería especializada e intensiva. Aunque los niveles de producción en Uruguay son relativamente bajos (cerca de 1500 millones de litros por año) alcanzan para abastecer el exigente consumo interno, uno de los más altos de Sudamérica (605 c.c. diarios por persona) y exportar a los países del MERCOSUR, principalmente a Brasil.

Julio Roquero, productor lechero, es representante de la Intergremial de Productores de Leche del Uruguay, una federación que agrupa nueve asociaciones gremiales de base distribuidas por el país, en todos aquellos lugares donde se desarrolla la lechería.

Diariamente trabaja en su establecimiento, en la mañana trabaja en “el ordeñe” y en el manejo de la pastura diaria (pasto para alimentación), la suplementación alimentaria, el control sanitario y el control de la reproducción. Durante las tardes dedica un tiempo a su trabajo como dirigente.

¿Cómo funciona la federación?

A la actividad gremial le dedico algún rato por día, es una actividad de base, porque yo vivo en el Departamento de San José. Y una vez a la semana nos reunimos en Montevideo, venimos de todas partes, para comentar y resolver las directrices generales de la situación del país.

¿Qué problemas enfrentan los lecheros de Uruguay?

En este momento Uruguay exporta el 70% de la leche que se produce en forma de subproductos, leche en polvo, manteca, etc. Tenemos muy buenos precios internacionales, lo que no quiere decir que estemos de acuerdo con el precio que se nos está pagando a nosotros, pero hacemos un seguimiento de ello para tratar de mejorar el precio. Lo que nos preocupa es la fuerte competencia con otros rubros agropecuarios que están ganando terreno. La plantación de soja, por ejemplo, viene avanzando desde el norte y litoral del país hacia el sur, que es donde están los establecimientos lecheros. Vienen comprando tierras, pagando precios con los que los productores lecheros no pueden competir o pagando rentas muy elevadas que nos dejan fuera de competencia. Hace un par de años la lechería tenía cerca de 1 millón de hectáreas, hoy hay sólo 900 mil hectáreas.

¿Por qué debieran usarse esas tierras en la producción lechera y no en la soja?

Consideramos que la lechería es fundamental para el país, porque afinca a la gente a la tierra, mejora los suelos porque hay que hacer rotación de cultivo por pradera y fertilización. A su vez somos un polo de desarrollo, porque en los lugares donde se implementa la lechería hay talleres, transportistas, mucha mano de obra. La soja, en cambio, da muy poca mano de obra, no dejan gente viviendo en los lugares.

Quienes defienden este tipo de cultivos argumentan que existe falta de alimentos…

Sabemos que el problema es la concentración de la riqueza y no el potencial productor de alimentos. La tierra es un bien público, de todos los habitantes del mundo, no renovable, hay que explotarla, pero cuidándola para producir el alimento suficiente para toda la población mundial. Nuestro rol es sacarle el mejor provecho posible, sin sobreexplotarla.

¿Hay mucha necesidad por acceder a la tierra en el sector lechero?

Los productores de leche tienen una necesidad importante de acceso a la tierra, vemos cada vez más limitado nuestro acceso. Hay una cantidad importante de pequeños productores que necesitarían mayor cantidad de tierra para ir desarrollándose. De cualquier manera las gremiales trabajamos mucho en acciones asociativas, por ejemplo en plantaciones de granos húmedos de forraje, arrendamos campos fuera de la cuenca para plantar de forma asociativa. Tratamos de generar formas colectivas de criar ganado, llevamos las terneras y las gente devuelve al establecimiento la vaca a punto de parir, es un paliativo.

¿Qué papel cumple el gobierno?

El gobierno nos facilita algunos campos con rentas más accesibles, pero no es suficiente, estamos pidiendo más tierras, además tenemos que solucionar el tema del productor individual para ver de qué manera puede acceder a crédito o tierra individualmente para agrandar su campo.

¿Cómo se articulan para enfrentar esta situación?

Nosotros somos parte de la COPROFAM desde sus inicios y hemos visto que nuestros problemas en general, son comunes. Queremos intercambiar las problemáticas y ver como podemos unir fuerzas para enfrentar las políticas neoliberales que concentran el poder en las grandes empresas.

¿Y la alianza con los pescadores?

Para nosotros, en Uruguay es algo nuevo, pero esta reunión con pescadores nos abre la cabeza para ver que esto es factible, que tenemos que intercambiar las problemáticas y ver como podemos unir fuerzas para enfrentar las políticas neoliberales que concentran el poder en las grandes empresas. Ha sido muy enriquecedor.