El fútbol como elemento de identidad cultural en los mexicanos, dentro y fuera del país, y como negocio de unos cuantos
07 / 2005
El fútbol, juego nacido en Europa hace más de un siglo y exportado a todos los rincones del planeta casi desde entonces, es indudablemente el deporte más famoso y seguido del mundo. Millones ven todo tipo de partidos, desde los de sus países, hasta los de otros continentes con un singular gusto y fanatismo, gracias a los modernos medios de comunicación como la televisión satelital y el Internet. Este “sentimiento”, como muchos seguidores lo llaman, se vive con un enorme colorido y energía por doquier: la gente se pinta en la cara los colores y los símbolos de su escuadra preferida del torneo local, hacen mantas con leyendas y frases de apoyo, inventan o adaptan canciones en cánticos, se compran los uniformes de su equipo que muestran orgullosos por todos lados como sus estandartes, como una parte muy propia e indispensable para poder vivir, para identificarse con unos y diferenciarse de otros.
Lo anterior es motivado por la pasión que se levanta cuando se anota un gol, es decir cuando el balón entra en una de las dos porterías y marca un tanto a favor o en contra. Esto es algo visto en cualquier lugar donde se practique fútbol de manera similar: por un lado llena de júbilo a una enorme cantidad de personas mientras que a otras las llena de tristeza y de rabia por ser su equipo quien ha recibido ese punto en contra. En todas partes es lo mismo: cada quien apoya a un club en la competencia local y eso puede ser motivo de discusiones apasionadas, de peleas, de enojos. Pero indudablemente el único equipo al cual todo aficionado le va en un mismo país es al de su nación, a “La Selección”, dado el arraigo y el sentimiento de pertenencia que provoca. En México esto no es la excepción, y cuando juega el representativo nacional el país se junta en uno.
A pesar del enorme avance obtenido por otros deportes en México, en términos de seguidores, cobertura en los medios y espacios para practicarlos, como el básquetbol, el béisbol o el fútbol americano, ninguno solo, ni siquiera todos juntos, generan un sentimiento identitario como el balón pie o desbordan los ánimos a tal magnitud dentro del país como el juego de las patadas, y por lo tanto, tampoco obtienen los ingresos económicos de éste. La liga nacional está dividida en varias categorías. La máxima categoría es la primera división. En ella se encuentran equipos en varios estados de la república, teniendo aficiones generalmente fuertes, aunque muy regionales como pueden ser el “Atlas y los “Tecos”, de Jalisco; los “Rayados”y los “Tigres” de la Universidad Autónoma de Nuevo León en Monterrey; los “Tiburones” de Veracruz; los “Jaguares” de Chiapas, etc. (es evidente lo importante que son en este país los animales…).
Sin embargo el selecto número de clubes con un enorme arraigo en todo México se reduce a sólo cuatro: las “Chivas” de la ciudad de Guadalajara, en Jalisco, las “Águilas” del América, los “Cementeros” de la Cruz Azul y los “Pumas” de la Universidad Nacional Autónoma de México, estos últimos tres de la Ciudad de México.
De las cuatro escuadras mencionadas anteriormente como las más populares, sin duda las que más seguidores tienen son, en orden de importancia, las “Chivas” y el “América”. En parte esto se debe a la cantidad de años que llevan como clubes –en 2006 el primero cumplirá 100 de existencia, mientras que el segundo cumplirá 90- y por ser quienes más veces han sido campeones en la liga nacional. Pero también influyen otras características: las “Chivas” sólo juegan con equipos exclusivamente de mexicanos (inclusive únicamente pueden ser parte de esta escuadra los mexicanos nacidos en México. No se aceptan naturalizados). En el caso del América, históricamente ha sido el club con más dinero en toda la liga, lo cual le ha dado muchas más posibilidades de contratar a jugadores y técnicos reconocidos internacionalmente con sueldos muy elevados, algo que pocos pueden hacer. Cuando estas dos escuadras juegan el llamado “Clásico de clásicos”, el país se divide en dos. No importa si le vas o no a alguno de estos dos equipos, la rivalidad y la tradición es tan grande que no hay otra opción más que tomar partido por uno u otro; como dicen los seguidores del América, a él lo amas o lo odias, no hay más. Y es cierto. En México, o simpatizas con las “Águilas” o las detestas.
La única escuadra a la cual todo el país le rinde tributo sin pensarlo dos veces, es la selección nacional. Esto se manifiesta en cualquier parte con una gran pasión, sin importar el género, la clase social, la preferencia política o la latitud geográfica. Niños, jóvenes, adultos y adultos mayores viven por igual un partido del tricolor, como popularmente se le conoce al equipo mexicano –debido a los tres colores usados en la bandera nacional, el verde, blanco y rojo. Nada, salvo las visitas del Papa Juan Pablo II, podrían compararse con la efervescencia vista en la población como cuando “México” juega.
La pasión generada por el equipo mexicano muchas veces no se entiende, si tomamos en cuenta lo conseguido en justas internacionales; siempre se ha quedado a la orilla de lograr grandes cosas. En todas las competiciones internacionales en las cuales ha participado a nivel de selección mayor, es decir, donde no hay un límite de edad mínimo o máximo para poder ser parte del conjunto tricolor, a lo más que se ha llegado en mundiales es a cuartos de final; en la Copa América, el torneo de selecciones mayores de América del Sur junto con el campeón de Centro y Norteamérica, se ha llegado dos veces a la final –contra Argentina y Colombia- pero en ambas se quedó en la orilla de coronarse campeón del torneo. El único logro reciente de trascendencia mundial, fue el haber obtenido la Copa Confederaciones (torneo en el cual juegan los campeones del mundial, de América del Sur, de Centro y Norte América, de África, Oceanía, Europa, Asia y el país anfitrión del siguiente mundial) que se celebró en México, venciendo en la final al cuatro veces campeón mundial, Brasil.¿Por qué, entonces, este deporte crea un sentimiento de pertenencia tan grande y es tan importante para el mexicano?
En este país, uno nace con el fútbol; casi siempre el primer juguete con el que cuenta un niño, y ahora cada vez más una niña, es con una pelota o un balón de fútbol; el sueño de todo padre de familia, y casi siempre de todo pequeño, es vestir la camiseta tricolor y, por lo tanto, ser visto como un semi-dios, como un héroe. Pero también está implícito ser visto como alguien triunfador, tener prestigio y, sobre todo, dinero y, en muchos casos, es la manera en la que millones de personas creen poder salir de su crítica situación económica a una mejor; cualquier jugador de la Primera División gana una fortuna que muchas veces se contabiliza en dólares y no en pesos, la moneda nacional.
El fútbol es juego, es diversión, es una manera de sacar el estrés, de identidad cultural con el otro mexicano, de pertenencia a eso llamado patria, por difuso que suene. Esto se ve claramente entre los mexicanos viviendo en E.U., los cuales al no identificarse con los deportes populares y seguidos por la mayoría de los estadounidenses, como el fútbol “americano”, el básquetbol, el beisbol o el hockey, se vuelve casi una necesidad practicar y poder presenciar cercanamente este deporte, mejor si es con sus equipos preferidos y, sobre todo, con la selección de México. Pero en esta época de libre mercado, el deporte también es sinónimo de ganancias económicas, y en grandes cantidades. Eso lo han entendido muy bien algunos dueños de clubes mexicanos, los dirigentes de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) y muchas empresas. Por ello esta pasión, este sentimiento están siendo tan explotados en todas sus dimensiones. Un hecho significativo es que en 2005 comenzó a jugar en la liga estadounidense de fútbol, el equipo “Chivas” USA que, como su nombre lo indica, es fruto y parte de la institución con más seguidores en México el cual se ha visto como una oportunidad para sacar muchos dólares en el vecino país del norte dada la enorme cantidad de aficionados que viven allá. Las “Aguilas” del Club América tampoco se quieren quedar fuera de esta mina de dinero y tienen planeado seguir los pasos de sus archirivales para competir por las preferencias – y las ganancias- del enorme público mexicano residente en tierra estadounidense, al igual que las compañías de bebidas gaseosas, comida, ropa deportiva y de servicios, entre otras, que venden muchos de sus productos en los partidos y anuncian otros en los uniformes de los equipos y en los estadios. Esto es algo característico en todo el mundo y no importa la liga o el país.
Vale la pena mencionar que quienes empezaron a explotar a la afición mexicana residente en Estados Unidos como una enorme fuente de dinero, o mercado cautivo, fue precisamente la FMF. Desde hace años los federativos hacen una buena cantidad de partidos del tricolor, ya sea de preparación en suelo norteamericano, o algunos oficiales pero de poca trascendencia en México por el rival en turno, porque esto les implica toda una avalancha de dinero que en nuestro país no se podría obtener. La FMF cobra una suma bastante alta para permitir que la escuadra nacional juegue allá, o se reparten las ganancias obtenidas en estos partidos por medio de la venta de boletos, llenando estadios sin importar el equipo contrario y la importancia del partido; se venden las camisetas de la selección, las banderas nacionales, enormes cantidades de bebidas gaseosas y cerveza (la bebida más consumida para ver un partido de fútbol por los mexicanos) y agua embotella, al igual que comida y otros productos de La Selección. El negocio es redondo: alegría, nostalgia, recuerdos y sentimiento de pertenencia a la Madre Patria para un número importante de personas, por un lado, y por el otro un espectáculo donde se obtienen grandes sumas de dinero.
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, México, América Latina, México, D. F.
Integración regional en América Latina : Chile, Colombia, México
El fútbol es indudablemente el deporte más importante en América Latina y en México. Éste brinda una forma de relacionarnos entre personas, de convivir y de identificarnos con todas aquellas que se sienten y que son latinas y/o mexicanas. Ya sea por ser seguidores del mismo equipo local, por detestar a otro, o simplemente por el gusto de ver cómo se practica este deporte en el continente americano. Esto también es algo que se vive en Estados Unidos, particularmente entre la enorme comunidad mexicana residente allá, calculada entre 10 y 20 millones de personas (según la forma de hacer los censos). Como a todo mexicano, también a ellos les resulta importantísimo poder tener este tipo de espectáculo, de diversión y de entretenimiento. Es otra forma de reivindicar y de acordarse sobre aspectos que dejaron cuando decidieron y, sobre todo, tuvieron que dejar a su país. Es una forma de sentirse parte del mundo dejado al otro lado del río Bravo, con el cual todavía se identifican y, en muchos casos, del cual les gustaría volver a ser parte. La afición al fútbol, tanto mexicana como de cualquier otra nacionalidad latina que vive allá, es un factor importante de identidad cultural, no sólo un espectáculo y una distracción.
Por desgracia el deporte más visto y seguido del mundo ha pasado de ser un juego con la única finalidad de hacer ejercicio y de entretener a las personas, a ser una forma de lucrar. Ello lo demuestran las grandes cantidades que se pagan por algunos jugadores (millones de dólares y de euros), las enormes inversiones que se hacen en estadios, instalaciones de clubs, mercadotecnia de todo tipo de bienes de empresas multinacionales. Estas aportan dinero a muchos equipos en distintas partes del mundo, obteniendo, a la vez, jugosas ganancias dado el aumento en sus ventas por usar este juego como una forma más de promocionar sus creaciones. A veces en este medio ya no importa entretener sanamente con juegos alegres, abiertos y ofensivos. Ahora importa más vender y obtener dinero, sin importar si es a costa de aquellos quienes lo siguen viendo como un deporte y una manera de mantener vivas sus raíces y no como un medio para enriquecerse.
Esta ficha fue realizada en el marco del desarrollo de la alianza metodológica ESPIRAL, Escritores Públicos para la Integración Regional en América Latina.
Entrevista
Texto original elaborado con base en una serie de conversaciones y entrevistas a diversos aficionados mexicanos al fútbol
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