Las remesas como factor de desarrollo en comunidades de América Latina
08 / 2005
Tomar la decisión de emigrar a otro país no es fácil y es más doloroso si son la pobreza y la desesperanza los factores impulsores. Dejar la familia, la tierra y la comunidad para emprender la búsqueda de un empleo al otro lado de la frontera norte es un acto de valor que tiene inmensas repercusiones para la sociedad que se desintegra. Las familias ven partir a sus integrantes, las tierras dejan de producirse, las raíces culturales se debilitan y las expectativas de vida se transforman. Si bien los mejores salarios que perciben los trabajadores inmigrantes en Estados Unidos son un factor de desarrollo para ellos y su familia, las condiciones de explotación y exclusión que deben enfrentar en ese país son perturbadoras.
Los inmigrantes son conscientes de que el éxodo de su nación debe detenerse, pero saben muy bien que si las condiciones socioeconómicas no mejoran en su país, pueblos enteros seguirán migrando en busca de mejores condiciones de vida. Por ello, impulsar el desarrollo de su comunidad para limitar el fenómeno migratorio es un reto que muchos inmigrantes han asumido como propio.
Los Clubes de Oriundos o “Hometown Associations” como se les conoce en inglés, son organizaciones filantrópicas formadas por emigrantes que habitan en Estados Unidos provenientes de una misma localidad que apoyan y promueven el desarrollo de sus comunidades de origen. Este apoyo se hace por medio de la transferencia de dinero y otros recursos que son canalizados para el financiamiento de obras de infraestructura (caminos, puentes, sistemas de drenaje y agua potable, electrificación, iglesias, parques), servicios de educación y salud, proyectos productivos (granjas familiares, talleres artesanales) y otras inversiones destinadas a satisfacer las necesidades básicas de la población.
El fenómeno de la filantropía transnacional que promueven los clubes de oriundos se ha expandido considerablemente en las últimas dos décadas como reflejo del acelerado incremento del flujo migratorio de origen latinoamericano hacia Estados Unidos. Los clubes mexicanos son los más numerosos debido a que los inmigrantes de origen mexicano constituyen casi el 70% de la población hispana en ese país. Actualmente existen más de 600 clubes y federaciones de mexicanos en 30 ciudades de Estados Unidos, y es en Los Ángeles donde se concentra casi la mitad (281) de éstos.
El origen de los clubes de inmigrantes hispanos se remonta a la década de los años cincuenta. Es el periodo en que las comunidades hispanas, particularmente los chicanos –inmigrantes de origen mexicano-, inician su lucha por conquistar derechos políticos y económicos y defender sus derechos humanos al interior de la sociedad estadounidense. Los clubes surgen como un mecanismo complementario de esa lucha. Por medio del trabajo colectivo intentan mitigar las condiciones de marginación y pobreza en las que viven. Crean fondos comunes para financiar servicios básicos, obras de infraestructura, proyectos educativos. Los clubes son también espacios culturales y educativos por medio de los cuales se transmite, a las generaciones más jóvenes, la historia y las tradiciones de la comunidad de origen. La esencia del proyecto es mantener unida a la comunidad, no perder los lazos que los identifican como miembros de un mismo lugar de origen.
Inicialmente estas organizaciones estuvieron enfocadas fundamentalmente en mejorar las condiciones de vida de los inmigrantes en su localidad de residencia en Estados Unidos. Pero a partir de los años ochenta, cuando América Latina quedó inmersa en una profunda crisis y el desempleo y la pobreza alcanzaron a una gran proporción de la población, los clubes comenzaron a estructurar proyectos de desarrollo social para sus comunidades de origen, los cuales serían financiados por medio de la creación de un fondo colectivo de remesas. El punto medular de esta iniciativa es canalizar el uso de las remesas hacia proyectos de bienestar común que permitan mejorar las condiciones de vida de la comunidad. A corto y mediano plazo los objetivos son satisfacer las necesidades básicas de servicios de infraestructura, salud y educación; y a largo plazo, poner en marcha proyectos productivos que generen empleo y capitalicen a las comunidades.
Además de esta transferencia de recursos económicos, los clubes crean redes sociales de cooperación y trabajo comunitario entre los residentes en Estados Unidos y la población de su comunidad para definir, organizar y emprender los proyectos. De esta manera, los clubes contribuyen a la formación de capital social en sus comunidades por medio del fomento de la cultura del trabajo comunitario como una herramienta esencial para construir el desarrollo social y económico y contrarrestar las deficiencias de los gobiernos locales y del gobierno federal.
El estado de Zacatecas, ubicado al centro-norte del país, es una de las primeras entidades federativas de México que se benefició con los programas de fondos colectivos de remesas para la inversión. Actualmente existen en Estados Unidos más de 22 federaciones de clubes zacatecanos. La más grande y antigua de ellas es La Federación de Clubes de Zacatecanos del Sur de California (o Federación Zacatecana). Fundada en 1972, la Federación Zacatecana está integrada por 75 clubes que representan a una gran proporción de los municipios de Zacatecas. La organización de los clubes zacatecanos en federaciones ha tenido excelentes resultados. Su coordinación social y política con las comunidades a nivel estatal ha favorecido el diálogo y la cooperación entre las comunidades, los clubes, los gobiernos locales y el gobierno federal para financiar proyectos de desarrollo.
En 1999 La Federación Zacatecana logró comprometer a los gobiernos municipales, estatal y federal para implementar el llamado “Programa 3x1” en Zacatecas. Este programa consiste en la aportación de $3 dólares, uno por cada orden de gobierno (municipio, estado, federación), por cada dólar que los clubes donan para el financiamiento de proyectos colectivos. De esta forma, los clubes zacatecanos establecieron un precedente de cooperación entre gobierno y comunidades de emigrantes, que en el año 2002 se extendería a 23 de los 31 estados de la República Mexicana.
Para el desarrollo de las comunidades mexicanas los proyectos de inversión colectiva han sido de gran importancia. No sólo han posibilitado el financiamiento de obras fundamentales para mejorar las condiciones de vida de la población, también han contribuido a la construcción de bases de participación política y social. Las mujeres, los jóvenes, los niños y los ancianos (considerando que generalmente los hombres se han ido a trabajar de ilegales en Estados Unidos) participan activamente en el diseño y elección de los proyectos que se van a implementar, lo cual favorece que éstos no den prioridad sólo a las necesidades económicas, sino también a las culturales, las físicas y las religiosas. De esta manera se espera lograr un desarrollo más integral de su comunidad.
Por ejemplo, el municipio zacatecano de Jalpa, con poco más de 26 mil habitantes, es un buen ejemplo de esta forma de distribuir los recursos para satisfacer las necesidades de los diferentes sectores de la comunidad. Entre el 2003 y el 2005, en el marco del Programa 3x1 se han financiado los siguientes proyectos: construcción de un plantel en Jalpa de la Universidad Autónoma de Zacatecas; construcción de un aula de integración educativa en la escuela primaria; rehabilitación de la escuela secundaria técnica; rehabilitación del jardín de niños; construcción del Templo de San Judas Tadeo; de un aula de dispersión para jubilados; de un salón de usos múltiples; de una red de distribución del agua de la Presa de Santa Juana y ampliación del sistema de electrificación, entre otros pequeños proyectos.
A pesar de estos éxitos, los clubes son concientes de los múltiples obstáculos estructurales que limitan los resultados de sus programas de desarrollo. El más importante de ellos es el hecho de que una gran proporción de las inversiones están destinadas a financiar obras de infraestructura social las cuales son responsabilidad del gobierno por lo que se desvía el potencial productivo de las remesas. A su vez, esta situación ha generado dos percepciones erróneas en la población respecto al fenómeno de la filantropía transnacional encabezada por los clubes: la primera es concebir las remesas como fuente de desarrollo, siendo que son los proyectos productivos los únicos que pueden generar empleo y permitir a largo plazo un verdadero desarrollo sustentable de la comunidad; y la otra es que la población, al tener una importante fuente de ingreso para financiar proyectos, ha desfocalizado su atención sobre las obligaciones del gobierno y el Estado.
Aunque los logros de estos proyectos han sido significativos, los clubes saben que las remesas por sí solas son insuficientes para contrarrestar el fenómeno de la pobreza y la migración. Es necesario que los gobiernos de los países latinoamericanos asuman su responsabilidad en el diseño y dirección de planes de desarrollo económico y social integrales que aseguren un adecuado nivel de vida de la población. También se requiere una mayor participación de la ciudadanía, la cual además de aprender a supervisar y dirigir la acción gubernamental, debe ser capaz de construir proyectos alternativos y complementarios de desarrollo. Por lo pronto, los clubes de oriundos han puesto una de las primeras piedras de esta construcción social.
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Integración regional en América Latina : Chile, Colombia, México
Si bien el fenómeno de la filantropía encabezado por los clubes de oriundos se ha constituido en una alternativa de desarrollo para comunidades enteras en América Latina, permitiendo contrarrestar la pobreza y marginación generadas por el neoliberalismo, es evidente que no se puede hablar del financiamiento de obras de bienestar social a través de las remesas como una solución a los problemas estructurales del sistema económico en vigor. La pobreza y el desempleo en el continente no son el resultado de una crisis económica pasajera, sino consecuencia de un modelo económico que prioriza el pago del servicio de la deuda externa, a la vez que contrae el gasto público, desarticula los programas de bienestar social y favorece la flexibilización laboral. En este contexto las remesas se constituyen, más que en un factor de desarrollo, en un paliativo para sobrellevar la creciente pauperización de las condiciones de vida de la población latinoamericana. Por lo tanto, solamente a través de una transformación del modelo económico que favorezca una redistribución más justa de los recursos económicos, reduciendo de esta manera la pobreza, se podrá limitar el fenómeno de la migración en nuestra región.
En México 1.25 millones de hogares son receptores de remesas y en 2004 se percibieron 16.7 mil millones de dólares por concepto de éstas, constituyéndose en la segunda fuente de ingresos para la economía nacional. En algunos estados de la República, como Zacatecas y Michoacán, el monto de las remesas supera los presupuestos locales y estatal. Se calcula que diariamente ingresan a México 1 millón de dólares por remesas, de los cuales el 20% es retenido por el cobro de comisiones de los bancos y compañías extranjeras como Western Union y Money Gram. Esta ficha fue realizada en el marco del desarrollo de la alianza metodológica ESPIRAL, Escritores Públicos para la Integración Regional en América Latina.
Documentación gris
Texto original basado en documentos de la Federación de Clubes Zacatecanos del Sur de California (1332 N. Millar Av. Los Angeles, CA 90063, EUA. www.federaciónzacatecana.org) y de la Fundación Comunitaria de Puebla (Calle 13 poniente núm. 2324, Colonia Centro, 72000 Puebla, Puebla. México. E-mail: fucompue@prodigy.net.mx)
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