La enseñanza de los idiomas para la integración en la frontera Brasil – Colombia.
08 / 2005
Hacer la pregunta infinitamente inconmensurable de qué es la cultura, de inmediato incita a algunos a pensar en indios danzando alrededor del fuego; en libros de literatura clásica o de pintoresca y caballería; otros de “open mind” pensaran en jóvenes llenos de orificios con “colgandejos” y tatuajes; otros en expresiones más comunes como el teatro, el baile o la pintura y la escultura. Beatriz Miranda, Subdirectora Académica del Instituto Brasil Colombia (IBRACO), con sede en Bogotá Colombia, no pensó muy lejos de esas representaciones imaginarias de la cultura, pero añadió una más: la lengua.
Cuando le pregunté por una definición de cultura y de cómo la veía en el contexto de la integración regional latinoamericana, Beatriz me dijo muy pacientemente: Marcela… “¿Qué es cultura? … cultura es todo!, yo creo que cultura es todo y cualquier expresión de un pueblo”. Beatriz, es brasilera de nacimiento y aunque sus características físicas de mujer menuda y curvilínea dan fe de su raza latinoamericana, es su acento cantado lo que la delata. Con un énfasis especial que suena a birimbao (instrumento musical de cuerda, de fabricación artesanal propio de la cultura brasilera) al hablar y las terminaciones de “çao” en vez de “sao” ó “ción” al escribir, ella me describió su experiencia en el IBRACO y los proyectos que a través de él se ejecutan, dando un significado práctico a la diplomacia cultural que desde el Instituto, promueve. Aunque sabe que la cultura lo es todo (o casi todo, en esta época posmoderna), el énfasis que ella pone en la lengua a través de su trabajo, como manifestación cultural brasilera, es lo que explica que la venta de la cultura de Brasil a los demás países de Latinoamérica, sea una oferta sui generis.
Una oferta interesante de eventos de divulgación cultural de Brasil para Colombia por ejemplo, se expresa además de la lengua, en el baile, la música, la literatura y las fiestas típicas; todas estas manifestaciones son una muestra de los contrastes que caracterizan a Brasil en sus múltiples facetas y en su diversidad tan extensa como su territorio. Beatriz asegura que “Nosotros, – IBRACO – sin embargo, tenemos como prioridad la divulgación de la lengua porque es a través de la lengua que todos nuestros códigos y nuestras cosas llegan hasta nuestra mente”. Pero …¿Cómo vender cultura y cómo hacer de ella un valor agregado a propuestas alternativas de integración regional para América Latina, que pretendan escapar a la lógica del mercado?… Fue entonces cuando Beatriz habló de la oferta educativa y de cómo la lengua como patrimonio y bien cultural en la zona de frontera entre Brasil y Colombia, constituía en una fuente de riqueza para los nacionales de ambos territorios.
Se trata de un proyecto interesante de integración cultural lingüística entre los pobladores de Leticia y Tabatinga (ciudades fronterizas de Colombia y Brasil, respectivamente), promovido por el IBRACO. En esta frontera, como en casi todas las demás de América Latina, los nacionales de uno y otro lado de la línea (a veces inexistente y solamente imaginaria) conviven diariamente, olvidando casi por completo el límite territorial. Sin embargo, en esta frontera amistosa hay una barrera enorme: la lengua. El portugués y el español por ser lenguas romances, tienen en sus fonemas y grafías características muy similares, sin embargo guardan su distancia, distancia a veces inadvertida por los escasos conocimientos de los naturales de ambos países que, en vez de facilitar que “los códigos y las cosas lleguen a la mente”, lo que hacen es dificultar y entorpecer el proceso de comunicación. No pocos habían sido los incidentes entre unos y otros a causa precisamente, de interpretaciones erradas de expresiones en español o portugués. Esto, sumado a una falta de cobertura a nivel de educación por parte de los gobiernos centrales, situación común en la mayoría de las zonas de frontera de nuestro país Colombia, hacía de esta frontera amistosa, una frontera tartamuda y altamente analfabeta.
Frente a esta dificultad planteada a nivel central en las capitales de ambos países y gracias al creciente interés de la Embajada de Brasil en Bogotá, Colombia, a través del IBRACO, se empezó a trabajar a partir de este año, 2005, en un proyecto binacional de aprendizaje de la lengua portuguesa: “Enseñanza del portugués y el español en la región fronteriza”.
A partir de una visión global de la problemática que afecta a las fronteras comunes y de la posible solución desde un acercamiento cultural idiomático entre pobladores de este territorio, la Embajadora de Brasil en Colombia, Maria Celina de Azevedo Rodrígues, propuso al gobierno colombiano trabajar en la iniciativa, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Ministerio de Educación de Colombia, dando inicio así a un proyecto de alfabetización en portugués y español como plan obligatorio para los habitantes de la frontera.
Desde entonces, el IBRACO ha venido ejecutando el proyecto que arrancó en enero. “Nosotros ya vamos en más de la mitad del cronograma que teníamos con Leticia; en este momento 22 profesores leticianos están siendo formados para dictar clases de portugués con enfoque en el portugués como segunda lengua; es así como el idioma portugués será obligatorio en Leticia a partir del octavo grado y también en los grados décimos y onceavos. Lo más fantástico de todo, es que también el Ministerio de Educación de Colombia, ya empezó a implantar el proyecto del lado brasilero con ayuda del Departamento de Planeación de la Lengua Portuguesa – DPLP - , del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, departamento al que esta vinculado el IBRACO. Es muy gratificante el impacto que ese proyecto ha tenido. Nosotros empezamos con algunos profesores y en este momento ya tenemos como 150 personas preparándose para presentar el examen de dominio de lengua portuguesa (CELPE-Bras) para extranjeros en Leticia; o sea, es una cosa completamente novedosa porque hasta ahora Brasil solo autorizaba la aplicación del CELPE-Bras en las capitales y Leticia sería el primer puesto avanzado del CELPE-Bras fuera de las capitales de los países en que la misión diplomática brasilera hace presencia”.
Este proyecto no solo repercute en la alfabetización de la frontera y en la oferta lingüística; también abre oportunidades laborales a nacionales de ambos países, ya que el idioma los acerca y facilita su intercambio. Es sin duda alguna un ejemplo exitoso de cómo la cultura desde una manera práctica logra integrar a Latinoamérica.
Otras propuestas alternativas que reclamen a la cultura como eje articulador de la integración regional para América Latina, podrían tomar como ejemplo práctico esta experiencia. Los discursos gastados que versan sobre la pelea con el gran “hegemón o el imperialismo yanqui” y que reclaman una oportunidad para la cultura como motor de la integración deben suavizar el lenguaje –como señala Beatriz- y medir los alcances reales de las propuestas concretas que puedan formular. Beatriz es escéptica frente a este último tipo de propuestas. No cree que la integración desde la cultura sea fácil, al contrario cree más bien que el discurso esta siendo muy radical y que salvo propuestas concretas como la que promueve el IBRACO, aquellas que están cargadas de retórica y con poco carácter propositivo, son propuestas que nacen muertas por una falta de correspondencia entre los proyectos y los contextos reales del siglo XXI. Es posible luchar por lo que se cree y creer en lo que se hace, pero de una forma más suave e inteligente. Para Beatriz esto no se trata de abandonar los principios que como cultura rigen a América Latina, como tampoco de las ideologías, pero hay otras formas de hacerlo y aunque piensa que las iniciativas alternativas son muy positivas, “hay que cambiar el discurso y ser más coincidentes con la realidad y estar dispuesto a aceptar el costo y la cuota de esfuerzo que tiene todo proceso social, al que por supuesto no se escapará la integración regional latinoamericana!”.
Como aprendizaje y propuesta, Beatriz señala que su experiencia es una apuesta ambiciosa de inversión en educación y cultura. Es precisamente ahí en la educación en donde existen las posibilidades de expandir la cultura. Los aspectos importantes de las manifestaciones culturales de esos países sobrepasen la frontera a diario y sin ninguna necesidad de una política; solamente porque están abiertos al turismo, uno va, conoce, trae una música y eso se va difundiendo, porque a veces –piensa Beatriz- los procesos gubernamentales son tan lentos que cuando llegan a firmarse ó se llega a pensar en poner en marcha algún acuerdo, seguramente la sociedad civil ó parte de la sociedad civil ya lo hizo. Pero las deficiencias en educación son uno de los tantos problemas comunes en América Latina y trabajar por ella de manera integrada hasta ahora, ha sido difícil.
Beatriz ha tenido que vivir las dificultades que tiene un nacional de cualquiera de nuestros países para salir a estudiar, especializarse y regresar a su país a trabajar en su profesión habiendo obtenido títulos de especialización en otros países. Estas son las fronteras reales de la integración cultural por ejemplo. En este sentido, piensa Beatriz, “las intenciones son buenas pero hay que aterrizarlas, porque no sirve que las propuestas sean tan amplias y que el discurso sea tan acogedor cuando en realidad, hay trabas educativas y académicas” como las que ella refiere. El potencial que América Latina tiene es demasiado y Colombia tiene un potencial impresionante, todo lo que se proponen hacer con voluntad, lo hacen bien – afirma-. Creer un poco más en nosotros como latinoamericanos y que a través de estos pequeños trabajos, de estos pequeños proyectos, se puede llegar a algo más grande, es la invitación que Beatriz Miranda nos hace. La cultura a través de la educación, es un trabajo de base, es un trabajo de conciencia y todo es más lento, pero “yo pienso que la otra cara de la globalización son los innumerables movimientos sociales y manifestaciones culturales que se están dando alrededor del mundo con el propósito de preservar la diversidad, de preservar el discurso. Ese proceso es un proceso interesante”, a lo que añado, proceso que empieza por la educación.
integración regional, educación y cambio cultural
, , Barrio Chicó
Integración regional en América Latina : Chile, Colombia, México
A pesar de las fronteras culturales reales, como el idioma en el caso del proceso de integración regional entre la región andina y Brasil, no se pueden desconocer los intentos para que al menos de manera informal el fenómeno social de la integración ocurra. Sin embargo, el proceso de integración regional apenas en ciernes en América Latina, presenta serias deficiencias que van más allá de contingencias como las barreras idiomáticas. En contraste y a pesar de las críticas que desde la institucionalidad y la efectividad de los acuerdos, se puedan hacer al proceso europeo, este nos señala enclaves primordiales para lograr la integración y que ellos están en la voluntad política, no solo de los gobiernos sino de los pueblos. Aunque con algunos obstáculos, el proceso europeo a logrando franquear el idiomático, haciendo tal vez de este, un aspecto en el que la heterogeneidad y la diversidad se constituyen en sinónimo de riqueza.
Por otra parte, la educación y la movilización de los recursos humanos deben ser presupuestos básicos para ver los alcances de la integración. Las barreras actuales en ese sentido, aún dan muestras del atraso en términos del proceso de integración en América Latina. Sin embargo, propuestas como la del proyecto lingüístico binacional son avances concretos de alternativas de integración reales que desde la cultura y la educación, constituyen una propuesta de integración “desde abajo” con un buen trabajo de base.
Sitio WEB del IBRACO: www.ibraco.org.co, Calle 93 # 13 A – 75.
Esta ficha fue realizada en el marco del desarrollo de la alianza metodológica ESPIRAL, Escritores Públicos para la Integración Regional en América Latina
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