El autor de una capitalización de experiencia recibe uno o varios ejemplares de su primera entrevista-testimonio: ¿qué pasa?
Normalmente, hacemos esta devolución colocando al autor frente a sus responsabilidades: a él le toca decidir. ¿Quiere corregirlo y mejorarlo, o bien volver a elaborarlo a fondo, o completarlo con una nueva conversación, o bien pasar a otra forma de trabajo?
Es a lo largo de la capitalización del PRIV de Cochabamba, en Bolivia, donde más hemos practicado estas entrevistas-testimoni os. Con Loyda Sánchez hemos hecho docenas de ellas, nos hemos pasado cientos de horas transcribiéndolas, puliendo sus versiones sucesivas, descubriendo sus riquezas ocultas que a menudo no habíamos detectado al principio, fabricando maquetas de formato libro para poder fotocopiar algunos ejemplares bien presentados.
En el momento de devolverlos a sus autores, estábamos de algún modo enamorados de esos testimonios y de sus potenciales, entusiastas con la idea de poder comenzar a difundirlos en el seno de l PRIV para que dinamicen la capitalización en conjunto, con ganas de traspasar ya los mismos límites del PRIV y de brindar tantas reflexiones y anécdotas reveladoras a quienes necesitaban de ellas y las pedían: colegas de otros proyectos, estudiantes enbusca de un poco de realidad para aclarar las teorías aprendidas, etc.
Pero, regla de juego esencial, el autor es el único dueño de sus testimonios, a él le corresponde decidir. Y en la gran mayoría de los casos desembocábamos en un bloqueo de la difusió n de esos testimonios.
¿Por qué? Precisamente porque la versión impresa del testimonio planteaba un nuevo salto que dar: la difusión. Y ese salto del testimonio a la difusión no es tan evidente.
La intimidad de la entrevista-testimonio creaba un ambiente propicio para que el autor relate y se relate. La hoja impresa simbolizaba al contrario el ojo del otro, del lector, del público. El desafío de la difusión del testimonio planteaba en realidad la cuestión de fondo en cuanto a la difusión de la capitalización: ¿qué decir y qué no decir? ¿cómo decirlo?
Encontrábamos pues toda clase de reacciones. Desde la satisfacción de un autor feliz de ver las mejoras escritas de sus rodeos orales y que, después de ciertas correcciones de detalle, daba su acuerdo para compartir. Hasta el desinterés de otro que hojeaba rápidamente su texto y lo dejaba de lado para intentar más bien ponerse a escribir directamente. Mientras otros se sumergían al contrario en procesos más o menos largos de corrección. ¿Largos? Sobre todoen los testimonios colectivos: ¡se necesitó cerca de un año para que la versión de un equipo de terreno sea definitivamente aprobada por cada uno de sus miembros!
En efecto, es en torno a las posibilidades de difusión del conjunto de la capitalización qu e cada uno reflexionaba la de su testimonio. Y ahí estuvo finalmente el mérito principal de haber planteado el desafío de esta primera difusión intermedia.
Quienes entreveían perspectivas concretas de ponerse a trabajar para una obra de fondo sólo miraba n el testimonio como una etapa, a compartir o a dejar de lado. Quienes tenían poca oportunidad de publicar y dudaban de poder participar en alguna obra mayor del PRIV, corregían y volvían a corregir sus testimonios con la idea de dejar allí algo acabado.Quienes dudaban pero, al mismo tiempo, exigían poder participar tenían más bien la tendencia a bloquear la difusión de testimonios, por temor a que su rol se limite finalmente al de testigo-informante.
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, Bolivia, Andean countries, Cochabamba
Luego, durante la preparación de los dos libros de capitalización del PRIV, entre finales de 1991 y principios de 1993, ningún autor retomó realmente su testimonio como base principal de lo que elaboraba: éste había servido sobre todo para verse mejor a sí mismo y como equipo; la capitalización, articulada alrededor de la difusión buscaba más bien un diálogo con el exterior; el enfoque era complementario, pero diferente. En todo caso el testimonio había preparado la reflexión sobre qué sería un productocompartible con otros.
El PRIV=Proyecto de Riego Inter-Valleses realizado en Cochabamba, Bolivia, por el Estado Boliviano y la Cooperación Alemana, desde 1977. La capitalización fue hecha con apoyo presupuestario de la Sociedad Alemana de Cooperación Técnica, la GTZ. Los dos libros de esta capitalización son: « Dios da el agua, ¿qué hacen los proyectos? - manejo de agua y organización campesina », Hisbol-PRIV, La Paz 1992, 250 páginas; « Del paquete al acompañamiento- experiencias del PRIV en extensión agropecuaria », en prensa.
Traducción de la ficha « Capitalisation : le saut de la diffusion dans le témoignage »