01 / 1994
La sustentabilidad es un concepto de moda, pegajoso. Todo el mundo lo usa y nadie sabe muy bien lo que quiere decir. Es una especie de invocación. Por ejemplo, en el preámbulo del TLC aparece el compromiso formal de los tres gobiernos de América del Norte con el desarrollo sustentable, pero no sabemos aterrizar este concepto en programas de acción.
Habría que suponer que cualquier actividad de desarrollo es insustentable mientras no se muestre lo contrario. La sustentabilidad hay que probarla, y para ello tiene que pasar una prueba de tiempo, de práctica, de apreciación social, de crítica.
Ahora existe una especie de optimismo oficial de que desarrollo y medio ambiente son absolutamente compatibles; basta ponerle calificativo al desarrollo, h ablar de desarrollo sustentable, para eliminar cualquier problema. Las cosas son más complicadas. Cualquier actividad humana implica una intervención en un medio social y en un medio físico. En principio la mayor parte de las intervenciones humanas, tanto en el medio social, como en el medio biofísico son de naturaleza irreversible. Para determinar si una intervención es sustentable o no es necesario definir en términos operativos el concepto.
Un antecedente conceptual a la sustentabilidad es el Ecodesarrollo, que introducía aspectos como el de la equidad, que hoy pasa a un segundo plano.
Desarrollo sustentable no puede ser una etiqueta. No puede ser como el café orgánico, no puede atribuirse sustentabilidad a una madera, un equipo, una producción. La difusión mundial del concepto, en 1980 empezó cuando la Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza empezó a presentar una estrategia mundial para la conservación poniendo en el centro el concepto de sustentabilidad. El concepto de sustentabilidad tenía una base biológica, pero no social o económica.
Después la Comisión Brundtland le dio al concepto el pasaporte mundial y estatuto oficial. Esta comisión publicó "Nuestro futuro común" como resultado de sus deliberaciones en 1987: "el desarrol lo sustentable es aquel que provee las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para solventar sus propias necesidades". Dos conceptos básicos: atención a necesidades y equidad transgeneracional. Que la generación actual no sea tan voraz como para impedir que las próximas puedan hacer por lo menos lo mismo. Que las futuras generaciones tengan las mismas opciones.
El largo plazo rompe muchos paradigmas (en México, por ejemplo, el problema es el sexenio. El largo plazo es un desafío para la mayor parte de los paradigmas ecológicos, económicos y sociales. El concepto de sustentabilidad se ha abierto también hacia sus implicaciones sociales: o bien la modificación de un ecosistema desestabiliza un sistema social, o bien la desestabilización del ecosistema tiene implicaciones sociales. No puede hablarse de ecología pura sin ligarla con la sociedad.
Tomado de la exposición de Fernando Tudela en el Taller sobre Políticas hacia una Agricultura Campesina Sustentable. México D.F. 2-3 de julio 1993. Taller organizado por RIAD-México: CECCAM, CNOC, UNORCA y GEA/Progama PASOS.
Actas de colóquio, seminário, encontro,…
TUDELA, Fernando, 1993 (MEXICO)