09 / 2002
Tres de la mañana. Al parecer, todo el pueblo duerme en Gbala, al norte de Marruecos; la oscuridad está en su punto máximo, y reina la calma. A pesar del frío de la madrugada, ya hay personas en movimiento, seres que de una manera muy ágil y decidida salen a realizar su primera tarea cotidiana : son las mujeres que se dirigen, en grupo, hacia el bosque a conseguir la leña que utilizarán durante el día para preparar la comida para la prole y para calentar el ambiente.
Sigilosamente, salen de la aldea para, luego de cinco horas de caminata, internarse en la espesura del bosque e iniciar la recolección. Puesto que esta tarea es su primera responsabilidad de entre todas las que deben cumplir en el día, no se han dado tiempo para desayunar o tomar algo caliente que les dé energía para la nueva jornada. Pero, eso no constituye un problema para estas mujeres, cuyo ritual de atención a sus familiares es algo primordial.
Luego de haber cortado la leña, la agrupan en montoncitos aparentemente fáciles de llevar y, ayudándose mutuamente, se los cargan en la espalda. Esta práctica resulta incómoda, ya que no solo está el peso de cada leño, sino sus puntas y desigualdades, que no se acoplan al cuerpo humano. Y es que, al ser esta una aldea pequeña y pobre, los recursos no alcanzan para implementar nuevos métodos de transporte.
El sol empieza a calentar cuando regresan a casa. Descargan la leña, la acomodan, y enseguida se dirigen al río a recoger agua, esencial para la cocina y para el desarrollo de otras actividades. Estas son las dos tareas más fuertes para ellas. Luego, se dedican al resto de quehaceres : cuidado de los niños, lavado de ropa, y otras actividades cotidianas.
Esta es la experiencia que nos cuenta Fátima Hajjarabi, profesora universitaria en Rabat, quien, en su calidad de antropóloga, se dedica también a la investigación de problemas sociales.
Ella realizó el viaje a Gbala en 1998 para poder presentar un informe a pedido de UNICEF, con el fin de buscar soluciones al alto índice de mortalidad infantil que hay en la zona. Necesitaban conocer de la población sus hábitos alimenticios, laborales, y en general su forma de vida, falencias y ventajas. Durante los 15 días que Fátima estuvo en esa comunidad, se dio cuenta de que las mujeres trabajan alrededor de 18 horas diarias, realizando trabajos que requieren de mucho esfuerzo físico; de que su nutrición desde edades tempranas es deficiente, lo cual se transmite al bebé desde su concepción.
Cada uno de estos problemas constituye una razón para que la mortalidad infantil siga incrementando y, por eso, varios proyectos han sido ya planteados para mejorar la salubridad y la calidad de vida de las comunidades : aligeramiento de las actividades, cambios de rutina, y el desarrollo concreto de ciertos aspectos que mejoren las condiciones de trabajo. Pero los resultados tardan en llegar. Es un proceso largo, que requiere el cambio de algunas costumbres, lo cual no resulta fácil para esta población que quiere mantener sus tradiciones tal como se las transmitieron sus ancestros.
trabalho das mulheres, luta contra a pobreza
, Marrocos, Gbala
En Gbala, Fátima Hajjrabi encontró una aldea en la que las mujeres realizan un gran trabajo para proveer a sus familiares de la mayor comodidad posible en medio de la pobreza y la escasez. La mortalidad infantil es una constante diaria, por la precariedad en la que viven las poblaciones de montaña. Si bien es cierto que este tipo de población pertenece a culturas aborígenes que desean mantener su identidad y su cultura, esto no debería constituir una razón para que vivan alejados de algunos de los beneficios de la modernidad.
Vivir en la montaña es indudablemente un reto para las comunidades, cuando no es posible garantizar los medios de subsistencia necesarios para su desarrollo. Pero la relación ancestral con las montañas es tal vez el tesoro más valioso, y merece respetarse. Por eso, las poblaciones deben buscar alternativas que aseguren el futuro de semejante convivencia.
Ficha realizada en base a la entrevista con Fátima Hajjarabi, profesora e investigadora de la Universidad de Mohamed V Rabat, durante el Segundo Encuentro Mundial de Poblaciones de Montaña, que tuvo lugar en Quito, Ecuador del 17 al 22 de Septiembre de 2002. Para mayor información, contactarse con la persona portadora de esta experiencia : HAJJARABI, Fátima, BP 6452 Rabat Instituts, Rabat - Maroc 10101. Tel. : 00.212.3767.1248 - felk@syfed.refer.org.ma
Entrevista con HAJJARABI, Fátima, entrevista realizada entre el 17 y el 23 de septiembre de 2002
Entrevista
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