La experiencia de un Kurak Mallku
09 / 2002
Antonio Machaca es un hombre cuyo orgullo máximo es haber nacido indígena. Actualmente es reconocido como autoridad originaria de su comunidad, y parte de la nación Soras. El ha vivido dentro de su comunidad, pero se trasladó por varios años a la ciudad para estudiar. Él dice que gracias a su madre estuvo en la ciudad para aprender, y prepararse para ser lo que hoy es. ’Mi experiencia como líder de mi comunidad me ha llevado a hacer una gran lucha por mi pueblo. Hoy en la actualidad estoy tratando de reconstituir nuestros ayllus y markas respetando nuestras costumbres ancestrales, las mismas que han sido pisoteadas’.
’Yo soy un gran Mallku, pero para llegar a ocupar este cargo, primero atravesé por una serie de fases : fui Jilakataj, Mallku de Marka, y ahora soy Kurak Mallku. Yo represento a cuatro provincias en las que nos ha dividido el Estado boliviano’ dice Antonio Machaca. Tiene varias propuestas en torno a la vida de los pueblos originarios de Bolivia. Entre ellas, el fortalecer la educación en la niñez y la juventud, que hoy en la actualidad es una copia de la occidental. Esto ha provocado la pérdida de las costumbres y tradiciones ancestrales. ’La educación de mi pueblo es demasiado inestable. Los niños se preparan hasta la primaria y después tienen que abandonar sus comunidades y vivir en la ciudad para estudiar. Esto es muy malo para mi comunidad por que los jóvenes cambian de ideas, de vestimenta y olvidan su idioma. Esto se debe a la globalización que ha afectado a todos los pueblos indígenas y campesinos de montaña. Mi pueblo se dedica a la crianza de ovejas en un 70 por ciento, un 20 por ciento a la crianza de ganado y un 10 por ciento a la crianza de porcinos. Producimos leche, con la que se hace quesos, que son comercializados en la ciudad. Mi pueblo económicamente es muy pobre y lo que producimos nos alcanza solo para sobrevivir diariamente. Nosotros no recibimos ayuda del Estado, ya que ellos solo se acuerdan de nuestra existencia en épocas electorales, prometiéndonos el cielo y la tierra, y regalándonos gorritos y vasitos’ comenta el señor Machaca. El entrevistado añade que la participación política de los pueblos indígenas ha sido nula hasta hace poco, pero en la actualidad tienen una participación del 40 por ciento en el Parlamento boliviano.
La mayor necesidad que tienen los pueblos en las montañas y campos bolivianos en la actualidad es el agua de riego. Éste es fundamental, debido a que viven de la agricultura y la ganadería. Desean mecanizar este sistema sea, pues el que tienen ahora está obsoleto, porque data de unos 70 años atrás, y su mantenimiento es muy rudimentario. Por esto, muchos campesinos e indígenas sienten amenazada su sostenibilidad como productores, lo que es aprovechado por personas que compran grandes cantidades de lotes en territorios de los pueblos originarios de Bolivia.
Los pueblos indígenas realizaron una gran marcha que duró 35 días hasta la capital de la República -La Paz- con el fin de exigir que se respeten sus derechos que están siendo pisoteados de manera permanente. ’Nosotros no tenemos democracia y nuestra voz ha sido callada por grupos minoritarios. Pocas familias han hecho las leyes para ellos, para los comerciantes, los banqueros, la burguesía. Nosotros estamos luchando por nuestros derechos en salud, educación, y libertad de expresión’.
Las comunidades han ido resolviendo con los medios a su alcance algunos de sus problemas de salud con la medicina tradicional. Antonio Machaca afirma : ’Desde nuestros ancestros esta medicina es practicada por los shamanes en Bolivia, Perú, Ecuador. Los shamanes somos autoridades que hablamos con la Luna. Sabemos cuándo va llover. Si es luna rojiza o blanquecina es más de lluvia o frío’.
Antonio Machaca tiene una gran experiencia como dirigente indígena. En la dictadura de García Meza, fue secuestrado. ’Fui un perseguido político durante esta dictadura, y hace 4 años estoy ocupando el cargo de Mallku. Recuerdo hoy como fue mi vida por luchar por los ideales de mi pueblo. Durante la dictadura de García Meza, era delito hablar de frente. Todos los bolivianos tenían que comulgar diciendo ’Que viva García Meza’, y si uno no lo hacía, iba preso. Yo fui apresado con engaños en un acontecimiento social, estábamos celebrando la fiesta de la Virgen del Carmen. Estuve durante mucho tiempo incomunicado, no sabía si era de noche o de día. Muchos de los presos murieron, yo perdí un riñón a causa de este apresamiento, estuve en una zona militar, en donde sufrimos un infierno’, relata el entrevistado.
En ese lugar estuvo Domitila Chungara, una mujer minera que luchó por mejorar las condiciones de los mineros. ’En ese tiempo la detuvieron. Ella era una ama de casa, y dio a luz en el lugar donde estábamos. Las escenas fueron desgarradoras, porque el lugar era demasiado frío, de cemento, oscuro, y cuando pedimos ayuda a los militares no nos la dieron. Nosotros ayudamos a la señora durante el parto. Alumbró a su hijo sobre el cemento y nosotros nos sacamos la poca ropa que teníamos para poder proteger a esa criatura. Ellos, lo que hicieron fue baldear a la señora con agua fría. Lamentablemente nos sentíamos impotentes. El trato fue demasiado inhumano, nos colocaban boca abajo, nos amarraban las manos y nos castigaban. Los militares nos trataban peor que a bestias, nos tachaban de comunistas, rojos, que estabamos destruyendo nuestro país. Si alguno de los soldados se compadecía de nosotros también era castigados. No existía contemplación, el maltrato era igual para hombres y mujeres. Estuvimos varios meses. Estábamos perdidos en el espacio y también en el tiempo. El único aliento de vida que aun no habíamos perdido fue la esperanza. La pequeña recién nacida lloraba mucho en las noches, el frío la envolvió como también la oscuridad. Nosotros la llamamos Libertad, porque sabíamos que tanto esa criatura como nosotros íbamos a volver a ver nuevamente la luz del día, pero con una nueva iluminación, un nuevo aliento, y que nuestro sacrificio no sería en vano. Pedíamos a Dios que se apiade de nosotros, siempre tuvimos fe, a pesar de estar recibiendo tantos maltratos de parte de los soldados.’
A pesar de los años, para Antonio Machaca las heridas no han curado. Con lágrimas en los ojos, recuerda los momentos duros que pasó en aquel entonces. ’Perdí mi riñón cuando me dieron muchos golpes en el costado derecho y sentí los dolores durante mucho tiempo, y no podía ni siquiera moverme. Cuando los militares querían entretenerse, nos ’chocolateaban’ en un lugar demasiado oscuro, en donde se ponían en columna y nosotros teníamos que pasar por cada uno de ellos, que nos pegaba a su gusto. Yo estuve a punto de morir, por lo que me llevaron a un hospital militar y sacaron los restos de mi riñón derecho. Mi mamá fue la persona que hizo todas las gestiones para la libertad, fui liberado bajo condiciones, con garantías. Yo tenía que entregar los bienes inmuebles que tenía en la ciudad de Oruro. Después de mucho tiempo me llevaron a La Paz, donde estuve convaleciente. Me dieron el alta en Navidad, y yo tenía que ir a firmar todas la mañanas en un puesto militar mi presencia y reconocer que era de Oruro’.
Antonio Machaca continúa : ’Hoy tengo la suerte de estar vivo. Doy gracias a Dios por continuar con esta lucha. Este sufrimiento me dio derecho de voz y voto, a elegir a nuestros propios gobernantes mediante elecciones. Tengo 48 años y hoy quiero apoyar a la formación de nuevos líderes para el bien de mi comunidad. Queremos que la gente joven tome el mando. Los líderes de hoy en día tienen nuevas visiones, muestra de ello es Evo Morales, un aymara, a quien hemos apoyado y guiado de forma correcta para que no se deje contagiar de esa enfermedad que es la corrupción’.
’Nuestros padres nos enseñaron tres mandamientos que son los principios de todos los pueblos indígenas andinos de montaña y de partes planas : ama killa, ama shua, ama llulla (no ser ocioso, no robar, no mentir). Estos principios filosóficos nos ayudan a ser sabios y guiar bien a nuestros pueblos. Por eso como Mallku que soy, tengo que ser sabio y tomar buenas decisiones, para el bien de mi comunidad. Soy el portavoz de mi comunidad y mi voz hoy nadie la callará’, manifiesta con satisfacción.
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, Bolívia
La experiencia del líder indígena, que se identificó como Antonio Machaca, es reveladora de los procesos de exclusión vividos por los pueblos indígenas de Bolivia, especialmente de los períodos de intolerancia y represión, como el de la dictadura de García Meza. Pero, además de mostrar el carácter cerrado del Estado boliviano premoderno, el testimonio de este dirigente también evidencia los cambios en las orientaciones de los dirigentes, desde una visión campesina, de corte sindical, a una inspiración étnica caraterizada por las formas de organización y delegación tradicionales.
Entrevista con MACHACA, Antonio
Entrevista
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