04 / 1998
Actualmente podemos identificar entre el conjunto de sistemas de producción que prevalecen en el agro, cuatro principales modalidades:
1. Las corporativos de agronegocios, con fuertes inversiones de capital, presencia dominante en ciertos mercados regionales, nacionales y de exportación. En la mayor parte de las veces estos corporativos mantienen nexos con numerosas unidades agropecuarias donde la producción se lleva a cabo de acuerdo a las normas y prescripciones técnicas del corporativo.
2. Las unidades de producción de carácter empresarial , de considerable tamaño e infraestructura, que diverso grado de capitalización. Dentro de estos cabe distinguir varios subgrupos:
Por su estructura como empresa:
a)Los que presentan debilidades estructurales, de carácter financiero (carteras vencidas), tecnológico o administrativo, que la hacen altamente vulnerables a los cambios del entorno.
b)Las empresarialmente sanas y con fuerte potencial de desarrollo empresarial. Por su vinculación al mercado:
c)Los que concurren al mercado en forma directa o a través de comisionistas y transportistas.
d)Las que operan integradas a cadenas de valorización, bajo la dirección de algún corporativo de agronegocios, de carácter privado o cooperativo.
3. Los medianos y pequeños empresarios rurales, tipo "farmer", con niveles de capitalización que van de bajo a medio. Cuando clasificamos a estos de acuerdo a la estructura de su empresa y vinculación a los mercados, encontramos una mayor proporción de unidades en los grupos con debilidades estructurales (2a)y concurriendo directamente al mercado (2c)..
4. La unidades de produccion campesina, que en mayor o menor grado combinan agricultura comercial con la de autoconsumo. Por lo regular todas ellas presentan problemas de escasa infraestructura, alto costo financiero, poca asistencia técnica, baja productividad, deficiente vinculación al mercado, etc. Ante los procesos de globalización y cambio tecnológico, para todos los actores del sector rural es un imperativo desarrollar capacidad de respuesta que les permitan asegurar sus capacidad de autosustento y mantener posiciones competitivas. Hacer esto implica que los actores se comprometan en programas de inversión y desarrollo de recursos humanos con un horizonte mínimo de tres a cuatro años.
El problema radica en que sólo una mínima parte de estos productores, los ubicados en los grupos-sistemas 1, 2b y 2d cuentan con la organización y los recursos para financiar parcialmente su propio proceso de desarrollo competitivo.
Para los demás será necesario establecer modelos organizacionales (redes, alianzas estratégicas, empresas del sector social, etc), a través de los cuales se pueda hacer confluir recursos de capital, asistencia técnica, información y capacitación. que permitan incrementar sus capacidades de sustento y competencia. Para poder llevar a cabo un programa de esta naturaleza se habrá de requerir de aportaciones de fondos gubernamentales, de capital de riesgo y de créditos a tasa blandas para poder llevarlos a cabo . Vistos en el plano nacional, estos cuatros sistemas no resultan excluyentes, sino se complementan: son producto de diferentes procesos hisóricos que han tenido y tienen lugar en el seno de la nación mexicana. En el contexto de una política de desarrollo rural el estado debe apoyar la existencia y desarrollo de cada uno de ellos en forma especifica y diferenciada. Solo mediante una política de desarrollo rural incluyente, equilibrada, que sin caer en el populismo, distribuya los recursos con criterios de justicia social y disminución a plazo medio de las desigualdades, podrá el estado lograr un clima de auténtica paz social, como producto de la negociación y el consenso.
Considerando las actuales circunstancias, el sector rural mexicano presenta enormes retos y oportunidades de acción para las organizaciones no gubernamentales; que van desde la atención a la salud, el mejoramiento nutricional, la educación de los niños y ancianos; hasta las de promover alternativas para la solución de carteras vencidas en el agro; fortalecer la capacidad de negociación de las comunidades rurales con las autoridades gubernamentales; promover políticas de programas de desarrollo sustentable; propiciar la promoción e implantación de tecnologías apropiadas; desarrollar redes y sistemas de información para cubrir las necesidades de los productores. etc.
Los problemas son múltiples y diversos y las condiciones para abordarlos y resolverlos varían de comunidad a comunidad y de región en región. Del éxito de las ONG’s para dar respuesta a los nuevos retos dependerá la suerte futura de la democracia en nuestros países; por ello es necesario que quienes participen en las organizaciones no gubernamentales tengan un claro sentido del momento histórico en que se ubica su acción, las fuerzas que lo conforman, el lugar que ocupan respecto del estado y el resto de las instancias que conforman la sociedad.
No debemos perder de vista que estamos atravesando un período de cambios globales donde las estructuras de relaciones nacionales e internacionales, con los compromisos que conllevan, aún prevalecen, mientras las nuevas aún están en proceso de gestación. Esta circunstancia histórica explica la emergencia de los movimientos de la sociedad civil en todo el orbe. En alguna medida con nuestras acciones estamos contribuyendo modestamente a conformar las estructuras del mañana. Sin este sentido histórico se corre el riesgo que prevalezcan las posiciones volutaristas y protagonismo de organizaciones o individuos.
En la medida que en las ONGs con presencia en el medio rural tengamos una clara visión histórica y estructural de los problemas del sector, mejor podremos hacer comprender a las agencias y fondos de financiamiento:
* el sentido y ubicación de nuestra labor; el respeto a nuestro trabajo y la independencia con que lo llevamos a cabo.
* la necesidad de apoyar programas de mediano plazo por comunidades, regiones geográficas o sectores productivos;
* las especificidades regionales y las maneras en que las enfrentamos;
* nuestra necesidad de contar con los recursos que permitan profesionalizar la actividad de los técnicos y promotores que participan en los proyectos;
* la importancia de mantener un continuo contacto a fin de intercambiar experiencias, información sobre oportunidad de mercados para productos rurales, etc.
ONG, agricultura, produção agrícola, desenvolvimento rural
, México
El Foro (de cuya Memoria fue extraída la presente ficha)fue organizado por Estudios Rurales y Asesoría Campesina A.C. y la Universidad Autónoma de Nayarit, en octubre de 1996.
Actas de colóquio, seminário, encontro,…
VERA PREN, J. Tomás, TECADER S.C.P., El papel de las organizaciones civiles en la promoción del desarrollo rural en México, ERA, 1996/10 (México); TECADER S.C.P. Calle 12 diagonal, No. 319, entre 12 Y 14. Fracc. San Carlos, C.P. 97130 Mérida, Yucatán, México. Tels: 43-11-57, 43-15-91, 28-65-23. Fax. 23-55-05. E-mail: tecader@minter.cieamer.conacyt.mx
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