Las ONGs en el campo mexicano

Conectarse en Redes, sin enredarse demasiado

Un pequeño taller de costura en una comunidad tiene escasas posibilidades de supervivencia dentro de un sistema económico-político que no está diseñado en función de las necesidades del pueblo. Por eso las comunidades rurales están llenas de cementerios de pequeños proyectos impulsados por hombres y mujeres entusiastas y luchadores, apoyados por asesores abnegados, pero que no han podido entender que solo el apoyo mutuo a partir de intercambios de experiencias y creación de redes de apoyo mutuo permite alentar una esperanza de solidez, sostenibilidad y crecimiento. A través de estas redes de base se van creando mercados, programas de crédito y comercialización alternativos. Una red de tiendas cooperativas que intercambiaran artesanías podrían permitir que cada cooperativa pudiera contar con una sucursal de ventas en cada uno de las plazas sedes, sin costo extra de pago de renta, empleada, etc. La economía de escala que se logra a través del apoyo mutuo logra, además, reducir costos. Pensemos en experiencias de redes de tiendas de abasto que aglutinan su demanda para conseguir precios de mayoreo. Pensemos en servicios de comercialización compartidos entre organizaciones de productores, en vez de que cada grupo haga su propia lucha con escasos recursos y capacidad técnica.

Hay otro tipo de redes de ONGs que ayudan a compartir experiencias y elaborar diagnósticos y estrategias comunes, en el campo propio de las organizaciones de apoyo. Son muy importantes para ubicar nuestro trabajo en un contexto nacional y lograr estrategias más efectivas en nuestra lucha.

Finalmente hay organizaciones nacionales creadas desde arriba con poca participación de las organizaciones de base. Estas padecen un exceso de convocatorias a talleres, simposios y todo tipo de encuentros que las organizaciones de tercer piso requieren para dar una base objetiva a sus planteamientos globales. Son espacios útiles para las organizaciones de base por los contactos que en ellas se logran con fundaciones financiadoras y por algunos servicios útiles que ofreces. Sin embargo hay que evitar involucrarse demasiado en este tipo de eventos, que nos pueden despegar de nuestra base.

Desarrollo integral: todo el hombre y todos los hombres (y mujeres....)

Los programas sectoriales y temáticos, generalmente a nivel nacional, (salud, vivienda, agroecología, derechos humanos, etc.)al llegar al nivel comunitario o regional que es donde se están dando los cambios reales y gestando una nueva nación, no responden a la complejidad y a la interrelación de los problemas que tejen una red tupida, en la que no se puede sacar un hilo sin mover todos los demás. Nuestro programa con mayores problemas ha sido sin duda el de abasto comunitario. Casi todas las pequeñas tiendas que se establecieron han fracasado, la mayor parte por fiar la mercancía a los clientes. En una región de extrema pobreza la gente va a la tienda a pedir fiado porque necesita el alimento para no morirse de hambre. El cliente y el tendero saben que nunca va a pagar. El proceso de descapitalización en el Valle y en otras muchas regiones que conocemos, ha sido tan grande que todo el programa está en crisis. Algo semejante pasa en programas de vivienda y otros servicios, cuando no se ataca al mismo tiempo el problema fundamental que es el de generación de ingresos.

Algunos programas selectivos pueden aumentar la brecha entre los más pobres y los medianamente pobres. Son programas que crean un modelo de economía alternativa que subsiste en la medida en que es cerrada, con acceso a un grupo reducido de privilegiados sin influencia en el espacio económico y político externo. Son proyectos tipo "Arca de Noé" que salvan unos pocos en medio del diluvio universal que va generando pobres cada vez más pobres.

La integralidad: modelos ecológica, económica y socialmente sostenibles

Hay proyectos ecológicos de moda que enfocan la acción exclusivamente hacia la conservación de la flora y de la fauna. A algunas fundaciones norteamericanas de este tipo les preguntábamos si les interesaría el salvar en el Valle del Mezquital una especie en peligro de extinción: la raza hñahñú u otomí. Nos miraron como bichos raros, quizá porque esta especie no se encuentra en sus catálogos.

Desde hace tres años desarrollamos un proyecto de gestión de recursos naturales apoyado por la Fundación Rockefeller. En nuestro planteamiento proponemos un modelo de sostenibilidad total: ecológica, económica y social. Los indígenas extremamente pobres no pueden pensar solo en conservar los recursos para sus hijos o nietos, porque se están muriendo de hambre, y sus descendientes a la mejor ni van a existir o van a emigrar. Por eso nuestros proyectos de reforestación incluyen el procesamiento de las plantas, crédito y comercialización en un paquete completo. Por otra parte si queremos que los proyectos estén funcionando dentro de diez o veinte años, no lo lograremos sino a través de la organización de los campesinos: cooperativas, sociedades de solidaridad social, uniones de ejidos, sociedades de producción rural. En ellas habrá que lograr un modelo organizativo democrático y participativo, ya que sin ello se desintegraría a corto o mediano plazo el tejido social que se impulsó, o por lo menos sus beneficios no sería compartidos en forma equitativa.