En los años setenta, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT)fue el foro para debatir acerca de la igualdad en las comunicaciones: muchos países del llamado mundo "en desarrollo", se asociaron como parte del Movimiento de Países No Alineados, para exigir la igualdad en lo que respecta al acceso a los recursos de la información por un "Nuevo Orden Mundial de la Información". Durante la Conferencia de Administración Mundial de Telecomunicaciones (WARC)en 1978, el debate de la UIT se centró en el tema de la reserva de espacio en el espectro de radiofrecuencias, especialmente vía satélite, para los países "en desarrollo". En aquel entonces, había pocas entidades en el mundo que tenían la capacidad técnica para utilizar este recurso global: Estados Unidos, la URSS y Francia eran los únicos países que contaban con toda la capacidad para lanzar satélites de comunicación. Sin embargo, otros países temían que si no reservaban el espacio, encontrarían obstáculos en lo que respecta al futuro desarrollo. Ellos estaban especialmente interesados en que se les dejara abierta la posibilidad de tener sus satélites en la órbita ecuatorial geoestacionaria para tener una señal estable en algunas regiones específicas.
Durante años, la conservadora UIT ha estado asignando canales para las telecomunicaciones en el espacio planetario, sin que nadie le preste una verdadera atención. Pero actualmente ha sido sacudida por discusiones que han permitido ver la verdadera esencia de la problemática, es decir, la comercialización y la militarización de los recursos del espacio por parte de las grandes potencias y las multinacionales. Esto motivó que el derecho a la comunicación y la necesidad de hacer justicia en cuanto a los asuntos tecnológicos, fueran cuestionados. Estas discusiones fueron expresadas en el MacBride Report, un informe realizado a partir de una investigación de la UNESCO acerca de la distribución de la información. La Comisión MacBride fue tan controvertida que finalmente los Estados Unidos, en protesta, dejó de pagar su cuota a las Naciones Unidas durante algunos años. El resultado fue un distanciamiento de la UNESCO respecto de tales proyectos "controvertidos".
Tanto el debate de la UIT, como la intervención de la UNESCO°MacBride, eran los primeros disparos de una lucha que continua a favor de la justicia en la información, que seguirá creciendo en importancia. Debido al aumento del acceso a las herramientas de información por parte de individuos y de grupos populares, con precios razonables para al consumidor, los productores regionales de video de pequeño formato y los comunicadores de Internet, están comenzando a comprender el potencial del intercambio democrático de ideas y de culturas que es posible hacer con esta tecnología.
La cuestión es cómo se puede desarrollar el uso popular de la tecnología de la información en medio de la hegemonía del comercio mundial (y militar)sobre los recursos tecnológicos. Quizás ya es hora de volver la vista hacia la UIT y reinsertar al pueblo en su agenda. La UIT fue creada antes que las Naciones Unidas, como una agencia mundial para la asignación de radiofrecuencias, para evitar las interferencias entre las naciones y con la misión de designar tanto el espectro global como las vías satélite, recursos esenciales para la infraestructura de cualquier proyecto de telecomunicaciones. En la actualidad, la mayor parte de estos recursos mundiales, supuestamente, han sido asignados a entidades comerciales y militares. Con el colapso del Campo Socialista del Este, la desaparición del Movimiento de Países No Alineados y la privatización de las agencias de telecomunicaciones nacionales, no existe una resistencia organizada a la comercialización de la infraestructura mundial de las telecomunicaciones.
Un ejemplo de cómo las comunidades pueden imponerse con éxito a las corporaciones para configurar nuevamente la infraestructura de las comunicaciones, nos lo da el movimiento de acceso público en Estados Unidos. Iniciado en los primeros años de la década de los setenta, grupos comunitarios y funcionarios de la ciudad con una visión clara del futuro, lograron que las corporaciones de televisión por cable aseguraran el acceso del público a los equipos y canales por cable. Este movimiento se ha desarrollado en muchas ciudades y proporciona un modelo para el resto del mundo en lo que respecta a cómo el exceso de ganancias en las comunicaciones puede ser dirigido hacia una acción positiva por la equidad en la información.
A medida que las organizaciones comunitarias alrededor del mundo se hacen más conscientes respecto de la importancia de los temas relacionados con las comunicaciones, quizás podríamos dirigirnos a los sindicatos y a las ONG para solicitarles su implicación en esta importante lucha. Las corporaciones multinacionales están explotando a los trabajadores en todas partes, de ahí que los trabajadores se vean forzados a comunicarse unos con otros como una manera de autoconservación. Ahora, varios sindicatos están experimentando con esta idea: en Brasil, algunos trabajadores se están comunicando con sus colegas japoneses de la misma corporación, por medio de fotos que describen las condiciones laborales y de seguridad del lugar de trabajo. Varias organizaciones ambientalistas se están dando cuenta que necesitan del alcance global de la Internet para poder localizar problemas tales como la destrucción de los bosques tropicales y los desechos tóxicos. Tanto las organizaciones obreras como ambientalistas -importantes aliadas en la batalla de la información, necesitan alzar las banderas a favor de los recursos globales de la comunicación sin ganancias comerciales.
Necesitamos un foro internacional para formular las posibles estructuras que podrían hacer valer nuestros derechos en este campo. ¿Qué mejor foro que una Unión Internacional de Telecomunicaciones, encargado de supervisar la infraestructura global? En la medida que los estados han ido privatizando sus sistemas de comunicaciones, las regulaciones de la UIT sobre la trasmisión internacional han ido teniendo cada vez menos impacto y las corporaciones se han aprovechado de este vacío en el foro internacional. Sin embargo, no es demasiado tarde para hacer ver cuán necesaria es una participación popular. Los modelos regionales y locales de colaboración y de participación pueden ser enunciados de nuevo para diseñar un sistema global de los recursos de la información que vea a la humanidad no como un mercado que debe ser explotado, sino como ciudadanos protagonistas.
Las comunicaciones del mundo se han expandido tan rápidamente que apenas hemos tenido tiempo para comprender qué está sucediendo. En este contexto que se encuentra en rápida transformación, necesitamos pensar en las formas para proteger la comunicación democrática, así como examinar aquellos modelos de participación y pensar acerca de si pueden haber vías de promoción y subvención por medio de regulaciones impuestas a organizaciones internacionales como la UIT, la UNESCO, o quizás incluso el Tribunal Internacional.
comunicação, telecomunicações, rede de comunicação
,
DeeDee Halleck: Deep Dish TV Network, 339 Lafayette St.,
New York, NY 10012,USA
Artigos e dossiês
Videazimut, Organizarse para democratizar los medios de comunicación in. Clips, 1995 (Canada), 8
Videazimut - 3680, rue Jeanne-Mance, bur.430 Montreal (Quebec) CANADA H2X 2K5 - Tél. (1 514)982 6660 - Fax (1 514)982 6122 - Canadá - videaz (@) web.net