La intolerancia es, quizá, el razgo más relevante de la cultura colombiana. Sus orígenes remontan al triunfo de la Regeneración (1886)como modelo ideológico-cultural en la sociedad. En efecto, se trataba de un modelo teocrático de organización social y política que confirió a la Iglesia un enorme poder en la regulación de la vida social y de mantenimiento del orden. La Iglesia colombiana se caracterizó por una actitud condenatoria hacia muchos de los valores de la modernidad: el liberalismo, la libertad de conciencia, la separación de Iglesia-Estado, etc. Esta actitud se expresó en un tono de condena moral (por ejemplo, en los textos de Historia y Humanidades)hacia los valores, instituciones o personajes que representaban -en la cosmovisión de la Iglesia- a fuerzas oscuras empeñadas en un complot contra ella y contra los valores eternos de la religión católica. Ese modelo, poco propenso al reconocimiento del conflicto como parte de las relaciones políticas y sociales, homogenizante y poco abierto a la aceptación de las diferencias culturales, étnicas, religiosas, ideológicas fué reproducido por el "Frente Nacional". En efecto, el acuerdo bipartidista entre liberales y conservadores, (1958), que institucionalizó el sistema político colombiano a mediados de este siglo, siguió marcado por los lineamientos político-culturales impuestos por este modelo pese a los cambios socio-culturales que se producían en la sociedad como efecto de los procesos de modernización, industrialización, urbanización y educativos que, en efecto, han ido modificando rápida y conflictivamente a la sociedad colombiana.
identidade cultural
, Colômbia
La importancia del análisis reside en dar cuenta del complejo proceso de "representación" de la sociedad sobre la base de un modelo teocrático de organización social y política que fué, hasta fechas muy recientes, la "piedra angular" del comportamiento normativo de la población colombiana. Sin duda, la intolerancia y el rechazo hacia valores propios de la "modernidad" por parte de la Iglesia y, en buena medida, de las élites políticas, se reflejó en instituciones poco aptas al reconocimiento de las diferencias y limitadas para representar las demandas sociales surgidas como efecto de las transformaciones de la sociedad. El surgimiento de nuevos actores que no responden a ese modelo de organización político-social a la par con la ausencia de nuevos mecanismos de cohesión social, de nuevos referentes colectivos que -en este ambiente de intolerancia- no fueron creados por las instituciones socializadoras básicas como la escuela, la familia y la Iglesia, estarían en la base de los conflictos actuales.
Literatura cinzenta
LOPEZ DE LA ROCHE, Fabio, CINEP
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