02 / 1995
En las experiencias de los proyectos productivos que nos ha tocado conocer, encontramos que frecuentemente se intenta promover la organización colectiva del trabajo. Parece ser que el trabajo en grupo es visto como fin en sí mismo, o al menos como un tipo de organización conveniente y posible en las más diversas circunstancias.
No es raro que al tratar de implementar y desarrollar los trabajos colectivos los promotores se topen con una gama de problemas que van desde la falta de participación hasta los conflictos entre personas y grupos. Nos preguntamos entonces ¿qué sucede con el colectivo como base de procesos de producción y en general de proyectos sociales alternativos?
Hace algunos años en la Meseta Tarasca se echó a andar una cooperativa de confección de "huanengos" (blusas artesanales). Con entusiasmo y no poco trabajo se consiguieron las instalaciones, los créditos y las máquinas de coser, para que fueran utilizadas por un grupo de mujeres costureras y bordadoras. Se planteaba que la comercialización y la administración se realizaran en forma colectiva. Al iniciar el proyecto el grupo contaba con buenos ánimos y más de treinta artesanas.
No pasó mucho tiempo sin que aparecieran las primeras dificultades: ¿Quiénes eran responsables de las descomposturas y reparaciones de las máquinas: el grupo, o unas cuantas? ¿Qué pasaba si unas trabajaban más que otras? ¿y si los huanengos que unas hacían se vendían más? ¿Por qué si unas participaban poco y vendían menos, los créditos debían ser asumidos por el conjunto del grupo? También llegó a suceder que algunas de las artesanas con más experiencia, capaces de hacer huanengos de gran belleza y calidad acostumbraban enseñar los secretos del oficio a sus hijas y nietas, pero no estaban tan dispuestas a transmitirlos al resto.
¿Qué estaba pasando con la organización del trabajo en grupo? ¿Por qué las dificultades al trabajar en conjunto, si en la comunidad existían experiencias y tradiciones de participación colectiva? ¿Por qué si en la organización de las fiestas del pueblo participaban casi todas las familias? ¿Por qué si cuando se necesitó reparar la escuela los hombres cooperaron con trabajo y muchas mujeres prepararon juntas los alimentos para ellos en esos días? ¿Por qué en el taller de costura el trabajo colectivo no "cuajaba"? ¿Serían las cosas así por tratarse de mujeres? Pero si las mujeres mismas habían estado presentes en algunas movilizaciones y hasta en marchas en defensa de las tierras comunales?...
La asistencia al taller empezó a bajar y siguió reduciéndose. Las razones de las ausentes eran fáciles de creer: les faltaba tiempo, debían ocuparse durante horas preparando los alimentos, cuidando sus niños, sus casas, no era tampoco raro que durante algunas épocas "echaran una mano" en los trabajos de las siembras. Era cierto que no siempre sobraba el tiempo para ir al taller. Aunque, la verdad sea dicha, no faltaba quienes achacaban las ausencias a que los maridos de algunas no miraban con buenos ojos que sus mujeres anduvieran dejando "la casa botada".
¿Sería que, al intentar apoyar los ingresos de las familias y la cooperación entre mujeres el taller había entrado en competencia y conflicto con las exigencias de las unidades domésticas? ¿De qué se trataba entonces?
Cuando la participación se había reducido a menos de la tercera parte del grupo original, la mayoría de las que permanecían en la cooperativa y podían beneficiarse de sus instalaciones y relaciones eran las mujeres con menos compromisos familiares, algunas viudas y muchachas solteras, que pertenecían en muchos casos a las familias más o menos acomodadas de la comunidad. Algunas de las mujeres que dejaron de asistir siguieron fabricando huanengos en sus casas y vendiéndolos por su cuenta, como siempre lo habían hecho. Tal vez producían menos que las del taller y pasaban más trabajos para vender, pero al menos podían seguir haciéndolos en sus casas entre rato y rato, sin descuidar el resto de sus quehaceres.
El equipo de apoyo se preguntó al cabo de un tiempo: ¿por qué no apoyar directamente esta producción doméstica, utilizando la cooperativa para que las artesanas pudieran acceder a créditos individuales y hacerse de sus propias máquinas? ¿Por qué no utilizar los canales de mercado con que contaba la cooperativa para vender los productos de cada una?
Detrás de la promoción del trabajo colectivo existen consideraciones éticas y políticas, como el tratar de romper a través del trabajo y en el trabajo mismo con el individualismo y la concentración del saber, del poder y de los beneficios que se generan en la producción. También se propone la organización colectiva buscando lograr una mayor eficiencia de los proyectos. ¿Cómo adecuar en los proyectos productivos estos objetivos generales a las condiciones de vida que existen en una comunidad, sin imponer modelos a los que los participantes no pueden, o no tienen porqué adaptarse?
No podemos basarnos en el presupuesto de que las tradiciones, mecanismos y estructuras de producción colectiva y de distribuición igualitaria de las comunidades resultan hoy día vigentes en las distintas esferas de actividad socio-económica. Las comunidades rurales han debido enfrentar y adaptarse a la acción del mercado y del sistema social global a los que en muchos casos han tenido que responder individualmente. Si bien persisten también formas de resistencia colectiva, éstas son limitadas y atraviesan a menudo por procesos de deterioro. Esta es una de las razones por las que la propuesta de organización colectiva puede no llegar a "cuajar".
Límites a la participación y a la apropiación colectiva
¿Qué requerimientos exige la participación en un proyecto colectivo a los distintos sectores de la población de una comunidad rural? En muchos casos, quienes pueden participar en proyectos que imponen condiciones como las que señalábamos, son miembros de familias que han logrado resolver sus necesidades básicas de subsistencia, y pertenecen frecuentmenete a sectores "medios" dentro de las comunidades. Sus mejores condiciones favorecen su liderazgo y les permite no sólo participar en los proyectos sino también apropiárselos.
Los sectores más pobres muchas veces no pueden participar justamente porque están absolutamente absorbidos por su trabajo para sobrevivir.
Cuando sí funciona lo colectivo
No podemos perder de vista los resultados exitosos de algunos proyectos de infraestructura comunitaria, ni el hecho de que para ciertas actividades es forzosa la organización y el trabajo grupal (aprovechamiento de bosques, uso de cierta maquinaria, etc). Se necesita encontrar las formas de organización apropiadas tanto a las condiciones de cada lugar y grupo, como a las de cada tipo de proyecto de que se trate. Esto implica hacer un mayor esfuerzo por conocer e investigar las particularidades de cada comunidad y sensibilidad para percibirlas y respetarlas.
mulher, organização camponesa
, México
Artigos e dossiês
PASOS in. PASOS, 1991 (MEXICO), Año III. N° 3
GEA (Grupo de Estudios Ambientales) - Allende N°7 Col. Sta.Ursula Coapa. México D.F. 04650 MEXICO - Tel: 56 17 90 27, 56 17 29 87 y 56 19 28 92 - México - www.gea-ac.org - gea (@) laneta.apc.org