Experiencias que apuntan hacia una sustentabilidad agropecuaria

La agricultura sustentable no existe, se está construyendo. Lo que se tiene es una gran diversidad y heterogeneidad de proyectos, de ideas, de estrategias. Las experiencias presentan un panorama en donde las dimensiones macro y micro se entrecruzan y los matices de cada región imprimen su especificidad. Hay proyectos incipientes que están haciendo diagnósticos participativos, armando sus organizaciones, apenas entrando a las cuestiones de la agricultura sustentable, y también organismos que llevan más de 10 años en esta línea, aunque no tuviera en sus inicios el nombre de sustentable.

La Asociación Mexicana de Agricultores Ecológicos y la Unión Campesina Independiente de la Región del Istmo han impulsado la cafeticultura orgánica.

Estudios Rurales y Asesoría ha venido trabajando en la Sierra Norte de Oaxaca, asesorando a varias comunidades en el cultivo del bosque y el ordenamiento territorial.

El Centro de Educación Ambiental, de Tlaxcala, ha venido promoviendo la conservación de suelo y agua el abonado orgánico y la rotación de cultivos. Ha capacitado cuadros medios y campesinos y experimentado a nivel municipal en programas de reforestación, fabricación de composta y promoción de programas productivos para niños.

El Consejo de Pueblos Nahuas del Alto Balsas, nacido en Guerrero con la oposición a la Presa Hidroeléctrica de San Juan Tetelcingo, busca hoy construir un proyecto alternativo de desarrollo regional.

Otra organización guerrerense es la S.S.S. Sanzekan Tineme, que se crea en torno al abastecimiento de fertilizante, y que actualmente ha emprendido además programas de comercialización de productos de palma, de abasto, de reforestación y de asistencia técnica.

La Comercializadora Agropecuaria de Occidente (COMAGRO)y Convergencia Campesina han avanzado en la apropiación del proceso productivo, y controlan la comercialización de fertilizante. Están buscando alternativas de fertilización, pero no resulta fácil hacerlo a escala regional.

Otra experiencia en el estado de Michoacán es la del Centro de Estudios Sociales y Ecológicos, que ha emprendido trabajos de experimentación en medio campesino, recuperando los conocimientos y técnicas tradicionales.

En Hidalgo numerosas comunidades de lechuguilleros del Valle del Mezquital han formado comités para reforestar la lechuguilla, que se había sobreexplotado.

En el Sur de Veracruz el Proyecto Sierra de Santa Marta estudia las posibilidades de emprender proyectos productivos para frenar la destrucción de la selva, a la vez que experimenta con abonos verdes. Su propuesta es impulsar la conservación de suelos, la producción para el consumo, los cultivos comerciales orgánicos (café, palma y vainilla)y los procesos locales de organización.