Un estudio realizado por el Colectivo Pesca y Desarrollo presenta las iniciativas de los pescadores bretones a favor de la pesca sostenible
03 / 2010
Enfrentados a los problemas estructurales del sector pesquero y a la incertidumbre de la coyuntura actual, los pescadores artesanales de la Bretaña francesa han emprendido una serie de iniciativas innovadoras con miras a implantar prácticas pesqueras equitativas y métodos de gestión sostenible de recursos marinos. Sus proyectos quedan recogidos en un estudio realizado por el Colectivo Pesca y Desarrollo (Collective Pêche et Développement) con sede en Lorient, que revela la compleja realidad que rodea la crisis del sector pesquero.
La explotación de las especies “nobles”, las más cercanas a la costa, se ha intensificado y con el tiempo ha provocado una diversificación de la captura en las aguas de bajura. De la misma manera la presión pesquera ha ampliado su alcance geográfico, con flotas que extienden sus operaciones hacia nuevos caladeros y repiten en ellas los mismos procesos de explotación y diversificación. Sin embargo la crisis en el sector pesquero no puede achacarse exclusivamente a la sobrepesca y la escasez de recursos. Los pescadores se han visto obligados a soportar la degradación del medio ambiente costero y las consecuencias locales del cambio climático mundial. Con objeto de plantar cara a la crisis que les afecta desde comienzos de los años noventa, las organizaciones de pescadores han tomado las riendas del control de la gestión de los caladeros y han instituido numerosas prácticas de gran complejidad adaptadas a su territorio y a sus necesidades.
Los pescadores han luchado por sí mismos contra el deterioro medioambiental y a favor de la recuperación de los recursos. En el sur de Bretaña, en el denominado Pays Bigoudin, los pescadores, los ostricultores y los ecologistas han colaborado en la recuperación y mantenimiento de la calidad del medio ambiente del estuario, fundamental para los ciclos ecológicos. Durante un decenio la asociación Cap 2000 ha conseguido aunar los esfuerzos de los ostricultores, pescadores y agricultores de Morbihan, al sur de Bretaña, para mantener la calidad de las aguas. En Côtes d’Armor, en el norte de la región, los pescadores han fundado una agrupación, AREVAL, que busca soluciones a los problemas ecológicos provocados por una especie invasiva de caracol marino (crépidule).
Los pescadores de langosta del golfo de Vizcaya tuvieron que plantearse el problema de la selectividad de las redes de arrastre que utilizan y trabajaron duro hasta adoptar aparejos más selectivos. Los investigadores han aplaudido sus esfuerzos, calculando que permiten salvar aproximadamente unos 14 millones de ejemplares inmaduros de merluza al año. Los pescadores de Côtes d’Armor, en la zona septentrional, han decidido el establecimiento de zonas (La Horaine) donde sólo se permite la pesca con línea. En esta misma región el comité local de pesca de Paimpol-Lannion ha reintroducido la langosta con el programa V-Notching, consistente en marcar las hembras reproductoras. En toda la costa bretona los pescadores de sepia han adaptado sus nasas a fin de reducir la mortalidad y permitir el desove.
Cooperativas de pequeña escala
En los años setenta, los miembros de una cooperativa de pescadores de pequeña escala de la isla de Houat, en el sur de Bretaña, instalaron una instalación de incubación que les permitía criar langostas inmaduras, que después se devolvían al mar. En la bahía de Brest los pescadores llevan treinta años dejando descansar ciertas zonas para permitir la reproducción de las vieiras y su crecimiento hasta alcanzar el tamaño adecuado para el mercado. En Morbihan existen proyectos similares para la ostra, la almeja y la oreja de mar.
Han surgido igualmente iniciativas para desplegar fuentes alternativas de energía, si bien todavía en estado embrionario. Los pescadores, por ejemplo, vuelven a desplegar velas. En el puerto de Douarnenez un pescador de moluscos con redes barrederas ha instalado en su pesquero sistemas de aprovechamiento eólico que le permiten ahorrar un 20% de combustible cuando el viento sopla a su favor.
Las importaciones baratas y el desmoronamiento de la demanda de España, que antes era el principal importador de productos pesqueros franceses, han debilitado al sector pesquero. Desde la crisis sectorial de 1992 y 1993, los pesqueros bretones con aparejos de mano se aliaron para crear una marca compartida, “Pesca con líneas de mano de Bretaña occidental”, principalmente destinada a la lubina. La marca aporta transparencia y rastreabilidad al producto comercializado, amén de calidad al consumidor y precios mejores al pescador.
El sector pesquero ha querido replicar la experiencia de las Asociaciones a favor del Mantenimiento de la Agricultura Campesina (AMAP en sus siglas en francés). En Lorient, por ejemplo, se ha creado la Asociación de Apoyo a la Pesca Responsable (LESPAR) a fin de tender puentes entre los pescadores artesanales y los consumidores mediante contratos semanales de abastecimiento de productos de la pesca. Cuarenta familias se han comprometido a vender su captura anual a dos arrastreros.
En la bahía de Saint Brieuc los pescadores controlan su pesquería desarrollando nuevas técnicas pesqueras menos intensivas, y fijando un pago por la obtención de licencias. Parte de los fondos así recaudados sufragan las actividades de monitoreo, control y vigilancia. Más de 500 pescadores y 250 pesqueros aseguran de esta forma un futuro razonablemente próspero aun en el caso en que se instalen centrales eólicas en medio de sus zonas de pesca, como ya está ocurriendo. Otras zonas costeras aplican una gestión científica de los recursos: almejas y berberechos en Pont L’Abbé, por ejemplo, y vieiras en Morlaix, Brest y Glenan. Un ejemplo similar lo constituye el manejo de la recogida de algas en Iroise, al norte de Finistère, donde las zonas de pesca se reparten entre los artes de arrastre y los artes fijos. Los pescadores bretones han realizado una gran inversión de futuro mediante el establecimiento del Parque Nacional de Iroise, un notable ejemplo de colaboración entre pescadores, científicos, ecologistas y autoridades gubernamentales en la protección de la diversidad. La fundación del parque ha abierto brecha para iniciativas como el etiquetado de los productos pesqueros o el desarrollo de la pesquería de oreja de mar.
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Más información
Colectivo Pesca y Desarrollo
Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar
www.ifremer.fr/docelec/notice/1989/notice2202-EN.htm
Dinámica de las pesquerías de bajura en la Bretaña francesa
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