Tradicionalmente ligada a la producción de opio y perteneciente al Triángulo de Oro, Myanmar se lanza en la búsqueda de un desarrollo a escala humana por medio de iniciativas rurales.
01 / 2009
Myanmar es un país conocido por diversos factores, entre los cuales se encuentra su segundo puesto de producción de opio a nivel mundial, su régimen militar que dificulta el concierto de la comunidad internacional para la superación de la condiciones de pobreza de la sociedad y en adición, por el paso del ciclón Nargis, que en mayo de 2008 dejó al país con un saldo de algo más de 130 mil personas fallecidas y otras 2 millones damnificadas. Un país con estas características y adversidades no se rinde y busca el cambio de las mismas por medio del trabajo de organizaciones como el Karuna Myanmar Social Services (KMSS).
El KMSS hace parte de la oficina nacional de Karina (Caritas), perteneciente a Manos Unidas y ésta a la Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Solidaridad (CIDSE) que consiste en una alianza de 15 organizaciones católicas de desarrollo procedentes de Europa y Norteamérica, a la que pertenece Manos Unidas; pero a pesar de su carácter católico no es reticente a la hora de ponerse manos a la obra y trabajar con otras organizaciones profesantes de otras religiones o laicas.
La función primordial del KMSS reside en el planteamiento de planes generales de desarrollo de poblaciones determinadas; lo anterior, por medio de la identificación de las necesidades de una población en la cual desean desarrollar sus actividades, la socialización de éstas y el trazado de diversas propuestas superativas de las condiciones iniciales; cabe reconocer que todo esto, con la participación activa de la población.
En la actualidad trabajan con unas 600 familias del este del Estado de Shan, abarcando una población total de, al menos, 3.000 personas. El trabajo comienza con la incursión del KMSS en el terreno, donde las mayor dificultad se centra en el acompañamiento de la población; haciendo de esto el principal objetivo de la incursión en los primeros años de trabajo. Una vez la población se ha convencido de acompañar el desarrollo del plan de desarrollo, se procede con el Diagnóstico Rural Participativo que identificará las necesidades de la población y de donde se extraerán las líneas de actuación futuras para alcanzar el tan anhelado desarrollo. Pero no todo se hace de una manera tan fluida, cada zona es particular e identifica problemas exclusivos, lo que limita la creación de soluciones generales, haciendo necesario la especificidad en cada caso y región.
Los modelos de desarrollo que se aplican salen de la población, el KMSS sólo hace el acompañamiento de las directrices que el pueblo propone. Hasta la fecha, se ha comprobado que la mayor preocupación es la seguridad alimentaria, concepto que, aunque podría mejorarse con el de soberanía alimentaria, es sólo un paso en la búsqueda de la autodeterminación y desarrollo endógeno al que tiene derecho Myanmar; y es en este proceso donde el cultivo de amapola se convierte en inevitable, pues es el único producto agrícola que arroja las ganancias económicas necesarias para cubrir las necesidades básicas de la población. En éste particular la reconstrucción del sistema de reproducción de alimentos se convierte en una de las tareas esenciales para comenzar con el cambio hacia el desarrollo de Myanmar. En adición al proceso de construcción de una base de producción de alimentos sólida, de calidad y duradera; se trabaja en los círculos complementarios de salud y educación, donde la prevención del Sida y la alfabetización reconvierten sus estandartes respectivamente.
Pero no todo es tan fácil como se pudiera imaginar; la escasez de recursos económicos dificulta cada vez más el trabajo de organizaciones como el KMSS y, en algunas ocasiones, el poco o incipiente desarrollo de programas de mejora puestos en marcha se detienen y hasta se someten nuevamente al negocio ilegal de la producción de amapola, retrocediendo en las anteriores conquistas. Por otro lado el círculo vicioso de amapola, ilegalidad y gobierno militar conllevan grandes y extendidos dolores de cabeza para la población, la erradicación forzosa de cultivos no da opciones a los pobladores y les deja irremediablemente sin sustento abocándolos nuevamente al cultivo de su único sustento. Con todo ello el trabajo de base que desarrolla el KMSS continuará, en la búsqueda de salidas solidarias y participativas que permitan mejorar en definitiva la calidad de vida de sus conciudadanos.
desenvolvimento humano, agricultura ilícita
Fórum Mundial dos Produtores de Culturas Declaradas Ilegais
Esta entrevista fue realizada durante el I Foro Mundial de Productores de Cultivos Declarados Ilícitos realizado el 29, 30 y 31 de enero 2009 en Barcelona. La colecta de experiencias fue dirigida por Almedio Consultores en coordinación con CERAI- España.
Entrevista
U Abay La, miembro Karuna Myanmar Social Services (KMSS), oficina nacional de Karina (Caritas).
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