Los amigos de la Villavieja

A 37 kilómetros de Neiva, capital del departamento del Huila (localizado en el sur – occidente colombiano), se alza, en medio de un territorio árido y caluroso (el desierto de la Tatacoa), la población de Villavieja. Fundada en 1550 por Juan de Cabrera, fue durante largo tiempo la capital del territorio huilense. En sus inicios tuvo que enfrentar ataques de las diferentes tribus indígenas que habitaban la zona y se resistían a la invasión española de sus territorios; no obstante, a fuerza de lucha y de diferentes procesos de acercamiento e intercambios sociales y culturales por fin logro darse un acoplamiento de ambas comunidades; dando como resultado, una hibridación cultural de gran valor histórico para este asentamiento. Sin embargo hoy, con 6.909 habitantes, ya no siendo la capital del departamento, Villavieja es solo una población olvidada en la mitad del llamado Desierto de la Tatacoa, donde la presencia de la administración pública es casi inexistente, el interés económico y turístico es mínimo, a pesar de la riqueza arqueológica y paisajística del territorio; y sus jóvenes esperan ávidamente cualquier oportunidad para abandonar esas tierras. La pobreza de la población se refleja en el solo hecho de no tener una plaza de mercado y en palabras de uno de sus habitantes “por aquí no vienen ni la guerrilla, no ve que no tienen nada que quitarnos”.

En medio de este desolador panorama nació hace 6 años la Asociación los Amigos de Villavieja. Este es un grupo de 11 personas que se han dedicado al trabajo artesanal del totumo (fruto no comestible y de cáscara dura y textura a madera, producido por el árbol del mismo nombre), que es un producto natural de la región. Tradicionalmente, la cáscara de este producto, debido a su forma cóncava y consistencia sólida, es utilizada como recipiente de transito para líquidos u otros productos alimenticios. Por lo general el totumo es utilizado sin ningún tipo de tratamiento o manufactura diferenta a la de limpiarle los residuos carnosos del fruto en su estado natural. No obstante, los artesanos huilenses reunidos en la Asociación vieron en el totumo una materia prima óptima para la manufactura de diferentes artículos utilitarios y decorativos tales como lámparas, floreros y muñecas entre otros. Al mismo tiempo, con la intención de rescatar y dar a conocer las representaciones artísticas de las culturas indígenas que habitaban el Huila sus productos son decorados ideogramas y simbología de las diferentes comunidades indígenas que poblaban el territorio huilense, dándole así una mayor identidad representativa al producto de esta región.

La asociación surgió como iniciativa del Maestro Artesano Rafael Amaya quien desde tiempo atrás venia trabajando con el totumo y conocía a algunas personas del pueblo que estaban interesadas en su trabajo. En vista de ello, un día decidió organizarse en conjunto con las personas atraídas por el proyecto para montar un pequeño taller; “empezamos con un cuchillo y una lija como únicas herramientas de trabajo” cuenta Flor Alba Rojas quien hace parte de la asociación desde su fundación, “la asociación la empezamos 22 personas con la orientación de Rafael; al comienzo el trabajo fue muy duro y se tenia poca confianza en la duración del proyecto” continua diciendo. Los productos que empezaron a producir se presentaron en diferentes ferias y muestras artesanales que se llevan a cabo en el departamento del Huila teniendo una buena acogida dentro del mercado artesanal; sin embargo, lo que realmente le dio solidez a la asociación fue la obtención del premio de Maestro Artesano ganado por el señor Rafael en el año 2002, por la calidad y autenticidad del trabajo que estaban llevando a cabo.

Este premio sirvió como incentivo para continuar con el trabajo artesanal, al tiempo que los llevó a participar en nuevos eventos y así realizar una mayor difusión de su industria. De la misma forma, diferentes organismos gubernamentales tales como la Secretaria de Cultura del departamento del Huila y la Gobernación del Departamento, mostraron un mayor entusiasmo hacia los proyectos artesanales que se adelantaban en la región. Con motivo de su interés, se acercaron al proyecto de la Asociación para apoyar la iniciativa por medio de cursos de capacitación para que los artesanos pudieran mejorar sus técnicas de producción. Igualmente entidades privadas como la Fundación HOCOL (subsidiaria de la empresa de petrolera del mismo nombre) se hicieron presentes apoyando el proyecto con herramientas necesarias para la producción.

No obstante, como dicen los artesanos de la asociación “en Colombia la mayor parte de los dineros públicos encaminados al apoyo de las expresiones artísticas dependen de los intereses políticos que se desarrollan en cada región; así, cuando los dirigentes políticos rotaron, los intereses políticos cambiaron también, por lo cual, como en un comienzo, nosotros los artesanos quedamos solos de nuevo.” De este modo, al ver que el proyecto se estancaba nuevamente algunos de los miembros de la asociación fueron desvinculándose y el grupo se empezó a reducir. Los miembros restantes buscaron formas de expandir el conocimiento y las técnicas por ellos desarrolladas a través de talleres dirigidos a los villaviejunos pero su esfuerzo fue infructuoso puesto que de las pocas personas que se interesaron en participar muy pocos terminaron el proceso, y es así como hoy el grupo inicial de 22 personas se ha visto reducido a la mitad.

Aún así, el grupo sigue trabajando, ahora con una infraestructura y técnicas mejor desarrolladas, al mismo tiempo que posee una mayor organización interna. Gracias a la calidad de su trabajo, han logrado un reconocimiento en el mercado artesanal y ahora llevan su producto a casi todas las regiones del país e incluso al extranjero, como al Ecuador y otras regiones de América Latina aunque todavía se hace de forma muy tímida pues no exportan de forma directa, sino por medio de amigos y conocidos que llevan y ofrecen sus productos fuera del país. De esta manera, el éxito que han logrado por medio de las artesanías de totumo, no radica solamente en el beneficio monetario que obtienen sino también como muestra del nivel de calidad que se puede llegar a obtener con los productos artesanales y sobretodo tratar de darle una mayor divulgación y una inyección de vida a su olvidado pueblo, pues como dice Alexander Cardozo, otro de los miembros fundadores de la asociación,“nosotros somos la imagen de Villavieja”.