Un espacio binacional para los pueblos de montaña de los pastos

Una identidad escindida

Pasto es la capital del departamento de Nariño en el sur occidente de Colombia, en la frontera con Ecuador y el Océano Pacífico; y en medio de la Cordillera de los Andes, en el macizo montañoso denominado Nudo de los Pastos a los pies del volcán Galeras.

Pasto fue fundada en el sitio de Guacanquer por Lorenzo de Aldana, explorador y conquistador español que en 1539 le dio el nombre de Villaviciosa de la Concepción, luego, pasa a llamarse San Juan de Pasto por el nombre de la comunidad indígena que habitaba la región a la llegada de los conquistadores españoles, los Pastos.

La sociedad pasto fue una de las más numerosas, habitaban en las actuales regiones entre el departamento de Nariño en Colombia y de Carchi en el Ecuador, vivían en las cimas de las montañas y en laderas de poca inclinación. En el 1800 se dividen esos territorios en dos países, Colombia y Ecuador, quedando fragmentada la comunidad. Ambas siguieron distinta suerte.

En el lado ecuatoriano la cultura Pasto ha sido golpeada, casi desaparecida y sus descendientes se han planteado el propósito de difuminar la frontera, para concebir y mirar al gran macizo como eje de una planeación binacional. Las organizaciones que trabajan en la zona han alcanzado un consenso a este respecto y trabajan para este fin.

En Colombia, en cambio, la identidad Pasto ha sobrevivido, actualmente hay cerca de 91 mil indígenas en 21 resguardos indígenas, que coinciden, en algunas ocasiones con la división administrativa de los municipios, sin embargo existe un doble ejercicio de funcionalidad político administrativa, de municipio y pueblo.

Una lucha por la defensa de la madre naturaleza

Para los Pastos la ley de origen es fundamental, ella explica el origen del mundo en base a la dualidad, lo activo en el día y lo pasivo en la noche son ejes basales de la cultura. El mito se manifiesta en dos aves, las perdices poderosas. Esta concepción del origen del mundo rige toda la actividad de la comunidad, en el respeto a las formaciones volcánicas, cerros, ríos, etc.

Mientras el modelo político imperante, organice las cosas desde fuera de ellas, sin tomarlas en cuenta, se producirán los desequilibrios que hoy se generan, afirma Efrén Tarapuéz, representante de Autoridades Indígenas de Colombia. La visión de los Pastos ha ido ganando terreno y encontrando el respeto incluso entre los sectores políticos y académicos de la sociedad. Hemos ganado un espacio, primero la aceptación, ahora esperamos el apoyo para generar el cambio que soñamos de la autonomía de los pueblos indígenas.

El modelo de Los Pastos ha tomado elementos de otros, por ejemplo de los Arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta con quienes comparten la visión del territorio, el derecho mayor, la ley de origen y la ley natural.

En la región se ha llevado a cabo una lucha por la recuperación de la tierra (aún incompleta) y por la creación de una organización fuerte que lleva el nombre de Autoridades Indígenas de Colombia.

Desde el 2002 en adelante se ha empezado un trabajo fuerte para ocupar cargos políticos en el Parlamento y así abrir un espacio para poner en la discusión la problemática de la zona de Los Pastos. En este camino es que han iniciado conversaciones con distintos sectores de la sociedad, incluso armados, para hacer ver la necesidad del respeto a las tradiciones y a la concepción de mundo que tiene la cultura Pasto.

Generando espacios políticos

El proyecto que impulsa este movimiento busca generar un espacio binacional entre las zonas de los Pastos en Ecuador y Colombia, para recuperar tierras, gestionar los recursos naturales y ejercer una autoridad político administrativa propia.

La idea es respetar los derechos de los no indígenas que viven allí, sin embargo, quienes han tenido el territorio durante 500 años lo tienen en un estado de destrucción tal que finalmente son el mejor argumento para la aceptación del Proyecto Binacional Los Pastos.

Resulta vital para este movimiento fortalecer su presencia política en las instancias nacionales, a fin de formular la problemática y convertir sus propuestas en realidad. Es un proceso y proyecto económico social que busca ser un proyecto de ley reconocido en los planes de desarrollo del Estado y en los compes (documentos de Estado), a fin de responsabilizar al gobierno a reconocer la propuesta.

La discusión se ha dado a nivel ministerial, gubernamental, académico y de la sociedad en su conjunto, incluyendo a las comunidades locales a fin de dar un sustento social al proyecto y que no se constituya en una idea propuesta teórica descontextualizada.