Los trabajadores agrícolas de temporada, entre 250 y 500 mil personas, representan hoy uno de los efectos más relevantes de la modernización de la agricultura y de la precariedad de la fuerza de trabajo chilena.
08 / 2005
Uno de los efectos más relevantes de los tratados de Libre Comercio, a los que se ha suscrito nuestro país, es sin lugar a dudas el fuerte crecimiento y modernización de la agricultura comercial y de exportación. Con este fuerte crecimiento, los trabajadores agrícolas, llamados “temporeros”, se han transformado en un componente importante de la fuerza de trabajo del país. En Chile el sector frutícola constituye un 8 por ciento de las exportaciones nacionales y se estima que entre un 13 y 15 por ciento de la fuerza de trabajo se encuentra en este sector.
Los temporeros y temporeras del sector de la agro-industria son todos aquellos que desempeñan faenas propias de una temporada específica y asociadas a un ciclo definido por la temporada. Las principales tareas que ellos realizan son la poda, raleo, cosecha, clasificación, limpieza, desinfección y embalaje.
Actualmente, los temporeros son un grupo heterogéneo, disperso y sobre todo bastante móvil, lo que les hace individuos con identidades complejas, sin organización ni participación social y por lo tanto, con muchos problemas culturales, sociales y económicos. Dentro de este grupo, el 50% aproximadamente lo constituyen mujeres, las que en los últimos años han ido aumentando en número, transformándose en parte importante de la fuerza de trabajo para la agricultura.
Hoy, este estrato laboral autónomo ya esta consolidado y la actividad económica en que se ubica es, en términos generales, exitosa. Sin embargo, mas allá de esta primera apreciación que pareciera poner de acuerdo a empresarios como personeros de gobierno, parece pertinente preguntarse si este éxito se traduce también en un buen desempeño en las relaciones laborales que allí se desarrollan, qué ocurre con el cumplimiento de la legislación laboral y, en definitiva, cómo es la calidad de los empleos de mujeres y hombres que concurren cada temporada a trabajar en los huertos, invernaderos, packings y agro-industrias del sector.
La situación de los trabajadores temporeros pareciera ser bastante mas compleja y menos exitosa que la que se intenta « publicitar ». Varios factores apuntan a mostrar la situación de extrema precariedad en la que se encuentran estos trabajadores.
Es un hecho que esta actividad económica ha generado puestos de trabajo respecto de dos colectivos especialmente sensibles a las cifras de desempleo, las mujeres y los jóvenes. Pero es también evidente que aún persisten muchas deficiencias respecto de la calidad de sus condiciones de trabajo, especialmente si se tiene en cuenta que además, por razones estructurales, es un tipo de empleo que no puede ser permanente. Así, últimamente, han surgido denuncias por la exposición a los pesticidas, también hay reclamos por incumplimiento de lo pactado en los contratos con figuras de sub-contratación o de suministro de trabajadores, que caen en situaciones de fraude laboral, que parecieran ser cada vez más frecuentes, y que han incidido en que esta modalidad de empleo se haya precarizado hoy en día, aún más.
El crecimiento de esta nueva fuerza de trabajo agrícola, ha impulsado al gobierno a promulgar nuevas leyes, para la protección de esta clase trabajadora. Éstas regulan el sueldo, las condiciones y normas que deben cumplir las empresas que cuentan con trabajadores temporeros.
Sin embargo los problemas persisten. Los mismos trabajadores, quienes no están al tanto de las nuevas leyes que los protegen de los abusos a los que son sometidos e incluso, muchas veces conociendo sus derechos y producto de la necesidad aceptan trabajar en condiciones que están por bajo lo indicado en la ley.
Cecilia es uno de los 600. 000 trabajadores temporeros que permiten que las frutas chilenas lleguen en tiempo record a la mesa de los consumidores norteamericanos, suecos o franceses. Según Cecilia, en la actualidad aún persisten practicas de explotación laboral, ya que los temporeros aceptan trabajar en condiciones tales como: la contratación de palabra (con lo cual el trabajador no tiene acceso a previsión de salud o de imposición para jubilación), la intoxicación por exposición a pesticidas, o las indignas condiciones de trabajo, ya que, en muchas ocasiones no cuentan con un lugar limpio donde tomar la colación, ni un baño para sus necesidades.
Según lo indicado en la ley, en los lugares donde hay trabajadoras temporeras, que a su vez sean madres, deben existir salas cuna para el cuidado de los niños. Pero esto no sucede muy a menudo, dado que la ley especifica que por cada 20 temporeras contratadas, debe existir una sala cuna, con lo que se permite que el contratista no exceda de 20 mujeres contratadas en estas condiciones. Esto es sin duda, un claro signo de discriminación, dejando por consiguiente indefensas a todas aquellas mujeres que, en virtud de la necesidad, deben aceptar trabajar sin un contrato ni las condiciones mínimas establecidas por ley.
Otro aspecto del boom agro-exportador chileno ha sido la utilización cada vez mas masiva de plaguicidas. Desde la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (2003), los plaguicidas llegan a Chile con arancel cero, problema no menor considerando que en Chile en especial la quinta, sexta y séptima Región presentan graves problemas tanto de cáncer precoz como de malformaciones congénitas. Además estos productos al ser comercializados irresponsablemente y vendidos a cualquier persona que lo requieran alteran la ecología y el ecosistema de las zonas al ser aplicados al arbitrio de cualquier persona.
Los entes reguladores simplemente hacen oídos sordos a las alarmantes cifras de mortandad y enfermedades adquiridas a través de la aplicación de herbicidas y plaguicidas por parte de los trabajadores temporeros los que son obligados a efectuar dichas labores en condiciones inhumanas. La información que manejan sobre sus derechos los trabajadores que se desempeñan como temporeros es casi nula, y por consiguiente en la práctica estas labores inhumanas se toman como normales y naturales dentro de sus obligaciones.
En enero del 2005, la agencia de cooperación técnica sueca SwedWatch, junto a la Cooperación Técnica Sueca (UBV) y a la ONG Los Grupos Africanos, realizó el estudio “La realidad de los trabajadores de la fruta”. En este documento se concluyó que el trabajo digno, amparo social, no discriminación y puestos laborales seguros son derechos no garantizados para los temporeros chilenos que se desempeñan en el sector frutícola. Estas instituciones llamaron a exigir el sello de producción “ética” a las exportaciones chilenas, por los enormes conflictos que presenta la agroindustria en materia de derechos de los trabajadores.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) es una organización dependiente de las Naciones Unidas (ONU) encargada de los temas referentes al trabajo. La OIT trabaja para que cada empleado, no sólo aquellos a tiempo completo, tenga derecho a lo que la organización define como un trabajo digno y estable (La Agenda para un Trabajo Digno y Decente). Las condiciones laborales deben estar impregnadas de valores como libertad, justicia social, seguridad y dignidad humana. La OIT recuerda que además es un derecho de cada trabajador el organizarse y negociar colectivamente. Chile en este sentido ha ratificado los convenios sobre derecho de asociación de la OIT. Los temporeros podrían, en cierto modo, solucionar muchos de sus problemas creando sindicatos, para que los representen y, por supuesto, para hacer los tratos con los empleadores. En la práctica esto no ocurre, pues al ser trabajos por temporadas, el empleador prefiere simplemente no contratar el próximo periodo a estos dirigentes, dificultando de esta manera la posibilitad de crear sindicatos.
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, Chile, América Latina, VI región del libertador general Bernardo O’higgins, Chomedahue
Integración regional en América Latina : Chile, Colombia, México
Si bien es cierto que aun estamos lejos de tener una legislación que realmente proteja a los temporeros y temporeras, existe hoy por parte del gobierno la inquietud de crear nuevas leyes y tratados que protejan a estos trabajadores. Esto motivado por la precariedad de las condiciones de trabajo, pero principalmente, porque de no solucionar estos problemas laborales, Chile se expone a multas por parte de naciones europeas con las cuales ha firmado Tratados de Libre Comercio.
Por otro lado, la acción de organizaciones de consumidores en los países compradores pareciera ser también un arma eficaz para promover un consumo y un comercio justo. En sus recomendaciones de enero del 2005, SwedWatch propone a las autoridades suecas que exijan el respeto de 7 exigencias básicas a las distribuidoras de frutas chilenas : el pago de salarios justos a los trabajadores (los cuales les permitan vivir y no subsistir), que dispongan de contratos por escrito, que las horas extras sean voluntarias, que tengan derecho a salud y seguridad, que tengan la oportunidad efectiva de organizarse sindicalmente, que exista ética laboral y por ultimo aumentar la difusión de las frutas con sello “fairtrade” (comercio justo).
Finalmente, el tema de la precariedad del trabajo de los temporeros conlleva a interrogarse de una manera más general sobre la situación del empleo en Chile y el modelo de desarrollo actual. Manuel Riesco, economista chileno del Centro de Estudios Públicos aclara al respecto que en Chile « lo esencial de la fuerza de trabajo se dedica a trabajos asalariados precarios. Esta realidad se confirma con las nuevas estadísticas del seguro de desempleo, que muestran que más de la mitad de los trabajos duran menos de 4 meses, y el 92% de ellos dura menos de un año » y que el « grueso de la fuerza de trabajo chilena moderna entra y sale constantemente de trabajos asalariados precarios. ¡Los trabajadores chilenos somos (casi) todos temporeros! « .
Algunos vínculos que tratan del tema de la situación de los temporeros: Asociación nacional de mujeres rurales e indígenas < www.anamuri.cl>; Cooperación técnica sueca < www.ubv.se>, Red latinoamericana de conflictos ambientales < www.relca.net>, así como en páginas regionales < www.rancagua.cl>.
Esta ficha fue realizada en el marco del desarrollo de la alianza metodológica ESPIRAL, Escritores Públicos para la Integración Regional en América Latina.
Entrevista
Entrevista a SALINAS ORELLANA, Maria Cecilia, trabajadora temporera.
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