¿ Hacia dónde va la agricultura de los Estados Unidos ?

Existen dos grandes corrientes de opinión respecto a las perspectivas de la agricultura estadounidense. Por un lado se plantea la necesidad de una regulación estatal en la agricultura, partiendo del hecho de que los productores individuales no tienen mecanismos para controlar la oferta y la demanda de sus productos. Esta corriente aboga a favor de la fijación de precios agrícolas acordes con los costos de producción, del manejo de oferta, del control de las importaciones, de recursos de fomento y de estrictas regulaciones para la promoción de la agricultura sustentable.

En el otro extremo está una corriente de opinión ligada básicamente al partido republicano y las grandes corporaciones agroalimentarias como Cargill, quienes plantean que el objetivo de las políticas gubernamentales puede ser promover la eficiencia del mercado. Aunque esto pueda significar que muchos productores deban ser expulsados de sus tierras, su propuesta considera que se debe producir tanto como sea posible, dejar que los precios de los productos agrícolas caigan y permitir que los más fuertes (únicos sobrevivientes)conquisten los mercados mundiales.

El debate tiene como telón de fondo la pérdida de los mercados internacionales en el marco de una guerra comercial agrícola, y la creciente quiebra de la producción agrícola en pequeña escala.

Ironías del sistema: la Revista Forbes ubicaba las industrias de la alimentación, las bebidas y el tabaco como las más rentables, a la industria forestal y de empaques en séptimo lugar y a la distribución de alimentos en el octavo. Y mostraba simultáneamente cómo ciertas empresas como General Foods, Purina y Kelloggs tuvieron ventas y ganancias millonarias. Paradójicamente, la pobreza, el desempleo, las quiebras de empresas y la compactación y erosión acelerada de los suelos son una realidad en una de las agriculturas más prósperas del planeta.