La urgencia de aceptar la concepción de justicia del Pueblo Rom.
10 / 2003
Con su largo vestido verde, una hermosa mujer atravesó el auditorio y tomó el micrófono:« Soy Dalila Gómez, hago parte del movimiento social gitano y represento al pueblo Rom, que tiene habitantes en todo el globo ». Los gitanos son originarios del norte de la India y desde hace 10 siglos iniciaron una peregrinación mundial, que les otorgó el título de pueblo transnacional. « En América existimos aproximadamente 4 millones de gitanos. Argentina cuenta con 300 mil gitanos, Ecuador, con 3 mil y Colombia, con 2500 », afirma Dalila.
Para los gitanos, el hecho de tener una cultura ancestral no les niega la posibilidad de vivir la modernidad. Por eso fueron reconocidos por el Convenio 169 de 1989 de la Organización Internacional del Trabajo OIT, sobre « Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes »; sin embargo, no aparecen registrados en ninguna de las estadísticas de Colombia. Dalila comenta que el reconocimiento por parte del Estado ha sido arduo, pues aunque la ley los cobija, no se les identifica como grupo social en el país y no hay ningún proyecto destinado a mejorar sus condiciones de vida. Es decir, existen pero se les invisibiliza.
Los gitanos representan una frontera étnica, por lo que se definen como un pueblo diferente en términos culturales, que forma parte de la nación pluriétnica y multicultural colombiana. Sus integrantes viven en condiciones difíciles con respecto a las garantías mínimas de una vida digna, pues carecen de acceso apropiado a la educación, al trabajo e incluso al sistema judicial -debido al desconocimiento del sistema jurídico colombiano-.
En el aspecto educativo, el 98% de la población gitana solo ha alcanzado el tercer grado de la escuela básica y en el país existe una sola profesional graduada, Dalila, quien con otras dos personas, estudiantes de la Universidad Industrial de Santander, son las únicas de su comunidad que han alcanzado el nivel universitario.
¿Y por qué si en Colombia existe el derecho a la educación básica gratuita, el pueblo gitano no lo hace valer? El sistema escolar homogeniza en la escuela tradicional. Los niños Rom dejan de hablar su idioma y pierden gran parte de su tradición cultural. Por lo tanto, mientras no haya una oferta educativa que a la vez que entrega conocimientos sobre país, los mantiene ligados a su cultura (que existe para otros grupos étnicos minoritarios y se denomina etnoeducación), los gitanos no usarán el sistema educativo.
Lo anterior muestra la seria confrontación que hay entre los dos sistemas de justicia. Inclusive, los Rom poseen un sistema propio que no se relaciona con la justicia ordinaria. La « Kriss Romani » es el Tribunal de Sere Romengue o autoridades tradicionales de nuestro pueblo que se reúne para impartir justicia.Kriss significa organización social gitana. El pueblo gitano tiene, como otros en el país, contradicciones internas, pero se caracteriza por evitar el uso de la violencia para resolverlas. En él, los conflictos dan la posibilidad de que la Kriss y la cultura se reafirmen al reestablecerse el equilibrio comunitario. Los conflictos sirven para la revitalización cultural. La solidaridad es otro tema central:« todos estamos pendientes de todos », dice Dalila.
El pueblo Rom maneja una tradición oral que no se sustenta en lo escrito, lo que hace que el vínculo de la oralidad sea tan fuerte como la escritura para Occidente. Por ello, su visión de impartir justicia se realiza desde la palabra --son una cultura ágrafa--, « la cultura ya está en la mente, el papel no dice nada, lo que vale es la palabra de la gente », repite Dalila. Además, la idea de justicia se relaciona con una búsqueda del equilibrio y de la equidad y emana de la mente y del corazón, no está consignada en ningún lugar.
El poder no es centralizado, ya que los Rom no poseen representantes que concentren la figura de dirección. Centran su poder en la familia. « Cada cual manda en su casa ». Son un grupo social patrilineal y patrilocal, en el que la mujer tiene papeles importantes tanto en la enseñanza de los niños como en la toma de decisiones.
Una de las características de su sistema de equilibrio es que no hay cárceles. Uno de sus preceptos es nunca encerrar a los individuos; la mayor pena que imponen es el destierro:a quien comete un delito se le excluye del territorio, del grupo y se le ignora como gitano.
Actualmente, los Rom trabajan con otros grupos minoritarios para hacer valer sus derechos; sin embargo, faltan proyectos para mejorar sus niveles de vida, pues los planes nacionales o locales de desarrollo no los incluyen. Pero ellos insisten, buscan que el gobierno nacional -con la participación de miembros de su pueblo-, construya un marco jurídico que regule las relaciones entre la comunidad gitana y el Estado colombiano, por medio de la promulgación de un estatuto de autonomía cultural que impulse salidas a las problemáticas que afectan su calidad de vida.
El pueblo Rom ha sido históricamente discriminado y para el caso colombiano la situación no es diferente. Sin embargo, con el reconocimiento de Colombia como país pluricultural, el pueblo gitano comenzó a contar con un escenario político que permite poner en evidencia su marginación y exclusión, pero también que la sociedad valore su riqueza cultural, en particular, su propio sistema de justicia. Estos reconocimientos permiten un mayor acceso de su parte a la justicia ordinaria, tanto en sus derechos económicos y sociales como en el de su autonomía.
Ficha realizada en el marco del Primer Congreso Latinoamericano Justicia y Sociedad de octubre de 2003. Si se desea mayor información puede contactarse con Juan Carlos Gamboa a la dirección electrónica:biofilos@ami.net.co ó prorom@ami.net.co.
* El termino « Gitano » se utiliza aquí con el objetivo de facilitar la comprensión del lector, por lo cual no se utiliza en sentido peyorativo. Dentro de esta comunidad la autodenominación que utilizan es el termino « Rom » que significa gente en
su lengua (romani shib).
Entrevista con GOMEZ, Dalila.
Entretien
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