Germinar en el barrio Santa Rita de Cartagena

Cartagena es una ciudad de la costa Atlántica colombiana, capital del departamento de Bolívar. Allí existe un barrio que lleva por nombre Santa Rita, escenario de una particular propuesta de integración de jóvenes para capacitar a sus vecinos en sus actividades laborales y para que haya una mayor especialización en su quehacer cotidiano.

La idea es afianzar la pequeña economía de los habitantes de este barrio que se caracteriza por sus altos niveles de desempleo, situación que afecta la estabilidad de la familia. El objeto de la propuesta es la población femenina y los jóvenes.

Un grupo de amigos, inquietos por la situación, formó la Corporación Germinar, cuya sostenibilidad económica se basa en los aportes en dinero de los participantes en los talleres. Estas actividades se orientan a mejorar el desempeño laboral en actividades como artesanías en cuero para la fabricación de sandalias, modistería, decoración de fiestas, autoestima, primeros auxilios y campañas de salud. También se enseña inglés, en cursos dirigidos a los jóvenes del sector.

En un primer momento se determinaron las tendencias laborales por medio de censos. Luego comenzó a divulgarse en forma personalizada la intención de la corporación sobre sus objetivos. Siguieron campañas de perifoneo y entrega de volantes puerta a puerta. La convocatoria dio un resultado que desbordó los presupuestos.

La institución, fundada en abril de 2003, con 150 miembros inicialmente, debió reducir el número de personas con las que trabajaba, para estabilizarse seis meses después, con 45 personas. Este hecho se produjo por la falta de recursos económicos que impedían asegurar los aportes a los talleristas que no pertenecían al barrio y requerían el apoyo para asegurar por lo menos su transporte.

La permanencia de la Corporación en el barrio se posibilita en tanto la mayoría de los capacitadores pertenecen al barrio y están en contacto directo con los vecinos y amigos del sector, lo que genera confianza en la comunidad, que es conciente del esfuerzo y perseverancia de sus formadores. Este hecho se hace más evidente cuando se conoce que esta corporación carece de apoyo gubernamental y no gubernamental. Además es evidente que los talleristas realizan esta actividad en forma alterna a sus ocupaciones laborales.

La parroquia presta sus instalaciones para realizar los talleres y a cambio los miembros de la Corporación les hacen mantenimiento y limpieza.

Su actividad pretende, además de asegurar un mejor desempeño laboral de sus integrantes, que los productos manufacturados tomen un lugar reconocido que aseguren un mayor ingreso a quienes participan o la obtención de empleo a quienes no realicen actividades de tipo artesanal, pero que han participado en los cursos de capacitación.

Los capacitadores son conscientes de que al ser este un barrio con una alta intervención institucional, en muchos casos de tipo asistencialista, la población se vuelve dependiente y facilista frente a las problemáticas particulares y comunales. Y estiman que esas acciones deben superarse. La expresión de esa superación ha de estar tanto en el hecho de contribuir económicamente para la permanencia de los talleres, como en la participación colectiva en actividades que faciliten el uso de los espacios para la capacitación.