Los pequeños productores buscan alternativas
(L’élevage dans les Pyrénées menacé par les ours Les petits producteurs en recherche de solutions)
09 / 2002
Hace 100 años, Appy, en Axe Les Thermes, al oeste de los Pirineos, era una comunidad sobrepoblada. Había muchas familias con varios hijos, y cada una de ellas era dueña de un gran terreno en la montaña. De generación en generación se fueron repartiendo dichos territorios, para que cada hijo tuviera una pequeña parcela a su cargo. A partir de la Primera Guerra Mundial, y con la modernización absorbiéndolo todo, los habitantes comenzaron a trasladarse a las ciudades en busca de una mejor vida.
Los pocos habitantes que quedan hoy en día en esta parte de los Pirineos se dedican a la cría de cerdos, borregos y vacas; los del este se ocupan de la producción de leche y queso, y los del oeste de la producción de carne. Es de este lado de la montaña que viven Yves Huez, alcalde de Appy, y Hélène, su esposa, quienes, como agricultores están preocupados por la presencia de los osos cerca de su pueblo.
El problema se presenta sobre todo en verano, cuando los animales, jóvenes y adultos, pastan en las partes altas de la montaña. Los pastores que se dedican a su cría para la producción de carne han formado rebaños con una gran cantidad de animales, sobre todo de cerdos. Al ser incómodo e impráctico el tener que desplazarlos en la mañana y en la tarde, los pastores los dejan libres en ciertas zonas por un período de tiempo.
En estas circunstancias los osos empiezan a acercarse a los animales. No se los puede controlar constantemente, y se dedican a atacar a los rebaños para alimentarse. En general, se comen entre dos y tres animales cada uno, pero las pérdidas son mayores si se cuenta los que mueren del susto, los que caen en precipicios, o las que abortan en los momentos de alboroto.
Las estaciones climáticas representan también un problema con respecto a los osos. En primavera, los rebaños pastan alrededor del pueblito, y son vigilados constantemente. En verano, los conducen a la parte alta de la montaña, exponiéndolos al hambre feroz de los osos pero a su vez introduciéndoles en una zona que les proporciona alimento en abundancia; y en invierno, mientras los osos cumplen su ciclo de hibernación, los animales atraviesan una etapa improductiva.
¿Qué hacer entonces si, al mismo tiempo se debe alimentar a una población local y se debe respetar la naturaleza? Porque, como Yves lo plantea, o se permite la vida de los osos en la montaña y se elimina la agricultura y el pastoreo, y por lo tanto la vida humana en la montaña, o se reubica a los osos para mantener la vida de los campesinos. Porque, al menos en esta área, la convivencia entre osos, campesinos y rebaños es difícil.
Lo que más molesta a la gente de la montaña es el hecho de que los osos que viven en esta región y que causan tantos destrozos e incomodidades vienen de los Cárpatos, en Rusia. Hace alrededor de 6 años un grupo de ecologistas, con el apoyo del estado, los introdujeron en los Pirineos para tratar de dar a la montaña un aire silvestre, para atraer a los turistas, y para remplazar a los osos que 50 años antes habían sido eliminados por la población de entonces, al ver que los rebaños eran, de igual forma, su alimento preferido.
El problema se repite, y tanto organismos protectores de animales como organismos a favor de la vida campesina se enfrentan para tratar de dar una solución a esta situación. Es así como se creó la ADIP (Association de Défense de l’Identité Pyrinéene - Asociación de Defensa de la Identidad de los Pirineos), hace 10 años.
Su objetivo principal es el de permitir a los campesinos desarrollar sus actividades con normalidad. La ADIP desea, por un lado, recuperar a la gente que migra a las ciudades en busca de otras actividades y, por otro, dar lugar a la modernización de la agricultura y la ganadería y, por consiguiente, elevar el nivel de vida de los montañeses.
Esta asociación plantea una nueva problemática. En primer lugar, apoyan mucho a la agricultura. Esta actividad no solo alimenta a la población sino que impide el crecimiento de mala hierba, de arbustos y otras plantas que los animales no comen y que volverían improductiva a la tierra. En segundo lugar, la agricultura no es suficiente para subsistir. Los campesinos se ven obligados a mantener la cría de sus animales para producir otras fuentes de ingreso, tales como la leche, el queso y la carne, según la zona de producción.
Por el lado de la agricultura no hay ningún problema, todos colaboran en su organización. Sin embargo, ha habido huelgas y discusiones con respecto al pastoreo de los ganados. Al estar los territorios divididos en parcelas familiares privadas, los pastores no tienen suficiente espacio para los animales. Por eso, se acudió a una ley que, por un lado, delimita los territorios destinados al pastoreo alrededor de las comunidades, y por otro, hace que los dueños de dichas parcelas alquilen sus territorios a los campesinos por un período de tiempo determinado. Esto ha logrado una transformación en la vida de los pastores. Ahora pueden dejar a sus animales pastando libremente mientras ellos se dedican a otras actividades, incluso en la ciudad.
En cuanto a los osos, la ADIP no ha asumido una responsabilidad directa hasta la fecha. Sus miembros mantienen reuniones con responsables del gobierno para discutir la estrategia a seguir con los osos. Hasta ahora no existe una solución que satisfaga a todos los involucrados en este tema.
Yves y Helene realizan además actividades de turismo ecológico. Los visitantes tienen la opción de recorrer las montañas a pie o en los asnos alquilados por los pequeños productores de la zona.
La situación en la que viven por el momento Yves, Helene y el resto de campesinos de Appy es bastante complicada y comprometedora. En cierta forma, ellos tienen razón en reclamar por la presencia de osos en su territorio, porque les están causando daños y pérdidas económicas. Incluso, varias reformas en los hábitos de pastoreo debieron ser introducidas para proteger a los animales. Sin embargo, los osos ya están ahí, son parte de la naturaleza, y de una u otra manera deben alejarlos de la parte poblada y de la zona en la que pastan los animales. La gente que está a favor de los osos es mayoritariamente aquella que vive en la ciudad, y que no alcanza a ver la situación real de los campesinos. Es una decisión difícil de tomar, si dejar a los osos y despoblar Appy, o apoyar la vida campesina y desalojar a los osos. Yves y Helene están trbajando en la prespectiva de lograr un equilibrio entre los dos factores de tensión.
Ficha hecha en base a la entrevista con Yves Huez, Alcalde de Appy, en Axe Les Thermes, Pirineos, durante el Segundo Encuentro Mundial de Pobladores de Montaña, que tuvo lugar en (Quito, Ecuador), del 17 al 22 de septiembre de 2002. Para mayor información, contactarse con la persona portadora de esta experiencia : HUEZ, Yves, La Ferme aux ânes 09250 UNAC, Los Pirineos, Francia - Tél. 0561644422 - helene@la-ferme-aux-anes.com - www.la-ferme-aux-anes.com
Entrevista con HUEZ, Yves y HUEZ, Hélène, entrevista realizada entre el 17 y el 23 de septiembre de 2002
Entretien
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