(L’économie solidaire propose de meilleures conditions de vie aux paysans boliviens)
Liliana Elizabeth DURAN AGUILAR
09 / 2002
Las Organizaciones Económicas Campesinas -OECAs-, tienen modalidades jurídicas diferentes, pero todas tienen la característica común de ser organizaciones de pequeños productores familiares, de mestizos, de indígenas o de las naciones originarias. Realizan actividades económicas de diverso tipo y funcionan a través de actividades asociativas.
Según expresa Zacarías Calatayud, vocero de la Coordinadora de Integración de Organizaciones Económicas Campesinas de Bolivia (CIOEC-Bolivia), esta instancia se ha consolidado como un espacio que representa al sector de OECAs a nivel nacional e internacional. Actualmente tienen contabilizadas 633 OECAs en todo el país, que en total representan a más de 100.000 familias campesinas. Muchas de ellas están organizadas a nivel comunitario, municipal o en cooperativas o asociaciones de productores.
Actualmente, la CIOEC-Bolivia trabaja directamente con más de doscientas OECAs. Esta coordinadora está enfrentando la desatención del gobierno y la falta de políticas hacia el sector agrícola, a través de la organización de los propios campesinos. Sus pequeñas asociaciones y cooperativas tienen personería jurídica, y han logrado acceder a créditos y asesoría técnica. La mayoría de las organizaciones son productoras de materia prima; otras están ya en la segunda etapa, la transformación y el procesamiento; y algunas más se encargan de la comercialización. Están trabajando conjuntamente para asumir toda la cadena de la producción. Las OECAs encargadas de la comercialización, incluso están exportando al mercado internacional, y han adquirido una experiencia bastante grande.
La CIOEC funciona desde hace más de 10 años como organización nacional o matriz, pero las organizaciones locales que la conforman, tienen aproximadamente de 15 a 20 años de vida.
Si bien es cierto que algunas de las asociaciones han fracasado, otras han resurgido, dejando lecciones que sirven como experiencia a todas para trabajar en función del conjunto. Los campesinos tienen claridad sobre la importancia de unirse para trabajar por su bienestar, pero también para definir sus propias políticas y estrategias. Muchas han recibido apoyo de la cooperación internacional, pero en otros casos, han salido por sí solas.
La CIOEC impulsa, como una línea de acción, la consolidación de relaciones interinstitucionales para elaborar conjuntamente políticas que apoyen la agricultura sostenible, como una alternativa de vida con dignidad para sus socios. Con su trabajo permanente y silencioso, están demostrando al gobierno su amplia cobertura, y le han planteado sus inquietudes, necesidades y propuestas. Para tener mayor capacidad de negociación, tienen el respaldo de organizaciones internacionales, sobre todo de Latinoamérica y Europa.
Estas iniciativas de los campesinos bolivianos se están difundiendo, por la forma de aplicabilidad y los resultados que están obteniendo. Sin embargo, toda esta actividad no es suficiente, y no es la solución de todos los problemas que aquejan al sector. Zacarías Calatayud considera que ’mientras no haya una voluntad política del Gobierno en el sentido de reconocer a las OECAs en todos los ámbitos, y mientras en Bolivia se siga hablando de los ’municipios productivos’, de ’municipios competitivos’ cuando en la realidad solo es una pantalla para introducir productos de otros países o subvencionarlos, entonces no lograremos encarar de manera real todos los problemas’.
’Nosotros estamos organizados en empresas sociales; pero no nos hemos organizado en función del capital; nos hemos aglutinado en función de la necesidad de mejorar nuestras condiciones de vida y, desde luego, por la solidaridad’, dice Zacarías.
El objetivo de las OECAs también es conseguir utilidades. Ellos desean vender sus productos y conseguir dinero sin atropellarse entre hermanos, sin pisotear a nadie, sin explotar a nadie. De una manera solidaria, plantean caminar juntos en pos de una vida más igualitaria y digna.
La imposición del Código de Comercio a las OECAs, ha significado trabas y problemas, pues como empresas, la ley les exige el cumplimiento de obligaciones tributarias, especialmente a quienes están trabajando en el contexto nacional e internacional. Las OECAs están registradas dentro del Código Civil, lo que determina que son organizaciones sin fines de lucro. Ciertamente son grupos organizados con fines sociales, lo que implica que por una parte no están obligadas a pagar tributos. Pero también quiere decir que no son sujetos de crédito, ni tienen oportunidades de capacitación para consolidar sus conocimientos técnicos. Este embrollo legal ha hecho que algunas organizaciones productivas fracasen.
Las OECAs no cuentan con el apoyo de los congresistas, a pesar de que hay 35 Dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB) que han sido nominados como Senadores de la República. El problema es que esta organización no ha entendido el sentido de las OECAs y por lo tanto, no las han respaldado en sus aspiraciones. ’Los obreros se han mantenido en sus acciones reivindicativas y las OECAs tienen sus propuestas económicas y de producción,’ comenta Zacarías.
’Si bien es cierto que las OECAs nunca estuvieron afiliadas a la COB, tienen su propia organización desde que nacieron. Las organizaciones campesinas han sido iniciativas de las comunidades y han ido creciendo paso a paso. Y sus pequeños logros de capacitación, créditos y mejoramiento de semillas han sido el resultado de un esfuerzo permanente y un trabajo arduo que bien vale la pena replicar’, finaliza Zacarías.
Esta experiencia rescata y define la identidad de las organizaciones de familias campesinas, cuya finalidad primordial es mejorar las condiciones de vida a través de obtener mejores ingresos con su producción en el área rural.
Las OECAs no se han dedicado solo a la producción primaria sino que han ido avanzado hasta consolidarse en la trasformación y comercialización de sus productos, han aportado en la seguridad alimentaria de sus miembros e incluso contribuyen con divisas para el país gracias a sus exportaciones.
Los representantes gubernamentales y del Congreso de Bolivia deben mirar esta experiencia como una lección de tenacidad y esfuerzo mancomunado para el desarrollo sostenible del sector agropecuario, y apoyar la iniciativa, facilitando su inclusión en un mundo en el que solo los poderosos pueden arrasar con los mercados locales, gracias a las ’facilidades’ legales con los que cuentan.
Entrevista con CALATAYUD, Zacarías
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