La Unión de vecinos Hospital La Romana en México

EL CONTEXTO

Alrededor de los años 50 surgió en el Estado de México una ciudad perdida sobre un terreno de más de 3 hectáreas ubicado céntricamente en el Municipio de Tlanepantla. El dueño del fraccionamiento La Romana, del que este terreno forma parte, lo donó la Secretaría de Salubridad y Asistencia, específicamente para la construcción de un hospital, la obra fue abandonada quedando un cascarón de concreto. Poco a poco fueron instalándose sobre el terreno familias sin techo, quienes construyeron sus viviendas de láminas y madera en la obra inconclusa y hacia mediados de 1972, vivían ya más de 250 familias.

En 1971, el terreno ya valía alrededor de 17 millones de pesos, empezaron entonces las presiones para que los habitantes desocuparan el sitio.

Debido a las amenazas y agresiones que han recibido los habitantes de La Romana, en 1975 quedaban viviendo allí sólo 8 familias, o sea que alrededor de 240 familias fueron desalojadas en 4 años.

EL PROCESOS Y LOS ACTORES INVOLUCRADOS

La ciudad perdida Hospital La Romana, vivía, desde el inicio, graves problemas sociales : vandalismo, analfabetismo, división, desconfianza y explotación. Gente de fuera y dentro extorsionó durante largos años a los vecinos, destacandose la manipulación que ejercía un líder del "Frente Unico de Inquilinos" que cobraba cuotas semanales a cada familia a cambio de ofrecer soluciones que jamás se concretaron.

Pese a estos obstáculos y antecedentes, a partir de 1971, los habitantes se organizaron e integraron la Unión de Vecinos que opera sin líder y en funcíon de resolver colectivamente los problemas de la comunidad.

Las primeras acciones de la Unión, después de construir su salón de asambleas, fueron de exponer su situación ante las autoridades máximas, Federales, estatales o municipales. La demanda de la gente fue al principio la del acceso a viviendas económicas en el terreno ocupado. Para lograrlo, la estrategia de los vecinos fue siempre la de negociar con las autoridades. Pero el Gobernador del Estado de México puso el problema en manos del Presidente Municipal, cuya respuesta fue el ofrecer en venta a los vecinos, individualmente lotes en el paraje denominado Tlayacampa, situado cerca de la Romana. Este terreno no contaba con servicios de ningún tipo, además de tener declive pronunciado, lo que dificultaba tanto el acceso como la construcción. La Unión de Vecinos, después de consultar a técnicos especializados, decidió en asamblea no aceptar el terreno.

Después del primer intento de desalojo en diciembre 1972 por la Presidencia Municipal, utilizando policía y bomberos, para que aceptaran trasladarse al terreno de Tlayacampa, los vecinos organizaron una asamblea con las autoridades municipales para dialogar sobre una solución más justa : se declaró públicamente que no se utilizaría la violencia para presionarlos. Sin embargo, la violencia continuaba por lo que muchas familias tuvieron que salir y sólo quedaron 120. Los vecinos denunciaron entonces las arbitrariedades ante la Prensa, el Presidente Municipal y, en una visita realizada a la Presidencia de la República, al Director general de asuntos Jurídicos.