(Entre le marché et le besoin des hommes)
06 / 1996
Desde los años sesenta, la producción agrícola mundial crece más rapidamente que la población del planeta y el número de malnutridos disminuye regularmente. Además la población del globo tiende a estabilizarse. Las perspectivas parecen pues favorables, al menos a largo plazo. Pero aparecen inquietudes y se habla de posibles penurias. En realidad, dos elementos podrían contrarrestar las tendencias actuales. El primero, es el estancamiento del aumento de los rendimientos. Es cierto que la producción agrícola muestra ya signos de disminución en las regiones más productivas, pero estos parecen resultar más de una disminución de la demanda solvente (y de políticas de restricción de la producción), que de obstáculos técnicos. El segundo elemento, es el riesgo de rupturas ecológicas (contaminación, desforestación, pérdida de biodiversidad...)o de agotamiento de los recursos (tierras cultivables, agua...).
El primer elemento mencionado se refiere al problema de los mercados. Es ahora admitido que no es por falta de producción de alimentos que el mundo sufre el hambre, sino porque una parte de la población no tiene medios para comprarse los alimentos. Se tiene que favorecer una demanda solvente : a largo plazo, la pobreza y las desigualdades económicas amenazan la seguridad alimenticia mundial mucho más que las bajas de rendimientos. Luchar contra este problema equivale a pedir el derecho para los pobres para desarrollar actividades económicas, y pues tener acceso a los mercados y a los medios de producción. Esto pasa por una repartición de los mercados mundiales y una concertación para limitar las políticas comerciales agresivas de los grandes paises exportadores. Esta cuestión compleja plantea la de la búsqueda de medios de intervención sobre los mercados mundiales y de sistemas de pensamientos económicos que puedan suceder al liberalismo actual.
El segundo elemento se refiere a la cuestión medioambiental, que ya no se puede disociar de la de la seguridad alimenticia. Hay que buscar como ir más allá de la oposición entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente : no hay economía sana sin una gestión razonada de los recursos, ni gestión razonada de los recursos sin perspectivas de desarrollo. El concepto de desarrollo sostenible resume lo que está en juego, pero la diversidad de las prioridades en materia de medio ambiente así como los lazos entre ecología y cultura hacen de este concepto el fruto de un debate social que está todavía lejos de estar acabado y en la elaboración del cual todos los grupos sociales tienen que poder tomar su lugar, en particular dentro de los más desfavorecidos. El desfío es de concibir a la vez mecanismos globales, como las reglas comerciales del GATT, y acciones diferenciadas y adaptadas a la diversidad de las situaciones.
El mercado no es un sistema de regulación suficiente para responder a las problemáticas planteadas por la cuestión alimentaria mundial. Dos grupos de actores tienen que jugar con él un papel decisivo : los Estados, que tienen que repensar su papel en la economía mundial, y la sociedad civil, que tiene que organizarse, dialogar y dejar expresarse su diversidad.
sécurité alimentaire, agriculture, libéralisme, marché mondial, recherche
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Ficha traducida por Frédéric Prat, GEYSER
Livre
GUIHENEUF, Pierre Yves, PISANI, Edgard, Entre el mercado y las necesidades humanas, FPH=FONDATION CHARLES LEOPOLD MAYER POUR LE PROGRES DE L'HOMME in. Dossier pour un débat, 1996 (FRANCIA), N°53 ter
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