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Avances y retrocesos en el camino hacia la protección del sistema climático planetario

Notas sobre el Protocolo de Kioto

(Avancées et reculs concernant la protection du système climatique planétaire Notes sur le protocole de Kyoto)

Gerardo ALATORRE

01 / 1998

La amenaza del cambio climático

El cambio climático es, quizá, la principal amenaza que se cierne sobre el ambiente a nivel planetario, según se desprende de las investigaciones realizadas por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. A pesar de que aún existen muchas incertidumbres, se sabe que la alteración de los patrones de temperatura y lluvia en todo el mundo podría conllevar desastrosos efectos para los ecosistemas y para la gente: sequías en unas partes, excesiva lluvia en otras; tormentas y ciclones cada vez más violentos y frecuentes; y mayor incidencia de plagas y enfermedades. La velocidad del cambio climático podría ser tal, que algunos ecosistemas serían incapaces de adaptarse. Países enteros, ubicados en pequeñas islas, podrían desaparecer con la previsible elevación del nivel del mar.

Los científicos consideran que urge reducir las concentraciones atmosféricas de gases con efecto invernadero. En el caso del dióxido de carbono (CO2), las emisiones deberían reducirse lo más pronto posible en un 60 ó 70%, en relación con las emisiones de 1990. Esta reducción es responsabilidad, principalmente, de los países industrializados. Son éstos los que mayor cantidad de gases de invernadero generan, por la quema de combustibles fósiles y, además, buena parte de los gases emitidos por esos países desde el siglo pasado siguen en la atmósfera, captando calor. Se ha emitido tal cantidad de gases de invernadero a la atmósfera, que ha sido rebasada la capacidad de absorción de los ecosistemas "sumideros" (bosques y oceanos, principalmente).

La Convención sobre Cambio Climático

En 1992, en Rio de Janeiro, las naciones del mundo suscribieron la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Los países desarrollados formularon sus "buenas intenciones" de regresar en el año 2000 a los niveles de emisión de 1990. Posteriormente se constató la insuficiencia de estos propósitos y la necesidad de un Protocolo que estableciera, de manera jurídicamente vinculante, compromisos cuantitativos y calendarizados de reducción de emisiones.

Lo que aquí está en juego es, ni más ni menos, un modelo de desarrollo basado en la industrialización, la cual a su vez está basada en la quema de combustibles fósiles. Para sobrevivir, la humanidad necesita cuestionar sus modelos de consumo y modificar su concepción sobre el "bienestar" y el "progreso".

Los intereses que se mueven son gigantescos. No por nada las corporaciones petroleras, carboneras y automotrices de los Estados Unidos se movilizaron, con una multimillonaria campaña de prensa, contra cualquier medida orientada a "castigar" la extracción y uso de combustibles fósiles, por ejemplo mediante impuestos a la energía.

También en algunos países subdesarrollados, particularmente los de numerosa población, las emisiones están aumentando rápidamente. Pero los límites a las emisiones "permisibles" de cada país deben basarse en el criterio de equidad. Todos los seres humanos tenemos el mismo derecho a beneficiarnos de la capacidad del planeta para absorber los gases de invernadero. Actualmente, las emisiones per capita en los EE.UU. son 7 veces superiores al nivel permisible y 23 veces superiores a las emisiones per capita en la India.

El protocolo de Kioto

Durante la Tercera Conferencia de las Partes de la Convención sobre Cambio Climático (Kioto, Japón, diciembre de 1997)hubo que conciliar muy divergentes propuestas en relación con los compromisos de reducción de emisiones de los seis principales gases de invernadero. La Unión Europea claramente señaló que sólo sostendría su ofrecimiento (una reducción de 15% para el año 2010, con respecto al nivel de 1990)si los demás países industrializados se comprometían a hacer reducciones similares. Pero ni los EE.UU. ni Japón ni otros países desarrollados estaban dispuestos a realizar un esfuerzo significativo. Acabó aprobándose un Protocolo que establece compromisos diferenciados: para el periodo 2008-2012, la Unión Europea reducirá sus emisiones en 8%, con respecto a 1990; los Estados Unidos en 7%; Japón y Canadá en 6%. Algunos países no tendrán ninguna reducción.

Además de lo bajo del porcentaje de reducción acordado, percibimos varios factores que afectan seriamente el posible impacto de este instrumento jurídico:

- La indefinición de las medidas para evitar el incumplimiento de los compromisos;

- Las condicionantes para la entrada en vigor del protocolo;

- La adopción del lapso 2008-2012 como periodo meta, que no refleja la urgencia de adoptar medidas para proteger el sistema climático;

- La inclusión de "vías de escape" como el comercio de permisos de emisión: aquellos países industrializados que cuenten con cierto margen permisible de emisiones y que no cubran su cuota podrán vender a otros la porción "no ejercida" de sus permisos. Por otra parte, los países industrializados tendrán la posibilidad de cumplir parte de sus compromisos financiando en otros países proyectos de eficiencia energética o de fijación forestal de CO2. Mucho más barato que reacondicionar una planta termoeléctrica en Texas resulta instalar motores eficientes en Rusia o establecer una plantación forestal en Costa Rica. Se establece un "Mecanismo para el Desarrollo Limpio", encargado de administrar los fondos canalizados por gobiernos y empresas. En el caso de los proyectos realizados en el Tercer Mundo, se contabilizarán para 2001-2012 las reducciones obtenidas después del año 2000, tanto en términos de emisiones evitadas como de captura forestal de carbono.

d)La adopción del enfoque de "emisiones netas", mediante el cual se "resta" al CO2 emitido en la industria y el transporte el CO2 absorbido por los bosques o "sumideros de carbono". Cualquier actividad de reforestación realizada por un país industrializado después de 1990 será contabilizada. El problema aquí es que existen aún demasiadas incertidumbres científicas sobre los flujos de carbono entre la biosfera y la atmósfera.

Perspectivas a futuro.

Están por verse los efectos que tendrá el Protocolo en términos de políticas de desarrollo, de energía, de manejo forestal. ¿Se impulsará el aprovechamiento de las energías renovables? ¿se logrará frenar las pretensiones de la industria nuclear por aparecer como la "opción limpia"?, ¿se redefinirán las estrategias de cooperación de organismos con el FMI y el Banco Mundial, en sintonía con los objetivos del Protocolo?, ¿se garantizará el cumplimiento de los compromisos?, ¿se crearán metodologías confiables para evaluar el efecto de los proyectos de captura de carbono?

Resulta difícil ser optimista. La instrumentación del Protocolo descansa sobre bases demasiado vinculadas con los mecanismos y la lógica del mercado. La experiencia muestra que estos mecanismos pueden no ser muy eficaces.

Desgraciadamente, todo parece indicar que será necesario que los países hegemónicos sufran en carne propia graves desastres climáticos (desastres que, por cierto, ya no pueden llamarse "naturales")para que se movilice la voluntad política y se tomen medidas de fondo que protejan el sistema climático de nuestro planeta.

Mots-clés

effet de serre, protection de l’environnement

Source

ALATORRE, Gerardo, GEA=GRUPO DE ESTUDIOS AMBIENTALES A.C., 1997/12 (México)

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