(Les ONG en zone rurale mexicaine : apparition, philosophie, limites et apports II. Relations avec l’Etat et les fondations)
04 / 1998
Diferencias entre ONGs y Estado
El trabajo de las ONGs que en México trabajan en el Desarrollo Rural se diferencia del que realiza el Estado en que intenta generar un discurso distinto en lo agronómico, en el medio ambiente, en lo político, incluso en lo económico; con todos los defectos que puedan tener, intentan generar políticas con propuestas concretas en una región con dos o tres comunidades; esa es su virtud y su defecto probablemente. Trabajan en lo pequeño. Una ONG que echa a andar un programa de conservación de suelos, toma en cuenta en un primer lugar a los sujetos, el actor principal tendría que ser el propio campesinado que se involucre en el proceso. El Estado con sus programas busca más bien clientes para que pueda llevarlos a cabo. Las ONGs intentan generar un actor o por lo menos consolidarlo a través de ese programa de desarollo tecnológico. Esta puede ser otra diferencia: la perspectiva que cada uno tiene de los actores.
Otra diferencia es que las políticas del Estado son nacionales o regionales y por lo tanto se convierten en grandes líneas generales en donde a la hora que se puede hacer una buena propuesta hacia el campo ésta se reduce a un programa único y nacional, por ejemplo, crédito; la ONG puede llevar a cabo un mayor seguimiento, una mayor cercanía y está tratando de incidir a nivel comunitario o microregional.
Relaciones ONGs - Estado
Actualmente, sin embargo, las ONG se están dando cuenta que sin el Estado no se pueden generar una serie de propuestas con mayor impacto social en las regiones. Va a ser un tanto problemático que algunas ONGs nos demos cuenta que es necesario negociar con el Estado para la gestión de los recursos, participar en las políticas públicas, etc. Va a ser difícil porque todavía prevalecen muchas ideas de pureza ideológica. Por parte del Estado tampoco va a ser tan fácil aceptar que existen otros actores con la suficiente experiencia para presentar propuestas más acabadas que las que suyas.
El problema estriba en que si un programa exitoso, manejado por una ONG, pasa a formar parte de una política estatal en una región, puede ser totalmente cambiado de significado. Algo central es que no es necesario generar políticas o programas nacionales definidos verticalmente, sino que ya teniendo lineamientos o criterios generales de lo que se requiere en una cierta región, ya sea de política agrícola, de empleo, etc, se empiecen a generar mecanismos participativos en donde la gente tenga un papel importante, y a definir el cómo llevar a cabo los proyectos. Ahí empezaríamos a construir una democracia un poco más descentralizada. Ahí las ONGs van a tener que jugar un papel, van a tener que agarrarle la mano al tan odiado Estado. Sin embargo, en este momento no hay tanta voluntad estatal de tomar en cuenta a las ONGs para incluirlas en sus programas. De igual manera tampoco hay una gran voluntad de las ONGs de interactuar con el Estado.
Lo que las ONGs podríamos aportar está en estos mecanismos metodológicos de trabajo con la gente, y es precisamente donde el Estado no tiene mucha experiencia. Cómo llevar a cabo un programa, con seguimiento, con participación de la gente, con reuniones donde la gente esté participando, esté discutiendo. El Estado, ahora, no tiene tiempo y antes cuando tuvo recursos tampoco quiso ofrecerlos. Hay un desprecio por parte del Estado a este trabajo de tecnologías más sociales, más de participación, más de trabajo con grupos, de talleres. El Estado puede tener una propuesta muy buena para una región, técnicamente hablando, que sea sostenible ecológicamente; pero si ésta no viene acompañada de una propuesta de transferencia y de participación social que haga efectiva esas propuestas técnicas, seguramente irá al fracaso. Es aquí en donde las ONG sí pueden aportar.
Esta transferencia tiene un costo. Ahora que hay escasez de recursos y una oferta limitada de programas, va a ser todavía más difícil que el Estado pueda dar lana para ello. El tipo de trabajo que las ONGs realizan implica mucho más gente; también implica generar nuevas estructuras no precisamente burocráticas.
Las ONGs pueden ser un contrapeso, fungir de consejero, opinar sobre los proyectos que son diseñados en instituciones gubernamentales: qué hace falta tomar en cuenta, cómo hacer el seguimiento, o cómo incluir a los actores más representativos de las comunidades, cómo asegurar que no se beneficie sólo a los caciquillos locales, etc. Yo no estoy tan seguro de que las ONGs tengan una propuesta alternativa y acabada hacia el campo, tecnicamente hablando, por ejemplo de agricultura orgánica. Seguramente hay muchas gentes en las instituciones académicas que sí cuenten con estos elementos técnicos. Las ONGs tendrían que ser enlaces de todo este conocimiento para socializarlo. Las ONGs no son la academia, no son las universidades para generar investigación, en el mejor de los casos pueden aportar en investigación aplicada.
Relaciones Organizaciones no Gubernamentales con Fundaciones.
Con las Fundaciones la relación ha sido muy dictatorial. Ellas establecen dónde está lo nuevo y la mayoría de las ONGs estamos en el oportunismo de las políticas que se inuguran cada año o cada dos años por parte de las Fundaciones. Las ONGs nos hemos ido adaptando a las polítcas que las Fundaciones generan; no nos hemos dado nuestro lugar. No hemos sido capaces de decir: "esto estamos haciendo", independientemente de las prioridades que las Fundaciones tengan. Ya hay en México algunas ONGs que se pueden dar ese lujo. Sería importante partir de un diagnóstico, de una serie de propuestas definidas más o menos claras de las propias ONGs, para resolver una serie de problemáticas. Las ONGs estamos en lo inmediato o en lo genérico, o bien tenemos propuestas muy en lo genenral o muy vagas. La agenda prioritaria no tiene que ser la de las organizaciones campesinas en México; hay organizaciones que tienen propuestas muy interesantes; sin embargo hay que generar consensos, mecanismos en donde la gente discuta, tanto las organizaciones con sus representaciones, como las ONGs o como las propias instituciones gubernamentales. En este sentido nos hace falta mucho camino que recorrer, todavía las relaciones son problemáticas, son conflictivas, de competencia, o de un simple desprecio tanto estatal, como de las ONGs hacia el propio Estado.
Por otro lado habría que tener cuidado con la representación de las organizaciones; pueden ser también unos burócratas que ya no son campesinos, sino dirigentes de campesinos. En el otro extremo se ha dado el caso en que el Estado quiere construir sus propios interlocutores pasándose por alto estos actores que tienen cierto nivel de representatividad.
idéologie, participation paysanne, ONG, culture politique
, Mexique
Texto tomado de la "tertulia electrónica" previa al Foro sobre el Papel de las Organizaciones Civiles en la Promoción del Desarrollo Rural en México. Organizado por Estudios Rurales y Asesoría Campesina A.C. y por la Universidad Autónoma de Nayarit.
Forum électronique ; Entretien
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