Una experiencia de concertación en el Centro de Mujeres Juana Azurduy, de Rosario, Argentina

El 13 de julio de 1987 Indeso-Mujer inaugura, junto a un grupo de vecinas de Empalme Graneros, el Centro de Mujeres Juana Azurduy. La zona de Empalme Graneros es un barrio popular compuesto por asentamientos irregulares, villas miserias, asentamientos de indigenas tobas y algunos sectores de propietarios muy humildes. Las viviendas de esa zona son precarias, en su mayoría ranchos de cartón, lata, madera o bloques. La basura era arrojada hasta hace un tiempo a un zanjón donde quedaba amontonada. La población está compuesta en su mayoría por migrantes de la zona norte del país, que han llegado hace algunos años, y siguen llegando en la actualidad, expulsados de su lugar por la pobreza, en busca de trabajo y mejores condiciones de vida. La precariedad laboral se expresa en el tipo de trabajo que realizan los habitantes de la zona: "cirujeo", recoleccion y venta de basura, ventas a domicilio, y servicio doméstico en el caso de las mujeres. Las familias viven en el límite de la subsistencia y sin posibilidades que esta situación se revierta a corto plazo.

Los objetivos del Centro de Mujeres Juana Azurduy fueron la promoción, capacitación, y asesoramiento de mujeres de esa zona, a fin de favorecer su participación efectiva en la gestion de sus problemas comunitarios, mejorar su situación y la de su familia, fundamentalmente en lo que se refiere a salud y educación.

La dirección del Centro la ejerce una Comisión de mujeres de la zona, a la cual Indeso-Mujer presta colaboración economica y asesoramiento.

Durante todos estos años, de funcionamiento ininterrumpido del Centro se desarrollaron gran cantidad de actividades, lo que permitió a las mujeres del lugar adquirir experiencia organizativa, capacitación y una práctica concreta de gestion con el Estado

En efecto, a partir de la implementación de políticas de ajuste, la desocupación creció, la salud se vio deteriorada, la pobreza aumentó y hubo todavía un deterioro mayor de la calidad de vida. Los servicios de salud, en principio soportados por Indeso-Mujer, luego fueron degradándose ante el crecimiento de la demanda y la imposibilidad de la Institución de apoyarlos. Es en esos momentos, alrededor de fines del año 1993, las mujeres del barrio comenzaron a presionar al Estado con sus demandas de mejores servicios. Ya en 1992, a partir de un convenio con el Gobierno de la provincia se había conseguido el funcionamiento de una escuela de alfabetización para adultos, donde las mujeres de la comisión del Centro lograron completar sus estudios primarios. En 1994, se logra un convenio entre el Centro Juana Azurduy, Indeso-Mujer, los comedores populares instalados en la zona y la Secretaría de Salud Publica de la Municipalidad de Rosario, para la instalación de un Centro de Salud para la zona, en el mismo local. En el mismo en la actualidad se brinda atención primaria de la salud: deteccion de desnutrición materno-infantil, reparto de leche a desnutridos, vacunación y prevencion de enfermedades infecto-contagiosas, control de cáncer uterino, clinica general, y consultorio psicológico. El Centro de Salud es financiado por la Municipalidad, Indeso-Mujer sigue manteniendo todo el programa jurídico y solventa a la secretaria, enfermera y encargada de mantenimiento

Asimismo la Universidad de Rosario envía residentes para trabajar en el Centro de Salud, por lo que hoy el equipo de trabajo que planifica el cronograma de actividades está compuesto por : personal médico y psicologico dependiente de la Municipalidad, otros dependientes de la Universidad, docentes, dependientes del gobierno provincial, mujeres del barrio, de la comisión directiva del Centro de Mujeres, Asistentes Sociales de la vecinal del barrio, nosotras de Indeso-Mujer. Es un equipo multidisciplinario que representa organizaciones sociales, ONgs., estado municipal y provincial y universidad

Los programas proyectados para el año que viene desde este equipo, además de la continuación de la atención primaria de la salud, programa jurídico y educación para adultos, son: un programa integral de detección, prevención y tratamiento de la violencia familiar, y un programa de educación sexual, planificacion familiar y prevención del embarazo adolescente

La concertación tuvo algunas dificultades, y las sigue teniendo, especialmente en lo que se refiere al reconocimiento por parte del Estado del trabajo que realizan las mujeres de la comunidad, pero se ha logrado que las mismas se encuentren en la dirección de los proyectos implementados en el barrio, y que los mismos tengan en cuenta las necesidades propias y no las que vienen formuladas desde los escritorios de los funcionarios.