(Capitalisation: deux défis pour chaque produit)
08 / 1993
Puesto que, en nuestras experiencias de capitalización, organizamos la elaboración del conocimiento alrededor de la comunicación, es en torno a las características del producto a difundir, a compartir, que hemos planteado las reglas del juego. Se tratabade dos desafíos cuya función era guiar a los autores de capitalización en sus procesos: que cada producto sea útil y accesible.
¿UTIL? ¡Existía ahí un gran peligro! Por todas partes se reclaman para el terreno truquitos, métodos, manuales: a menudo se co nfunde la utilidad con la simplicidad en el uso, se quieren esquemas para aplicar sin reflexionar demasiado. Se pretende que la acción alterne con la reflexión y que ésta última ofrezca a la primera mecanismos claros y fáciles. ¡Un tiempo para pensar y otro para actuar!
Pero, precisamente, las experiencias más ricas en enseñanzas son aquellas en las que la acción y la reflexión no están divorciadas, no duermen en camas separadas. La acción implica una sucesión de tomas de decisión y es en la medida en q ue se trata de decisiones reflexionadas que se puede aprender. Simplemente hay diferencias de intensidad.
En ciertos momentos las decisiones deben ser inmediatas y no se puede volver a hacer allí todo el proceso de reflexión ni tomar en consideración los innumerables criterios que entran en juego; por lo tanto se actúa inspirándose en un conjunto acumulado de reflexiones y conocimientos (que se llamen « automatismos », que se llamen oficio, que se llamen experiencia profesional) y se observan las reacciones. En otros se puede tomar tiempo para revisar diferentes alternativas y sus consecuencias antes de decidir y actuar. En otros uno se dedica sobre todo a reflexionar la acción a emprender o la experiencia vivida para establecer las pistas que permitirán mejorar luego decisiones y acción.
La capitalización de la experiencia tal como la comprendemos se sitúa dentro de esta óptica. Su utilidad está, no en que pretenda decir lo que hay que hacer (y por tanto evitar que los demás tengan que reflexionar) sino en que enriquece aquel conjunto de reflexiones y conocimientos que pueden contribuir a mejorar las decisiones: las instantáneas, aquellas en que se tiene poco tiempo, aquellas que maduran lentamente.
¿Que el producto de la capitalización sea útil? Sí. Pe ro sin lanzarse por ello a formular recetas, ni encerrarse solamente en « lo concreto », en « lo utilitario ». La capitalización puede navegar en todos los océanos del pensamiento, de la acción y de su reflexión.
¿ACCESIBLE? Nuestros terrenos reflexionan muc ho. Pero muy a menudo en circuito cerrado. A veces por falta de oportunidades. Pero también porque aquello que circula son modas y sus recetas, o bien estudios para iniciados que enredan o aturden a los no-iniciados. En general, en el terreno, no hay ni ganas ni condiciones para descifrar estos mensajes con diccionario o enciclopedia.
Pensando en todo esto se plantea el desafío de los productos accesibles. Todo depende ahí de la ambición: ¿se busca limitarse a un público local? ¿Se quiere abarcar todo e l país, otras realidades y países y hasta continentes? ¿Cómo hacerlo sin recaer en el lenguaje universalizante de las disciplinas académicas?
No hemos encontrado ninguna fórmula milagrosa. Pero, al escoger trabajar en torno a un relato (el más universal de los lenguajes aún cuando sus formas difieran de una cultura a otra), es decir contar lo que se ha aprendido y cómo se ha aprendido, pensamos poder ayudar a otros a volver a ubicarse dentro de su propia experiencia y a mirarla quizás con mayor atenciónviendo sus dimensiones escondidas.
¿Habrán maneras más eficaces de difundir el conocimiento como tal? Esperamos al menos que de esta forma, aunque no asimilen nuestros conocimientos, los demás encuentren un apoyo para enriquecer su propia producción de conocimientos. Así el diálogo se volverá aún más fácil y el compartir más amplio.
recomposition du savoir, communication, méthodologie, accès à l’information
, Pays andins
No es el conocimiento en sí el que ha sido nuestra guía principal, sino « el otro » de un diálogo en el que se trata de compartir la recomposición del saber, « el otro » de un terreno que igualmente tiene sus experiencias y sus conocimientos. De cierta manera se trataba tanto de ofrecerle los aportes de nuestra práctica como de incitarlo a dar, a su vez, forma a los logros de su vivencia. Si encontró placer y utilidad en nuestros « productos », ¿quizás le gustaría meterse al baile él también?
Traducción de la ficha « Capitalisation : deux défis pour chaque produit »