(Capitalisation : différences avec le témoignage ethnographique)
07 / 1993
A lo largo de mi recorrido en busca de cómo aprovechar las prácticas y conocimientos de terreno, es decir capitalizar la experiencia, mi encuentro con el testimonio etnográfico en los años 70 y 80 ha sido esencial. Gracias a los especialistas que iban a interrogarlos y grabarlos, la gente contaba la vida y sus vidas: entre sus vivencias fluían las informaciones, los sentimientos, los saberes, las interpretaciones. Esas historias de vidas eran una mina para aprender y comprender, para vestir el corazón yla mente.
¿Cómo utilizar mejor este maravilloso instrumento? Primero traté de profundizar un punto ambiguo: las relaciones entre el autor de la vivencia y el autor de la difusión, es decir entre el testigo y el especialista. A veces parecía clara una tendencia a hacer de mirón, otras veces una jerarquía implícita entre el cuentista-testigo y el difusor-pensador.
¡De informante a autor! ¡De testigo a autor! Este parecía ser el desafío a asumir para mejorar las posibilidades del instrumento: no se trataba solamente de recoger las palabras e imágenes para una exhibición pública, sino, sobre todo, de ayudar a estos autores de vivencias a decir a los demás lo que han aprendido de éstas y lo que quieren compartir. Fue así que en nuestros primeros intentos de un trabajo más amplio sobre la materia, a fines de los 80, las preguntas básicas ya no eran sobre « ¿cómo era la vida en ese momento o en ese lugar? » sino sobre « ¿qué te gustaría decir a los jóvenes, a los estudiantes, a los gobernantes, a los citadinos…? » El auditor-grabador ya no debía ser el interlocutor principal sino el facilitador de un diálogo más amplio. El testimonio-alegato de Eriberto Ventura en Cajamarca en 1989 es un ejemplo de nuestra búsqueda.
Luego, una práctica más intensa de la capita lización de experiencias diversificó aún más nuestras formas de trabajo con el testimonio. Sobre todo éste se convirtió en una etapa en el proceso de elaborar lo aprendido en la experiencia.
Para capitalizar partimos de las vivencias de cada uno sin excl uir la subjetividad inherente. El testimonio es un paso que ayuda mucho para parir esta subjetividad, para que ésta se exprese o que por lo menos intente hacerlo. Además, al expresarla, el autor de experiencia se descarga a menudo de un peso enorme: o bien asume un derecho a hablar que le había sido (parcialmente) negado en su trabajo, o bien se atreve a decir aquello que a él le importa pero que podía crear conflictos, o bien comienza a elaborar una reflexión perturbada por el activismo, por los desafíos de la vida corriente.
Estos testimonios ofrecen materia prima excepcional para reflexionar la experiencia. A menudo podrían difundirse como tales y ser útiles. Pero de lo que se trata es de que el autor de experiencia se vuelva autor de capitalización . A él le toca decidir.
Y esa decisión no es fácil: en el terreno por lo general se tiene poca práctica en cuanto al paso a otras formas de expresión, por ejemplo a la escritura o al audiovisual. Pero si se brinda un contexto (tiempo, medios, apoyos) que favorezca ese acceso a otras formas de difusión y diálogo, el primer testimonio puede superarse, el pensamiento puede agrandarse, las lecciones de la experiencia pueden ser más y mejor elaboradas.
En la capitalización del PRIV de Cochabamba los autores u saron pocas veces sus primeros testimonios como base de trabajo. Los superaron muy rápidamente. Pero también comprobamos que quienes no habían querido o podido decir en el testimonio lo que más les interesaba tuvieron luego muchas dificultades para expresar las verdaderas riquezas de su experiencia.
méthodologie, communication, ethnologie
, Pérou, Bolivie, Amérique Latine
Entre el testimonio etnográfico y el testimonio para la capitalización hay pues una diferencia esencial. El primero recoge una materia prima que luego servirá más bien para los especialistas. El segundo trata sobre todo de ayudar a que los actores de experiencias forjen su palabra y su pensamiento. Se convierte en una de las formas de esta elaboración.
Tener que explicar algo a otros permite y obliga a encontrar palabras con sentido, permite y obliga así a formular el pensamiento. Una de las primeras fo rmas en que se expresa el terreno es oralmente: el testimonio oral ayuda a lanzar el proceso de capitalización. Su transcripción ayuda, a su vez, a pasar a otras formas de expresión (escrita, audiovisual).
Así, en la capitalización de experiencias, el primer destinatario y beneficiario del testimonio es el propio autor.
El testimonio-alegato de Eriberto Ventura fue reeditado dentro de « Siete cuentos y recuentos sobre ecología » (Editorial Horizonte, Lima-Perú 1990, páginas 33 a 58). El PRIV=Proyecto de Riego Inter-Valleses realizado en Cochabamba-Bolivia por el Estado boliviano y la Cooperación Alemana, desde 1977. La capitalización fue financiada por la Sociedad Alemana de Cooperación Técnica, la GTZ.
Traducción de la ficha « Capitalisation : différences avec le témoignage ethnographique »