(Capitalisation : différences avec l’évaluation)
07 / 1993
Existe una diferencia esencial entre la evaluación y la capitalización: la primera debe producir un juicio de valor, la segunda sólo se preocupa por ofrecer aquello que, dentro de la experiencia, puede ser útil a otros.
Más allá de esta diferencia, mucho s métodos empleados se asemejan, por ejemplo para revisar documentación, tener entrevistas con los actores, observar resultados del terreno, etc. Pero su manejo no es necesariamente el mismo.
En realidad, capitalización y evaluación son colegas y deberían aprender a trabajar juntos, pero esto sólo es posible una vez bien establecidas las diferencias de roles, por tanto de subjetivos, por tanto de formas.
Una buena capitalización puede brindar muchos materiales y pistas para la evaluación. Una buena evaluación será una de las bases de la capitalización y podrá incluso indicarle puntos a ser profundizados.
¡Pero cuidado con la mescolanza entre ambas! Es peligrosa tanto para la calidad del esfuerzo como para la utilidad del producto.
Se evalúa, por tanto se juzga, a fin de poder tomar decisiones y se actúa, pues, de acuerdo a la escala de valores que inspira esta clase de decisiones: ¿Conviene proseguir tal acción? ¿Hace falta reorientarla? ¿Ha sido un éxito o un fracaso?
Si determinada experiencia brind a muchos conocimientos nuevos, el evaluador puede tomar eso en cuenta, pero dentro del marco de los objetivos perseguidos. Así, muy bien podría recomendar que se termine una actividad, porque es muy costosa o porque resulta contraria a los resultados esperados, y, al mismo tiempo, pedir su capitalización a fin de poder conservar sus enseñanzas. Por el contrario, si se entusiasma con los descubrimientos y disfraza su juicio a fin de permitir que la experiencia continúe, puede que el evaluador haga más mal que bien.
A su vez, la capitalización se interesa en los resultados de las evaluaciones existentes, los toma en cuenta, tanto por lo que dicen como por lo que suponen. Incluso puede introducir alguna labor de evaluación si no la hay todavía. Pues siemp re es útil la comparación entre lo que fue previsto, lo que se hizo y lo que se consiguió. Pero la capitalización no sacará necesariamente juicios de esto: buscará ver qué hay allí para el aprendizaje, qué hay allí como conocimiento para compartir.
En cu anto a la mescolanza de ambos dentro del producto final, es igualmente peligrosa.
La evaluación desemboca en conclusiones y recomendaciones. El informe de evaluación comienza a menudo por éstas, pues pocos leen el conjunto: el resto sirve para presentar y explicar las observaciones del estudio (antecedentes, contexto, comparación de objetivos y de resultados, de las programaciones y de la ejecución, etc.). Querer introducir allí la capitalización lleva ya sea a forzar las recomendaciones y conclusiones, ya sea a dispersar reflexiones que serán difíciles de encontrar por parte de un lector no avisado o no muy motivado.
Ese último punto (dispersión en el seno de la evaluación) es contrario al objetivo de compartir y de intercambiar que guía a la capitaliz ación. El primero (conclusiones forzadas) es inadmisible pues puede inducir errores graves.
La capitalización se preocupa en presentar de la mejor forma posible (de manera accesible y con la información adecuada para comprender, no para convencer). Para ser accesible, busca adaptarse a su público. Es por eso que, frecuentemente, intenta relatar: para impactar a un público mayor. Y el relato no está encerrado en una estructura lógica preestablecida: puede adoptar estilos variados, según las necesidades de los destinatarios, según el tipo de conocimientos por compartir, según la sensibilidad de los autores, según las características del medio de difusión.
évaluation
, Amérique Latine, Pays andins
Es sin duda porque siempre estuve más atraído por la riqueza de la experiencia que por los rigores del juicio equilibrado por lo que no soy un buen evaluador. Pero me ha ocurrido a veces tomar parte de una misión de evaluación, sin tener que intervenir en la decisión. Creo que la sensibilidad del capitalizador me permitió entonces aportar en cuanto a comprender los procesos vividos y a detectar potencialidades existentes. A su vez la dinámica del equipo de evaluación me ha ayudado mucho a prepararme para luego capitalizar: obligándome a tener en cuenta una serie de aspectos que, de otra manera, hubiera sin duda menospreciado.
¡Pero jamás mis relaciones con los colegas de terreno fueron tan tensas como durante este acompañamiento a una evaluación y a sus juicios!
Las relaciones evaluación-capitalización son a menudo confusas, lo cual las empobrece recíprocamente. Le toca sobre todo a la capitalización reforzarse para poder sacar mejor provecho de las complementariedades entre ambas.
Traducción de la ficha « Capitalisation : différences avec l’évaluation »