Fracasos anónimos
(Exporter? Mon oeil! Echecs anonymes)
02 / 1995
Yo no entiendo cómo dicen ahora que con el Tratado de Libre Comercio vamos a poder exportar nuestros productos del campo. La verdad yo la veo bien difícil y eso que nosotros no estamos tan jodidos como los campesinos de otras regiones. Aquí bien que mal nosotros tenemos buenas tierras. Vea nomás qué chulas huertas de mangos, de limones, de naranjas... Todo lo que ud. quiera se da aquí. El problema es tener con qué trabajar la tierra y luego que haya dónde vender, porque si no ¿de qué sirve tanto trabajo?
Nosotros desde antes del TLC ya estábamos exportando mango pa’l otro lado sin tanto trámite. Lo que nos arruinó el negocio fueron nuestros mismos paisanos de aquí, los del Banrural y esos técnicos de la SARH que nos engatuzaron con esa maquinaria tan recarísima que no sirvió pa’nada. Ahora vea lo endeudados que estamos y ni para cuándo poder exportar. Mientras no logremos resolver estos problemas aquí en México, no va a haber ningún tratado que nos saque de apuros. Déjeme platicarle:
Cómo empezó eso de exportar
A principios de los 70 la mayoría teníamos nuestros palos de mango nomás pa’l gasto. Uno que otro tenía su huertita, pero chica, sólo para vender mangos aquí en la región o si acaso para llevar a la capital del estado. Les empezó a ir muy bien a esos pocos y luego el banco comenzó a dar créditos para meter huertas de puro mango, y muchos comenzaron a plantar. A los primeros que plantaron les fue muy bien porque el mango todavía tenía buen precio.
A principios de los 80’s algunos se lanzaron a exportar mango a los E.U. y lueguito se hicieron ricos; algunos ya eran pero se hicieron más. Entonces todos quisieron plantar mango para exportar y aquello fue una sembradera de mango que pa’ qué le cuento. Nomás aquí en la región hay como 14 mil hectáreas sembradas y cerca de 3 mil todavía no entran en producción.
Pronto se llenó el mercado con tanto manguerío y el precio comenzó a bajar. Pa’acabarla de fregar los gringos se pusieron muy quisquillosos. Que no, que ellos no querían mango con la cáscara manchada. Fue cuando empezamos a fumigar más. Y ahi les va su mango limpiecito.
¿Qué pasó entonces? Resultó que ya no querían recibir mango con tanto insecticida. Lo querían sin manchas ni químico, esos amigos. Todo querían, ¡qué caray! Con la plaga si no le echa uno el insecticida, se mancha el mango. Y no tiene nada, la pura cáscara es la que se mancha, pero así no la quieren los gringos. Cuando empezaron a regresar los trailers cargaditos de mango, unos compas hasta chillaban del coraje. Pudieron vender un poco de mango por aquí y por allá, pero la mayoría se echó a perder.
La trampa tecnológica
Entonces unos paisanos que han ido al norte a trabajar por temporadas salieron con que había una maquinaria especial para tratar el mango. Que si le dábamos un baño de agua antes de empacarlo con eso se le quitaban las manchas. La idea era meterlo en tinas con agua para calentarlo y enfriarlo. Se suponía que con los cambios de temperatura se le quitaban los huevecillos de mosca que lleva en la cáscara. Luego llegaron los del Banrural a decir que ellos podían dar el crédito para la compra de maquinaria y recomendaron a una compañía que la fabricaba. También vinieron los técnicos de la SARH asegurándonos que con ese equipo ya no iba a haber problema con la plaga y que se iba a poder exportar. Así es que se formaron las asociaciones de productores de mango y como 20 ejidos le entraron al crédito. ¡700 millones de los viejos pesos! Está duro sacarlos.
Para no hacerle el cuento largo la dichosa maquinaria esa fue una porquería. Ni una de las tinas que se compraron sirvió. La temperatura no se podía controlar bien. Unos mangos salían casi cocidos, luego no se secaban como debían. ¡Bueno, un relajo! La compañía esa no tenía bien probado su equipo, fíjese usté qué barbaridad, y vendérnosla tan cara.
En un ejido la compañía no cumplió la fecha de entrega. ¡Se tardó seis meses! Y claro; cuando ya estuvo listo el equipo costaba 300 millones más. Pa’completar tuvieron que endeudarse todavía más con el banco.
A la compañía lo que le interesaba era enjaretarnos el equipo. Querían experimentar el funcionamiento de su maquinaria con nosotros. La vieron muy fácil, con eso de que estaban amafiados con los del Banrural. Hacían la mancuerna perfecta: unos prestaban el dinero y los otros vendían su porquería. Porque además el crédito de Banrural estaba amarrado. O comprabas ese equipo, o estabas fuera.
Las asociaciones de mangueros
Sí es cierto que nosotros los productores tuvimos un poco de la culpa porque lo que más nos interesaba era sacar el mango a como diera lugar. Cada quien pensaba en su huerta y en su mango y ya. Cuando el Banrural dijo que sólo asociándonos podíamos conseguir el crédito para comprar el equipo, pos nos juntamos e hicimos las Asociaciones de Productores de Mango pero como un trámite que nos pedían. No estábamos realmente unidos. En cada asociación había productores de 5 a 10 ejidos, algunos muy regados, muchos ni nos conocíamos. Eran unos cuantos socios nada más lo que se movían.
Entonces no presionamos al banco, ni a la compañía industrial a tiempo ni con la suficiente fuerza para que nos respondieran a la altura. Cuando comenzamos a protestar ya fue muy tarde. Cambiaron a los funcionarios del Banrural y la dichosa compañía quebró. Los nuevos funcionarios se han estado echando la bolita unos a otros.
Metimos una demanda pero nomás nos están dando largas y además los del banco nos presionan con la cartera vencida; mientras no paguemos no nos quieren dar crédito ni para mantener los mangales o para los otros cultivos. Y ¿cómo vamos a pagar? Figúrese una deuda de 1000 millones o sea un millón de nuevos pesos, ¿De dónde vamos a sacar? Se está produciendo tanto mango que cuesta trabajo venderlo. Ni con todo y TLC podemos exportar.
Total que con ese asunto de los mangos obtuvimos ¡puros mangos!
1. Se sembraron tantas hectáreas de mango y sin planificar que hoy sólo se está vendiendo el 40% de la producción.
2. Se cerraron las exportaciones a E.U. porque no logramos la calidad que nos exigían.
3. La tecnología que nos vendieron para poder exportar no sirvió y ahi están las máquinas oxidándose.
4. Nos quedamos con una deuda de 1000 millones de los viejos
5. Y estamos atorados porque para meter otro equipo que sí sirva necesitamos más crédito que no nos dan hasta que no paguemos la deuda. Pa’ acabarla de amolar los funcionarios de Banrural que nos engatuzaron el crédito ya no trabajan allí... ¡’Tamos fregados!
Allá en un ejido unos compas ya se desesperaron y lo que hicieron fue tirar el mangal. El año pasado metieron maíz donde era huerta. No les fue mal, vendieron bastante maíz en la región porque, oiga usté, cuánta gente ya ni tiene milpa. El maíz que no vendieron se lo están comiendo. ¡Y el mango ahi se está pudriendo!
technologie, organisation paysanne, échec, développement rural, commercialisation
, Mexique
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PASOS in. PASOS, 1993 (MEXICO), Año V. N° 5
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