Políticas gubernamentales que obstaculizan una agricultura sustentable

El gobierno mexicano ha impulsado activamente el paquete de medidas de ajuste estructural recetado por el Banco Mundial. Esta institución, además de marcar la políticas macroeconómicas para México, está dando créditos básicamente para infraestructura y para lo que ellos llaman "proyectos productivos" que sean "rentables". (Paradójicamente el BM ha estado exigiendo criterios ecológicos en los proyectos. En la práctica los organismos nacionales encargados de ejecutar los proyectos pocas veces concretan esas exigencias, pero por lo menos hay ya un instrumento para exigir que las instituciones involucradas cumplan ciertos criterios.)

Las políticas gubernamentales han reducido el apoyo a la producción agrícola: crédito, infraestructura, etc. Las políticas de precios mantienen una oferta de insumos a bajo costo, a pesar de los riesgos. Nada, desde el punto de vista económico, estimula un manejo sustentable de la fertilidad. Los precios de los productos agrícolas y forestales son bajos, lo que presiona hacia una sobreexplotación de suelos, aguas y bosques.

La política fiscal ha castigado a las empresas del sector social, en la medida en que las considera empresas lucrativas. Esto dificulta la capitalización de las iniciativas que aspiran a un mejor manejo de los recursos.

El Estado retira los apoyos esperando que el capital privado se encargue de recapitalizar el campo. Sin embargo la inversión en el campo no está resultando rentable.

El programa de Solidaridad que está llevando a cabo el Estado mexicano tiene como principal finalidad la de contrarrestar los efectos de pobreza extrema que han ocasionado las medidas de ajuste. Se han canalizado algunos fondos para desarrollar lo que el Gobierno ha llamado Ecología Productiva, pero quizá lo más "ecológico" haya sido un programa de reforestación que se ha implementado a nivel nacional con una intencionalidad política de "pintar de verde" el panorama electoral del próximo año. En este mismo contexto electoral, el Estado retomó la Agenda 21 para hacerla versión mexicana de ese documento. Esta versión aporta muy poco.

Fertilizantes Mexicanos (FERTIMEX)

El fertilizante en México es relativamente accesible, incluso para los campesinos más pobres; de allí que su uso se haya generalizado. Recientemente FERTIMEX abandonó la producción, que hoy está en manos de nueve empresas independientes. La red de distribución ha pasado al control de distribuidores de los sectores privado y social. Es de esperarse que los precios se mantengan bajos, por lo que la generalización del uso de abonos orgánicos parece difícil. Una paradoja de la descapitalización del campo es que la imposibilidad de adquirir los insumos puede constituir un incentivo para desarrollar formas de producir que requieren pocos insumos.

En cuanto a la investigación y asistencia técnica del Estado, pocos han sido los esfuerzos encaminados a desarrollar tecnologías agrícolas ambientalmente más sanas o tecnología para zonas de agricultura campesina.