(Entretien avec Pamela Márquez, PIIE, Santiago)
Rodrigo ALVAYAY, Ricardo LOPEZ
01 / 1994
Nuestro equipo se llama "Educación para la Participación Comunitaria". Actualmente nuestro trabajo se circunscribe a la provincia Cordillera. Lo hacemos más por opción nuestra que por petición del gobierno local. En todo caso, desde antes conocíamos al gobernador de la provincia, además que desde 1983 realizamos en Puente Alto un trabajo de intervención educativa en organizaciones sociales. Por otra parte, desde 1990 tuvimos una fuerte vinculación con la municipalidad de Conchalí. Por entonces realizamos cursos de capacitación para juntas de vecinos, así como trabajos de diagnóstico y de apoyo a la labor social de la municipalidad. Pero trabajamos sólo dos años en Conchalí, porque comenzamos a chocar con la burocracia de la municipalidad, con su lentitud para tomar decisiones. En el 92 optamos por retirarnos. Además la municipalidad comenzó a tomar su identidad de gobierno local, y a mirarnos más que como colaboradores, como simples contratistas privados. Tambien ya eramos muchas las ONGs en un mismo espacio. Nos estábamos dando de cabezazos. Nos volcamos entonces en la provincia Cordillera, realizando asesorías, seminarios de capacitación, y diagnósticos, siempre a traves de un convenio con la provincia muy general y de buena voluntad. Sin embargo, había limitaciones, y estas eran las que tenía la provincia, que contaba con muy pocos recursos y con muy poca autoridad efectiva sobre las organizaciones sociales y vecinales. No obstante, los trabajos que efectuamos eran diseñados y ejecutados mayoritariamente por nosotros. Por entonces varias municipalidades nos hicieron solicitudes de proyectos de temas vinculados a nuestra especialidad. Nosotros les dijimos que si, les pasamos un presupuesto, y no pasó nada más. A partir de esas experiencias , creo que una buena articulación con las municipalidades psa -más que por darle un marco jurídico a esa articulación- por un cambio de mentalidades. El funcionario estatal y municipal es poco dado a concertarse. Se sitúa en un plano superior, no reconoce la competencia del otro. Incluso amigos nuestros, que trabajaban en ONGs sufren un cambio al pasar a laborar en organismos del estado, en la manera de establecer relaciones. Se sienten poderosos y se sienten el centro. Tambien se requiere un cambio en las ONGs. Aún somos difusos, no somos explícitos en los beneficios que buscamos. Hoy el mercado pone nuevas reglas y hay que ajustarse a ellas, humanizándolas. Tambien creo que los organismos del estado deberían privilegiar sus relaciones con las ONGs. Debería intencionarse la coordinación. Eso le daría legitimidad al estado y se garantizaría la eficiencia de las ONGs, que además son baratas.
Al parecer existe un fuerte componente subjetivo en las razones que impiden una buena articulación entre las ONGs y los gobiernos locales, y más aún con las dependencias del gobierno central. La cuestión de las mentalidades, de la disposición a trabajar -o a no hacerlo- con las ONGs, limita el acercamiento entre dos entes que deberían complementarse. Sin embargo, sigue siendo aún más determinante la marcada carencia de recursos de las municipalidades, que les impide aportar de manera equilibrada en proyectos conjuntos con ONGs. Pudieran superarse las cuestiones relativas a una mentalidad poco articuladora, y aún la falta de recursos de los gobiernos locales limitarían su participación en proyectos mancomunados.
Entretien
LOPEZ, Ricardo; MARQUEZ, Pamela, ACCION AG (CHILE)
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