Entrevista a Omar Rebolledo, ADECOOP, Concepción

Las últimas experiencias con la institucionalidad han sido con las universidades. Realizamos una escuela de invierno con las universidades del Bio Bio y de Concepción. Con la sede de los Angeles de esta última estamos preparando un diplomado sobre desarrollo rural. Otras ONGs han tenido relaciones academicas con universidades de la región, pero no existe una instancia de vínculos estables con ella. Estas relaciones no son el resultado de un acercamiento mutuo. Han sido más bien las ONGs las que han tratado de que algunas universidades participen de sus propuestas. Como excepción, con el Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad de Concepción (CEDUC)se está teniendo una relación permanente. Pero ello es así porque el CEDUC es dirigido por un viejo amigo y porque se reabrió la Escuela de Sociología. Allí se ha creado un espacio de mayor acceso para las ONGs, pero las universidades en su conjunto no siempre están dispuestas a abrirse. Se trata de un espacio por conquistar. ¿Cómo conquistarlo? Primero, que las ONGs constituyan un cuerpo; segundo, un cuerpo con pensamiento; tercero, un cuerpo capaz de sacar su voz, de tener expresión pública. Por ejemplo, cuando hay propuestas de algunas ONGs donde está presente la coordinadora regional, se hacen cosas, pero no de manera sistemática, salvo la labor con CEDUC. No hay hasta aquí una auto evaluación de nuestro trabajo. Necesitamos saber que hacemos bien, que hacemos mal, en que tareas hacemos un aporte real, que temas debemos reorientar. En la práctica, lo que hacemos hasta aquí es sobrevivir, compitiendo, sea por los recursos de la cooperación, o por los recursos del Estado. Por otra parte, para nuestras relaciones con los organismos de Estado creamos el año pasado un Comite Consultivo Gobierno Regional-Coordinadora Regional de ONG. Pero se transformó en un espacio de difusión de las políticas de gobierno. Además, los análisis de los proyectos partían de lo dejado por la dictadura, mientras que a nosotros nos interesaba analizar el país y la región a partir de lo que había hasta el año 73. Esto no fue posible discutirlo en el Comite. Definimos como Coordinadora continuar el debate sólo cuando hubiesemos desarrollado una reflexión propia. En todo caso, cualquier coordinación es difícil, porque las instituciones que operan en el plano regional están predeterminadas por los lineamientos centrales. Por ejemplo, el programa de capacitación laboral para jóvenes tiene el mismo diseño para todo Chile. Es decir, no se asumen las diferencias locales o regionales. A un dirigente regional de la institucionalidad le resulta imposible alterar estos planes, aunque tenga toda la voluntad. Tambien con los gobiernos locales hay una distancia que acortar. Hay un acercamiento de las municipalidades a las ONGs, pero depende del alcalde, de su capacidad de mirar en perspectiva. Por último, con el mundo empresarial casi no existen relaciones. Con ellos es muy difícil conversar. Tampoco hemos tenido vocación de conversar. Los empresarios no han estado presentes en nuestros proyectos.