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La industria de la caña en Colombia

Héctor MONDRAGÓN

08 / 2007

Durante las primeras décadas del siglo XX comenzó la industrialización del país, amparada por normas proteccionistas, por las crisis del mercado internacional y las guerras mundiales. La súbita ampliación del mercado del azúcar permitió la fundación de más ingenios industriales, esta vez por las familias de hacendados y comerciantes, en Cundinamarca, Nariño y Tolima, pero el fue en el Valle del Cauca donde las empresas azucareras registraron el mayor éxito, dadas las ventajas comparativas de sus haciendas, especialmente las proporcionadas por la calidad de los suelos. Surgen por entonces los ingenios Riopaila de los Caicedo, Providencia de los Cabal y Mayagüez de los Hurtado Holguín, que siguen estando hasta hoy entre los principales productores.

Sin embargo, el gran salto hacia delante dado por los ingenios del Valle del Cauca, que consolidó su oligopolio sobre el mercado azucarero colombiano, ocurrió al calor de “La Violencia”, período entre 1946 y 1958, durante el cual dos millones de personas fueron desplazadas forzadamente y perdieron 350 mil fincas. El Valle del Cauca fue el departamento con mayor número de desplazados, cerca de medio millón de personas que perdieron 98.400 fincas.

El conglomerado Ardila Lülle es uno de los más grandes de Colombia. Se originó en la industria de bebidas gaseosas que llegó a monopolizar, de manera que en la actualidad solamente compite con Coca Cola, ya que la franquicia de Pepsi está en sus manos. Posee empresas textiles y la cadena de radio y televisión RCN, una de las dos que controlan los medios colombianos. Es propietario del Ingenio Cauca, tiene el 52% del Ingenio Providencia y por lo menos el 35% del Ingenio Risaralda, fundado en 1979 con inversión de la Federación de Cafeteros, el Estado y la Corporación Financiera de Occidente, esta última dominada por el Citibank.

Ardila Lülle es el principal promotor de los proyectos de producción de etanol o alcohol carburante en Colombia. Sus ingenios Cauca, Providencia y Risaralda producen el 65% del etanol colombiano a partir de azúcar, en tanto que el Ingenio Manuelita produce el 20% y Mayagüez el 15%.

Esta producción de alcohol carburante es el resultado de la amplia capacidad de maniobra del capitalismo burocrático en Colombia (1). La Ley 693 de 19 de septiembre de 2001, ordenó que a partir de septiembre de 2006 la gasolina en las ciudades colombianas de más de 500 mil habitantes debe contener etanol. Esta imposición sustentada con supuestas motivaciones ecológicas y sociales es decisiva, pues el costo de producción del etanol es superior al de la gasolina, pero además la imposición permite a Ardila Lülle vender el galón de etanol a US$ 2,40 mientras el de gasolina es vendido por Ecopetrol a US$ 1,26 (Serrano 2007).

Para completar, la Ley 788, de 2002, exoneró al etanol del impuesto al valor agregado (IVA) y de los impuestos y sobretasas a los combustibles, exenciones que cuestan al estado 100 millones de dólares por año. El programa de “gasolina oxigenada” con 10% de etanol, comenzó en noviembre de 2005 en el Sur Occidente y la zona cafetalera y en febrero de 2006 en Bogotá, todo lo cual resulta de enorme utilidad para los monopolios productores.

¿Por qué pueden imponer burocráticamente Ardila Lülle y otros oligopolistas del azúcar estas mega-ganancias?

  • Porque controlan el Estado. Ardila Lülle ha apoyado la elección de los presidentes Pastrana y Uribe, y de los congresales que apoyan a sus gobiernos.

  • Ardila Lülle controla la información desde la cadena RCN, la cual se dedicó en los últimos años a hacer apología de los paramilitares, que han asesinado a casi 4 mil sindicalistas y mantienen bajo su dominio políticomiliar extensas áreas del país, impidiendo que crezca la protesta.

  • Lo determinante: Estados Unidos desea que crezca la producción de etanol y otros biocombustibles para solucionar su crisis energética y, en concreto en el caso colombiano, requiere que el petróleo sea exportado, de manera que le conviene que en Colombia se consuma más biocombustible con un costo de producción mayor que el de la gasolina, dejando mayor cantidad libre para Estados Unidos.

  • La ganancia burocráticamente obtenida mediante el sobreprecio interno del azúcar para subsidiar exportaciones se repite en el caso del etanol y será más escandalosa en la medida en que el ciclo de precios del petróleo imponga precios internacionales menores que los actuales.

La situación de los trabajadores

Trece ingenios azucareros mantienen a 30 mil trabajadores sin contratos laborales, en condiciones de capitalismo salvaje. Los antes fuertes sindicatos de industrias han sido reducidos al mínimo y la contratación se hace con supuestas “cooperativas”, creadas para esconder la relación laboral y pagar al destajo y sin prestación social alguna.

Sin embargo, las “cooperativas” de cortadores de caña han comenzado a realizar huelgas desde 2003, cuando 1.600 obreros pararon el ingenio La Cabaña y más recientemente, desde mayo de 2005, cuando 2.700 cortadores del ingenio Cauca pararon labores, seguidos de otros 7 mil de Mayagüez, Manuelita y otros ingenios. El desconocimiento de la relación laboral impidió declarar la ilegalidad de las huelgas y el invento de las “cooperativas” se volvió contra sus inventores.

Pero las condiciones laborales de los trabajadores de la caña siguen siendo muy malas. Fue asesinado Edison Arturo Sánchez, dirigente de la huelga en Castilla y además, en el ingenio La Cabaña han sido desconocidos todos los acuerdos con los trabajadores y despedidos los huelguistas. Ante la imposibilidad de disciplinar la mano de obra y la necesidad de incrementar la productividad, los ingenios planifican ahora la mecanización del corte, con lo cual los supuestos efectos de la producción de etanol sobre el empleo, se invertirían.

Triste historia y triste futuro del negocio de la palma aceitera

La palma aceitera llegó a Colombia en las manos de grandes propietarios que se aprovecharon de la tierra acumulada en regiones como el Magdalena Medio, después del gran desplazamiento de campesinos que causó La Violencia de 1946 a 1958.

Las empresas de palma, la principal de las cuales era Industrial Agraria La Palma, Indupalma, de la familia Gutt, impusieron la superexplotación de los trabajadores. Los sindicatos lograron dar las primeas peleas por sus derechos y la respuesta fue la represión, la ilegalización de las huelgas y los consejos de guerra contra los dirigentes.

La derrota de los trabajadores se expresó organizativamente y la mayoría de ellos dejó los sindicatos y tuvo que conformar “cooperativas de trabajo asociado”, establecidas para desconocer el contrato laboral, aparentando un contrato entre la empresa y la cooperativa.

Las empresas de todo el mundo prefieren ahora cultivar en tierras ajenas, o mejor dicho dañar tierras ajenas, lo cual además les permite evadir impuestos prediales y establecer supuestas “alianzas estratégicas” o “asociaciones productivas” con los campesinos e indígenas que entregan la tierra, de manera que, además de darles sus tierras, les den su mano de obra sin contrato de trabajo, como supuestos “socios”.

Las empresas lograron una situación excepcional, al evadir el costo de la tierra y los impuestos, reducir sustancialmente los salarios y eliminar el pago de prestaciones sociales. Al mismo tiempo la sociedad asume el costo ambiental de la explotación de palma, mientras las empresas se llevan los beneficios.

Las transnacionales comercializadoras y consumidoras del aceite vegetal, como Unilever, decidieron convertirse en las principales beneficiarias de este negocio propiciando la plantación de palma aceitera en todo el mundo tropical: comenzaron por Malasia e Indonesia y luego han logrado que las plantaciones se extiendan a Camerún, Nigeria y otros países de África, a Centroamérica y Sudamérica, lo que condujo a una tendencia a la baja de los precios internacionales del aceite, que benefició a esas transnacionales.

Ahora, cuando el negocio de la palma venía en declive, el alza extraordinaria de los precios del petróleo le ha dado un nuevo impulso a los plantadores de la palma aceitera. Se espera multiplicar las plantaciones para producir biodiesel. El negocio se pinta como el más extraordinario de la historia y hasta se asegura que tendrá magníficos efectos ecológicos.

Sin embrago, para los países y regiones productores, los efectos pueden ser muy negativos. En primer lugar, sufrirán la destrucción de los bosques y la vegetación nativa, reduciendo la biodiversidad; en segundo lugar los suelos sufrirán apenas cada plantación de palma cumpla su ciclo productivo y se deba eliminar los troncos por métodos químicos; y si las plantaciones fueran a expandirse como se pretende, lo harían en desmedro de la seguridad y la soberanía alimentaria de las poblaciones locales, porque los agricultores dejarían de producir cultivos alimenticios para la población y en cambio se concentrarían en producir “combustibles limpios” para Estados Unidos y Europa.

La legislación a favor de la palma aceitera y otras plantaciones abunda: están exentas del impuesto a la renta según la ley 939 de 2004 y el decreto 1970 de 2005; según la ley 939, el biodiesel está exento del impuesto a las ventas y del impuesto al ACPM. El Plan Colombia y el Banco Mundial han establecido programas de fomento a la palma aceitera. Proyectos de ley actualmente en curso prevén subsidios e inversiones estatales.

Resistencia

Tres son las fuentes de resistencia contra estos proyectos:

  • La resistencia de los trabajadores, tanto los de la reducida vanguardia que con gran sacrificio y lucha han mantenido sus organizaciones sindicales, como aquellos que se han visto obligados a constituir “cooperativas” y que, como se demostró en enero de 2001 en Cesar, también pueden hacer huelgas exitosas y volver contra los empresarios la ficción de la ausencia de contrato de trabajo, pues sus huelgas no pueden ser declaradas ilegales.

  • La resistencia de indígenas, afrocolombianos y campesinos que defienden sus territorios y derechos fundamentales.

  • El movimiento ambientalista internacional, que en todo el mundo está denunciando los nefastos impactos ecológicos de la fiebre del biodiesel y la palma africana.

De la manera como sepamos unir estas tres fuentes y convertir sus propuestas en un movimiento nacional y mundial, depende que las personas, los cultivos y los bosques no sean consumidos como biodiesel y podamos tener un futuro amable para la naturaleza, los indígenas, los afrocolombianos y los trabajadores de Colombia.

1 Por “capitalismo burocrático”, de acuerdo con Héctor Mondragón, debemos comprender el capitalismo que se afianza en Colombia desde mediados del siglo XIX, caracterizado por el control directo del Estado, que por medio de sus instrumentos, favorece a la oligarquía, y muy especialmente a los sectores de la misma vinculados a la producción de caña de azúcar.

Mots-clés

agrocarburant, production agricole, conditions de travail, canne à sucre, production d’énergie


, Colombie

dossier

Agroénergie : mythes et impacts en Amérique latine

Notes

Los textos y manifiesto “Tanques llenos a costas de estómagos vacíos” fueran presentados en el Seminario “La expansión de la industria de la caña en América Latina, 26 al 28 de febrero de 2007, en Sao Paulo, Brasil.

Este dosier « Agroenergía: Mitos y impactos en America Latina » está tan disponible en inglés, portugués y francés.

Source

Caña de Azúcar, Palma Aceitera Biocombustibles y relaciones de dominación, Héctor Hernán Mondragón Báez

Acevedo Gamboa, Helmer et.al. 2005 Caracterización de un motor de combustión interna por ignición utilizando como combustible mezcla de gasolina corriente con etanol al diez (10%) en volumen (E10), Bogotá : Université nationale de Colombie, département d’Ingénierie mécanique.

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Bermúdez Escobar, Isabel Cristina 1997 La caña de azúcar en el Valle del Cauca; Credencial Historia 92: 8-11; Bogotá.

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