Los nuevos esclavos agrícolas en el pujante y moderno Brasil

En Brasil los productores agrícolas han logrado grandes avances al generar espacios de diálogo que les permitan participar en la elaboración de políticas públicas, sirviendo de modelo para muchos países de la región. Sin embargo, aún existe la esclavitud y la explotación de trabajadores de la caña de azúcar, lo que está lejos de ser un modelo a seguir.

La Agricultura Familiar es productiva y participa en más del 40% de todo el Valor Bruto de la Producción agropecuaria; responde por casi el 60% de esta estructura con base en las pequeñas comunidades y atiende a casi el 60% de la alimentación del pueblo brasilero.

Según estimaciones de la Compañía Nacional de Abastecimiento (CONAB), la cosecha de caña de azúcar de Brasil en el periodo 2006-2007 alcanzaría las 471,17 millones de toneladas (9,2% por sobre el período anterior). Según este organismo, el aumento de la producción estaría ligado con la expansión de 5,5% del área plantada y con el aumento de 3,5% de la productividad.

Luiz Vicente Facco, técnico agrícola, economista y asesor de la Confederación Nacional de trabajadores de la Agricultura CONTAG, explica el funcionamiento de la reforma agraria en Brasil y de los principales problemas que enfrenta el país más extenso de la región.

Es importante solucionar los problemas locales, ¿Qué afecta por estos días a los trabajadores brasileros?

Puntualmente hay personas que trabajan arriesgando sus vidas cortando caña de azúcar, las muertes han aumentado y la esclavitud se deja en evidencia. Las empresas no asumen su responsabilidad, y cerca de un 80% de los trabajadores no posee cartas asignadas y su remuneración se basa en la producción diaria, vale decir si no trabajan no ganan. Actualmente Brasil tiene cerca de 2 millones de personas trabajando en la caña de azúcar, esto es en toda la región de la caña que abarca Mato Grosso del sur, Minas Gerais, Sao Paulo y Goiais.

¿Cómo actúa el Estado frente a esta situación?

La intervención del Estado se realiza sólo cuando hay denuncias. El año recién pasado se desbarataron ochos haciendas en donde existía trabajo de esclavos. La única exigencia que el gobierno brasileño realiza a los terratenientes es que paguen los derechos de los trabajadores. Es por ello que se está planteando en el congreso una ley que permita expropiar estas tierras para ser utilizadas en la reforma agraria.

Según informes de la Organización de las Naciones Unidas ONU, actualmente existen veinte millones de personas en el mundo sometidas a cautiverio y situaciones laborales denigrantes, a raíz de estas cifras el pasado 2004 se proclamó como “el año internacional de Conmemoración de la Lucha contra la Esclavitud y de su Abolición », cuyo objetivo fue reconocer la esclavitud como un dato histórico importante que no debe ser olvidado por las nuevas generaciones.

¿Qué comparación se puede hacer entre los países latinoamericanos?

Países como Uruguay, Paraguay, Argentina han iniciado procesos de diálogo en la elaboración de políticas, sin embargo existen diferentes problemáticas en cada nación que requieren de un trabajo diferenciado adecuado a las necesidades locales. Por ejemplo, en Argentina no existe una política específica diferenciada para la agricultura familiar. Por su parte, en Paraguay hay iniciativas de acuerdos en cooperación con Brasil. En Uruguay, las dificultades recaen en la menor cantidad de recursos y en organizaciones más pequeñas que dificultan la implementación de los procesos. Esperamos que se pueda caracterizar qué es la agricultura familiar en cada país y a partir de ese momento y con las recomendaciones que se sacan de la REAF, Reunión Especializada de la Agricultura Familiar del MERCOSUR, crear para cada nación una política diferenciada.

¿Qué políticas económicas se debieran aplicar y como deben intervenir los gobiernos regionales?

Los gobiernos sus técnicos y ministerios deben tener la capacidad de mantener un cierto equilibrio. Por ejemplo, en Brasil, productor de etanol y de azúcar, el Estado debe intervenir para que toda la producción de caña no se destine al etanol para la exportación, porque sino el precio del azúcar va a subir demasiado, afectando a las familias más pobres. Quien consume azúcar puede provenir de los estratos más pobres, quien consume etanol es porque tiene auto, y si es así tiene mejor calidad de vida. Muchas veces se regula a favor de quien tiene más poder, los grandes grupos nacionales y transnacionales y no el pueblo que siempre esta desprotegido, ahí tiene que estar el Estado presente para crear acciones políticas para evitar este desequilibrio.

¿Cuáles son los principales logros que han alcanzado?

Dentro de los grandes logros se puede mencionar el Programa Nacional para Fortalecimiento de la Agricultura PRONAF. Dicho programa se inició con líneas de crédito, atendiendo a 47 familias llegando hoy en día a ayudar 1.3 millones de familias con una inversión que alcanza los 6 mil millones de dólares. Además de la línea de crédito logramos implementar la creación de nuevas tecnologías, asistencia técnica, comercialización, formación y capacitación, además de monitoreo de las políticas con la participación de los beneficiados que son los trabajadores, los productores, los sin tierra. A pesar de los avances en reforma agraria, no es suficiente y se debe ampliar, ajustar y avanzar aún más en políticas públicas.

El PRONAF se creó en 1995 luego de presiones y negociaciones entre los movimientos sociales, en vista de la necesidad de una política agraria diferenciada para la agricultura familiar. El objetivo del programa es financiar las actividades agropecuarias y no agropecuarias exploradas mediante el empleo directo de la fuerza de trabajo del productor rural y de su familia.

Según la Organización Internacional del Trabajo - OIT -, el 3% de las 170 empresas que constan en la lista del trabajo esclavo en Brasil son ingenios de etanol o haciendas de cultivo de caña de azúcar.

Las principales denuncias se realizan, ya que los terratenientes no ofrecen equipos adecuados a los trabajadores, ni agua para beber ni baños mientras cortan caña, expuestos a elevadas temperaturas. Esta labor es considerada un trabajo denigrante por las condiciones poco saludables en que, mayoritariamente indígenas, ejercen la actividad, además por las condiciones de alimentación, salud y alojamiento a las que son sometidos.

Luiz Vicente Facco sostiene que la tierra, el aire, el agua son tres bienes fundamentales de la humanidad, la tierra es la madre que da todo, la vida, los alimentos, es sagrada y tiene que ser cuidada. “Si no la cuidamos ahora, mañana no se podrá alimentar a nuestro hijos y menos a nuestros nietos”.