Agricultores familiares de la región se organizan para que su voz sea tomada en cuenta en el Mercosur

“Opté por estudiar leyes porque la propiedad de mi familia no es lo suficientemente grande y sustentable como para que sigamos viviendo en el campo y de la tierra. Somos tres mujeres, había que tener una profesión”.

Luciana Soumoulou es hija de productores agropecuarios y abogada, trabaja en la Federación Agraria Argentina FAA, que representa a cerca de 100.000 pequeños y medianos productores. Ha trabajado en la generación de políticas en conjunto con el gobierno y el resto de la sociedad en lo referente a los temas del agro.

¿Cuál es el trabajo que realizan en la FAA?

Básicamente, tareas de asesoramiento e iniciativas de carácter legal, hoy, estamos intentando conseguir alguna modificación en la legislación que rige el sistema de tierras en Argentina.

Toda la legislación relativa al uso o la propiedad de los recursos naturales ubicados en los territorios provinciales es competencia de cada provincia. Los Estados provinciales venden la tierra fiscal pública a compradores extraños. Luego, campesinos o comunidades aborígenes que históricamente han vivido en esas tierras y que no tienen el título de propiedad, son expulsados.

En ese caso, por ejemplo, la FAA se pone en contacto con las organizaciones sociales de esas provincias para tratar de frenar los desalojos, o propone un cambio en la legislación vigente. La idea es resguardar al ocupante de la tierra, que tiene los derechos posesorios por haber vivido allí por más de 20 años.

¿Se ha logrado algún tipo de avance en el reconocimiento de la posesión de tierras?

En Argentina no existe la propiedad comunitaria de la tierra, sólo de la tierra aborigen. Con ellos se ha logrado un avance importante, ya que en diciembre del 2006 se dictó una ley que suspende los desalojos hasta que las comunidades se inscriban en el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas y pongan en orden el tema de la personalidad jurídica. Pero eso mismo, no se ha logrado con los criollos, siendo que ellos hacen un uso comunitario de la tierra y del monte, para alimentar el ganado, o por el uso de una aguada. Pero se exige la subdivisión del territorio para darle propiedad individual a cada uno, eso significa destruir un sistema de vida, de relaciones intrínsecamente arraigado.

¿Qué instancia de participación institucionalizada tiene la FAA?

La participación en la Reunión Especializada de Agricultura Familiar del MERCOSUR, REAF, que es una concertación de organizaciones sociales y de Estados, representados, en el caso de Argentina, por la Secretaría de Agricultura y la Subsecretaría de Tierras. Dos veces al año se organiza una plenaria especializada de agricultura familiar donde se proponen medidas y se elaboran unas recomendaciones al gobierno. Aunque no tiene carácter obligatorio, ahí se han definido políticas de reforma agraria, de acceso a la tierra, de comercialización de productos, políticas de género, de jóvenes, de seguro agrícola. A nivel de MERCOSUR ha sido una de las iniciativas que más éxitos ha tenido. Durante todo el año trabajamos en grupos temáticos para la preparación de la plenaria.

¿Con respecto a la tenencia de la tierra, se han logrado avances en esta instancia?

Todas las políticas en el marco de la región están relacionadas con la comercialización de productos, no con el tema de la tierra, estamos lejos de eso. Tenemos clara la necesidad de una reforma agraria, de legislar el acceso a la tierra, de hacer un reordenamiento territorial y de limitar la concentración. Son aspectos que forman parte de nuestros lineamientos fundamentales, pero hay muchas aprensiones por parte del gobierno por miedo a una fuga de capitales.

¿Cómo es la relación con el gobierno argentino, hay alianzas o más bien posiciones encontradas?

En algunos casos hay diálogo, pero hay diferencias también, la FAA quiere que el Estado intervenga en el mercado, las organizaciones de los grandes productores quieren total liberalización. Lamentablemente hoy se está perjudicando cada vez más a los pequeños y medianos productores, incluso se ejerce la violencia para desalojarlos y entregar las tierras a quienes las hayan comprado, aún cuando allí vive gente de toda una vida.

¿Tiene la FAA la suficiente fuerza como para lograr que el gobierno los apoye por sobre los intereses de las grandes empresas?

Es relativo, una gran victoria de la FAA, en la que el Estado estuvo con las organizaciones, fue en la protección del uso propio de las semillas. Monsanto, una empresa multinacional de agricultura y biotecnología, desarrolló una semilla de soja resistente a un herbicida llamado Roundup, utilizado para matar las malezas de los cultivos. Una vez cosechada, el productor puede guardar una porción de semillas para el próximo año, Monsanto buscaba prohibir esa práctica, para forzar la compra anual de su semilla. Fue una victoria.

Pero también hay propuestas que no prosperan, como en el 2002, en que se formuló un proyecto de ley para prohibir la propiedad de la tierra en manos de extranjeros o de sociedades anónimas con participación de capitales extranjeros. La FAA presentó el proyecto y fue apoyada por muchos diputados en el Congreso Nacional, pero finalmente no se aprobó.

¿Hay puntos en común con los pescadores como para establecer una alianza?

En Argentina tenemos alianzas con otras organizaciones sociales, porque somos todos víctimas del mismo sistema, que nos ha expulsado de nuestro modo de vida. Escuchando a los pescadores te das cuenta que les pasa lo mismo a ellos con el uso de sus mares y de su territorio, les pasa lo mismo que a nuestros campesinos con el uso del monte. Si no nos unimos y no nos hacemos más fuertes en esta lucha no vamos a ser escuchados.

Creo que éste es el inicio de un camino que se podría recorrer juntos. Quizás no vamos a hablar de mercados o de comercialización que son temas más específicos, pero sí de políticas publicas aplicables al sector. Que vean a esta parte de la sociedad que produce, pero que también representa un modo de vida.

Cuando un productor tiene que vender la casa de su familia porque no pudo sostener la producción, la tierra que a su padre le costó 20 años pagar, o ver cómo le tiran abajo la casa humilde en el medio del monte, o les matan los animales que son lo único que tiene… eso es la tierra… para el que vive en ella, es la vida.