Los salmoneros chilenos están arrasando con los recursos pesqueros del sur de Chile

La X Región de los Lagos, ubicada a 1000 Km. al sur de Santiago, concentra cerca del 87% la producción chilena de salmón y trucha salmonídea, se estima que de esa zona sale el 25% de la producción mundial.

La salmonicultura ha acelerado el ritmo de la economía local, que tradicionalmente se basaba en la pesca artesanal y semi-industrial, el cultivo y extracción de moluscos, la agricultura de la papa y el turismo en los veranos.

Se estima que esta industria absorbe cerca de 24.800 empleos directos en la región, y al menos unos 12.000 adicionales considerando las industrias proveedoras. Investigadores de la CEPAL piensan que esto puede haber influido en la reducción de la pobreza en la Región de Los Lagos que pasó de 40,1% en 1990 a 24,1% el año 2000, mientras que la extrema pobreza bajó de 13,4% a un 6,8% durante el mismo período  (1).

Sin embargo, no son pocas las personas que han alertado sobre las peligrosas consecuencias medioambientales de la industria salmonera. No existe consenso con respecto a los beneficios que la industria ha traído a la X región. Hoy en día, esta industria se está expandiendo hacia el sur, en la XI región de Aysén, debido a la escasez de sitios en la X región y a la saturación de las aguas, lo que provoca crecimiento de algas y contaminación del mar.

Según Cosme Caracciolo, pescador artesanal y presidente de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile, CONAPACH, la industria salmonera es uno de los principales problemas que aquejan a la actividad de la pesca artesanal  (2).

¿Cómo afecta esta industria a la pesca artesanal en Chile?

La salmonicultura está generando problemas no sólo en Chile, sino en toda América Latina, están arrasando con los recursos pesqueros para alimentar sus salmones. Hace algunos años en Mar del Plata, Argentina, la producción de anchoita era dirigida en su totalidad al consumo humano, hoy los pescadores de allá nos cuentan que ya no tienen esa especie. En Uruguay se instaló una productora chilena de harina de anchoita, que usan para alimentar salmones, como es la misma biomasa, no llega nada a Argentina.

En Chile también hacen harina para el salmón, pero se necesitan 6 kilos de pescado natural para alimentar salmones y generar un kilo de esta carne. Además es un pescado de muy baja calidad, porque el omega 3 que contienen los peces azules (anchoa, sardina, jurel) se quema durante la fabricación de la harina, como resultado, el salmón no lo contiene. Aquí solo ha primado el criterio economicista, es una aberración. Es un absurdo por donde se le mire.

¿Cuál es el impacto de la instalación de balsas para salmonicultura?

Los residuos contaminan el fondo de donde se instalan las balsas, se estima que sólo después de 40 a 50 años puede empezar a recuperarse la diversidad de flora y fauna que existía antes de las balsas jaulas. Los salmones rompen las jaulas y, siendo carnívoros, depredan a todas las especies que encuentran a su paso. Además, los salmones son depredadores tope, o sea que no tienen un depredador natural. El lago Puyehue (lugar de puyes), por ejemplo, recibe su nombre de unos peces que allí había, hoy sólo se encuentran salmones, han consumido todas las especies nativas, lo mismo ocurre en el mar.

Por otra parte, las especies nativas que no son depredadas se han acostumbrado a comer la comida para salmón en los alrededores de las balsas, este alimento es muy alto en grasas y estas especies han comenzado a desarrollar hígado cirroso.

¿Qué consecuencias ha tenido el uso de plaguicidas por parte de los salmoneros?

Han utilizado de forma indiscriminada antibióticos, acaricidas, fungicidas y otros químicos para prevenir plagas, esto ha producido una mutación en un pequeño crustáceo que se instala bajo las escamas de los peces, el Caligus o piojo de mar. Hay estudios de laboratorio que demuestran que el Caligus ya se ha convertido en una especie superior, como si fuera otra especie, absolutamente resistente a todos los químicos que se conocen. Esto esta generando un tremendo problema, no sólo en esta industria, sino en todas las especies de la zona.

Hay un reconocimiento por parte de la industria salmonera de que la mortalidad que tienen algunos centros es de un 30%, cuando lo aceptable en acuicultura es de 3%. Ahora planean llevarse las balsas más al sur confiando en que las aguas más frías podrían hacerlo desaparecer y poder disminuir la mortalidad del salmón, pero quienes hemos pescado allí sabemos que ya hay Caligus, y que por lo tanto no es solución.

¿Qué sucederá con los trabajadores de la industria cuando se trasladen más al sur?

Este traslado va a generar mucha cesantía, y lo que es peor, el mar ya se ha perdido para los pobladores, el fondo esta destruido, no hay recursos nativos, o si hay están infectados por Caligus. Hay comunidades aisladas que han vivido cerca del mar por siglos y se les instala una balsa de cultivo, ya no pueden pescar por el efecto directo en la fauna nativa, entonces, se hacen dependientes de la industria de salmón, ahora la industria se va, pero ya ha afectado el medio, es un drama social muy profundo el que se está generando.

¿Qué acciones concretas han tomado para hacer frente a esta situación?

Lamentablemente esta industria mueve cantidades enormes de dinero, y por ende tienen el poder para silenciar a algunos dirigentes. Ha sido muy duro, pero creemos que van primar las buenas intenciones. A pesar de eso, estamos tomando medidas de carácter legal, estamos evaluando la posibilidad de presentar un recurso de protección, para exigir que se hagan responsables los salmoneros de los daños que están causando. Se han hecho algunas movilizaciones, pero la CONAPACH concentra su accionar en acciones de carácter político y legal.

¿Existen instancias reales en las que ustedes, como Confederación puedan incidir en las políticas?

Es que no hay órganos de participación real, si bien hay instancias en las que nosotros podemos participar, no son instancias de carácter resolutivo, son más bien consultivas. Hemos tenido que ganar a pulso espacios para incidir en algunas políticas, pero lamentablemente la apuesta del Estado en agricultura y pesca ha sido la producción industrial, en el caso de la agricultura el monocultivo y en el caso de la pesca la acuicultura industrial. Cuando se analizan estas dos industrias vemos que nos están excluyendo, hay inversiones que requieren de mucho dinero y esta bien si las pueden hacer los particulares, pero acá no existen normas, no hay respeto por el medio ambiente, por el futuro, por las nuevas generaciones. No se miden los impactos en las poblaciones, o en las formas de relacionarnos con nuestros recursos, sólo hay una perspectiva económica al evaluar las inversiones.