En un hecho sin precedentes y ante la mirada atenta del mundo, indígenas y cocaleros revolucionan la región andina.
09 / 2006
El proceso boliviano
En las elecciones legislativas de 1997, un dirigente aymará de la región del Chapare, Evo Morales, llega a ser el primer diputado cocalero apoyado por el Movimiento al Socialismo MAS, una concertación de movimientos sociales que reúne a campesinos, sindicatos, comerciantes y organizaciones de izquierda.
A comienzos del 2002, y luego de violentos enfrentamientos entre cocaleros y las fuerzas armadas con apoyo estadounidense, Evo Morales es expulsado del Congreso. En junio de ese mismo año es candidato a la Presidencia de la República y por menos de dos puntos es derrotado por Gonzalo Sánchez de Losada, un empresario multimillonario formado en Chicago, EEUU . En octubre del 2003, Sánchez de Losada huye en un helicóptero del Ejército a la ciudad de Santa Cruz, desde donde envía su renuncia por correo electrónico, luego, sube a un avión que lo lleva de vuelta a Estados Unidos.
Cerca de dos años después, y luego de convulsiones sociales que casi llevaron al país a la guerra civil, el 18 de diciembre del 2005, Evo Morales gana las elecciones con un 54% de la votación. Es la primera vez que un indígena accede al poder y la segunda vez que un presidente es elegido por mayoría absoluta de votos. En el mes de enero del 2006 el Movimiento al Socialismo comienza en Bolivia un proceso de transformación política y social que ha llamado la atención del mundo entero.
En el programa de Evo Morales, entre otros puntos, se incluye la nacionalización de los hidrocarburos y la realización de una Asamblea Constituyente formada por representantes de las organizaciones sociales, con el mandato expreso de redactar una Constitución del pueblo y para el pueblo.
La elección de Evo Morales, por su pasado cocalero, abre nuevas esperanzas para todo un sector de la población que vive de la producción de la hoja de coca, que reivindica el uso ancestral de la coca para fines económicos legítimos y que se ha visto seriamente afectado por una serie de políticas y prejuicios cargados de injusticia.
La Coca como eje de las sociedades andinas
El gran problema que sufren los productores de hoja de coca es la criminalización de esta actividad, considerándola una droga o confundiéndola con la cocaína. Esta consideración proviene de la Convención sobre Estupefacientes de las Naciones Unidas el año 1961, que decidió incluir a la hoja de coca en la lista de drogas peligrosas. La medida se produce en medio de una gran presión internacional, que con fines políticos y económicos, busca poner cortapisas a la industrialización de la actividad. Hoy, los países productores y las 200 mil familias que se dedican a esta práctica ancestral en Bolivia, se enfrentan a políticas represivas que permiten, por ejemplo, que el ejército violente las zonas de cultivos.
Estas políticas han estado desde siempre, apoyadas y muchas veces impuestas desde Estados Unidos, en una campaña que propicia el descrédito de los productores y de sus reivindicaciones como movimiento social, vinculándolos con el narcotráfico o el terrorismo.
Esto representa una violación al derecho consuetudinario que tienen las poblaciones indígenas al uso de la coca. Esta planta es sagrada para los pueblos andinos, se utiliza como una ofrenda que se deposita en lugares específicos y en muchas ceremonias, para recibir protección y propiciar las buenas cosechas.
Por otro lado, la coca constituye fundamentalmente un medio de cohesión social en el mundo andino. En celebraciones como nacimientos, matrimonios o funerales donde se reúne la comunidad no puede faltar la coca, sin ella es difícil imaginar la vida social de los pueblos originarios de los Andes.
Tal es la importancia de esta actividad que se convirtió en el eje aglutinador que ha permitido la toma de conciencia y organización de un gran movimiento, primero reivindicativo y, luego político, que ha llegado al gobierno y que pretende refundar el Estado con la participación de representantes de los 9 millones de bolivianos.
Despenalizar el cultivo de coca
La propuesta del movimiento político generado por los cocaleros es implantar un modelo alternativo al neoliberalismo, de corte nacionalista, con énfasis en el desarrollo indígena, la nacionalización de las riquezas mineras y el desarrollo económico del cultivo de la coca para fines diferentes al del tráfico ilegal.
Más específicamente, se propone que la Asamblea Constituyente, reconozca el uso espiritual, alimenticio y medicinal; el consumo y la producción de la hoja de coca como central en la identidad de la cultura de los pueblos andinos.
Se exige que se retire la hoja de coca de la lista de drogas elaborada por las Naciones Unidas y que se despenalice su cultivo y uso. Ello permitiría exportar e industrializar la hoja de coca y sus derivados.
Así mismo, se plantea propiciar un cambio del actual esquema propuesto desde EEUU de combate al narcotráfico. Éste centra su acción en el quemado de plantaciones de hoja de coca, dañando el ecosistema en los países productores y desentendiéndose de la demanda que se genera dentro de sus propias fronteras. Según Núñez, el tema de las drogas, que se consumen preferentemente en EEUU y Europa, debe ser atacado allí, es decir en la demanda de la droga, y no en la oferta de un producto natural como la coca que tiene múltiples usos medicinales.
A fin de llevar una propuesta unificada y concreta a la convención de Naciones Unidas del 2008, Bolivia esta planteando realizar un encuentro mundial, el 2007 en España, que reúna a las organizaciones y pueblos que han sido víctimas de las políticas antidrogas (Región Andina, Oriente y África)
En el contexto internacional, se busca que las naciones del mundo comprendan la hoja de coca en su verdadera expresión y que no se confunda con la cocaína ni se le asocie a narcotráfico ni a actividades ilícitas.
plante médicinale, consommation de drogue, commercialisation des produits agricoles et alimentaires, peuple autochtone, constitution
, Pérou, Cusco, Departamento de Cusco, Perú.
Les peuples de montagne dans le monde
Un mundo que observa y evalúa
Existen inmensos desafíos que explorar y enfrentar, demostrar hasta qué punto los movimientos indígenas tienen la capacidad de generar estabilidad política, de lograr un Estado incluyente, con la participación de todos. Si se fracasa, advierte Núñez, es posible que se afecten procesos similares más allá de nuestras fronteras, a todas las organizaciones del mundo que buscan reivindicaciones para los pueblos originarios.
Para generar estabilidad política, este movimiento se ha planteado continuar generando alianzas al interior de Bolivia para lograr transformaciones profundas en un marco democrático. Para ello, así mismo, se hace necesaria la presencia y apoyo internacional.
La nacionalización de los hidrocarburos y una Asamblea Constituyente incluyente es un anhelo de muchos países andinos, especialmente aquellos con presencia de pueblos originarios, porque han sufrido la misma represión, exclusión y abandono que hizo que Bolivia se levantara.
Esta entrevista fue realizada por ALMEDIO Consultores gracias al apoyo de la Fundación Charles Léopold Mayer durante el encuentro regional organizado por la Asociación de Poblaciones de Montañas del Mundo - APMM.
Esta ficha también es disponible en francés: Le mouvement cocalero au pouvoir en Bolivie.
Entretien
Dionisio Núñez, Productor de coca de los Yungas, dirigente sindical por 22 años, ex diputado y vicepresidente de la cámara de diputados de Bolivia. diococa@hotmail.com
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